Soria – Garray-El Bellosillo. 12 mayo 2018

 

 

Seguimos disfrutando de la primavera pero hoy con una de nuestras rutas de “andar por casa”, en las que no necesitamos coche ni ningún preparativo especial, solo ganas de salir a caminar y a observar la naturaleza,

Nuestro punto de encuentro hoy es la puerta de la cárcel y tras alguna broma al respecto iniciamos el recorrido hacia Garray por el camino tradicional y archiconocido paralelo a la carretera primero y pasando por la pasarela de madera para atravesarla después.

Un sendero de tierra pasando por las perreras va dirigiendo nuestros pasos hacia el vecino pueblo, rodeados del gran verdor de los campos salpicados por aliagas y otras plantas que nos ofrecen su gala primaveral; a nuestra derecha el Duero lo tenemos muy próximo y podemos escuchar el sonido del agua. El cielo está semicubierto de oscuras nubes que amenazan lluvia pero esperamos acabar nuestro camino sin sentirla.

Las neblinas se interponen en las montañas lejanas y Vicente no puede resistirse a la tentación de fotografiarlas.

Un cartel en una zona de recreo nos muestras lo que podemos ver en la lejanía del paisaje: De derecha a izquierda divisamos el cerro Numantino, Peña Judía, Alto Real y el Castillejo, algunos de los antiguos asentamientos de campamentos Romanos que asediaron Numancia.

No tardamos en llegar al dinosaurio que anuncia Garray y aunque ya tenemos otras fotos con él, nos hacemos otra más. Este monumento es parejo a otro que existe en la salida del pueblo y se trata de un PARASAUROLOPHUS cuyo autor es el cántabro Ramón Ruiz LLoreda.

Los sauces de la pradera acondicionada para el baño al lado de los ríos Duero y Tera ya empiezan a desparramar sus colgantes ramas y en el agua hay algún pescador madrugador al que saludamos desde el puente.

El almuerzo hoy es antes de lo habitual porque no podemos desperdiciar la oportunidad de tomarlo en el Goyo. Después de torreznillos y tortilla y de un delicioso ratito de conversación alrededor de la mesa, reanudamos nuestro camino para lo que atravesamos nuevamente el puente de Garray, construido en el siglo XVI para virar a la derecha y seguir a la contra el cauce del Duero que baja bien caudaloso.

Caminamos primero por un camino asfaltado y más tarde por senderos cómodos y flanqueados por esplendorosos campos verdes. La cámara de Vicente va captando cada pequeño detalle que se encuentra en su trayectoria: calaveras, perros, gatos, una cigüeña en la lejanía de un prado y hasta un minúsculo caracol que atravesaba el camino es recogido por su objetivo.

Giramos en el sendero hacia la izquierda para acercarnos a la base del Bellosillo y desde los depósitos de agua tenemos que saltar las vallas que todavía cierran este lugar al público.

El ascenso no es muy costoso y merece la pena porque siguiendo las indicaciones de los carteles y el recorrido marcado por las flechas vamos dando vuelta a la cima, oteando en la lejanía toda la serranía Soriana: Picos de Urbión. Cerro del Castillejo, Pico Cebollera, Sierra Carcaña, Sierra de Inodejo, Altos del Zorraquin, Sierra de Cabreras, Pico Frentes, Cerro de San Juan, Sierra del Almuerzo, Sierra del Madero. Monte de las animas, Moncayo…Es decir que indiscutiblemente ha sido un gran acierto sellar el antiguo vertedero y convertirlo en este lugar tan agradable para contemplar estos escenarios, solo falta que crezca la vegetación porque está un poco “pelao”

Una foto en el punto geodésico antes de iniciar la bajada y alguna compañera busca y encuentra recuerdos antiguos dejados por aquí en otras ocasiones.

Bajamos la loma para llegar justo al Cementerio de Las Casas y en su puerta nos espera una asombrosa sorpresa de la que no fuimos capaces de adivinar su significado. Un pequeño mantón rojo a modo de mantel con diferentes platos de comida que parece que nadie ha tocado, pero si vasos, unos vacíos y otros llenos todavía, botellas, cigarros y puros apagados sobre la comida, un abanico abierto y monedas de euros incrustadas entre lo alimentos. No supimos qué pensar sobre este hallazgo, nos pareció algo relacionado con una cultura diferente.

Atravesamos la carretera de forma rápida porque el lugar por el que lo hacemos no es muy seguro precisamente, para alcanzar el camino por el que hicimos la ida y volver a la parte alta de Soria.

Contentos porque la lluvia nos ha respetado y porque hemos gozado caminando y conversando en una sencilla, cercana y grata ruta entre amigos.

 

Emi

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