25/11/2023 Salinas de Medinaceli – Arbujuelo – La Lomeda.

 

 

La ruta de este 25 de noviembre es por el sureste de la provincia de Soria, llegamos sobre las nueve de la mañana a Salinas de Medinaceli, es una bonita localidad, con las casas cuidadas y una buena fuente; no visitamos el pueblo, pero su forma alargada nos permite ir conociendo parte del mismo durante un buen trecho, en sus inmediaciones no falta arbolado y una variada vegetación.

Para preservarla se ha creado una pequeña reserva de microflora, las plantas están perfectamente adaptadas a este tipo de suelo salino, como la salicornia y la cerraja de agua o dos especies únicas en Castilla y León, Glaux maritina y Scorzonera parviflora salada.

Dicha vegetación se debe, aunque el mar esté muy lejos de este paramo, a la existencia de salinas, en este caso el topónimo de la localidad está muy claro. La zona contaba con una gran laguna de agua salada, toda una fuente de riqueza, puesto que la sal era moneda de cambio, recordemos que incluso el término salario deriva de sal, cuyo uso era indispensable para conservaba alimentos o aportar nutrientes a la pobre dieta de hombres y animales.

Los romanos construyeron las primeras albercas y en época medieval era una próspera explotación de sal denominada Minas del Rey, motor económico de la comarca, en cuyo entorno se formó el pueblo de Salinas para sus trabajadores.

También, no sin conflictos, diversos estamentos de la sociedad civil y religiosa detentaron los derechos de explotación minera. En 1874 las salinas fueron adquiridas por particulares, explotándose hasta 1994.

Salimos por el Camino del Pradejón que va en paralelo al arroyo del mismo nombre, tendremos que cruzarlo más adelante sobre un paso de cemento. Mientras, caminamos entre campos de cultivo en cuya tierra la escarcha se va diluyendo bajo los rayos de sol que avanzan con la mañana, cuando llevamos poco más de tres kilómetros cruzamos la carretera y seguimos su trazado, admirando las formaciones rocosas que se alzan rompiendo el paisaje con sus curiosas formas, son los Tolmos de Arbujuelo.

Antes de entrar en el pueblo se yerguen dos magníficos tolmos que parecen custodiar el sorprendente oasis que es Arbujuelo, la causa no es otra que el manantial que nace en el pueblo, cuyo curso va nutriendo originales fuentes, regatos y pequeños saltos de agua.

Nos sorprende también la presencia de un autobús londinense como elemento decorativo, entre otros y variados, de una finca donde hay un letrero que reza: Jardines de la creatividad. Cualidad que no falta en todo Arbujuelo.

Muy cerca, el agua forma un pequeño estanque en cuya orilla se han aprovechado las raíces de un árbol para formar una pareja de cisnes, espacio que se puede disfrutar sentado cómodamente en dos sillas que han puesto y allí, en tan curioso lugar, decidimos hacer la foto de grupo.

Vayamos ahora con el topónimo Arbujuelo, semánticamente parece derivar de arbolillo o penacho de hojas. Es un término antiquísimo y muy soriano, Arbujuelo, argujuelo o arguijuelo que de las tres maneras se dice y es como se denomina a los ramos que, en tantos de nuestros pueblos, se llevan en procesión adornados de frutas, roscos o cintas de colores, así como los ramajes que se elevan en los cestaños de la Móndidas.

Salimos por detrás de los tolmos gemelos, al principio vamos monte a través y después por pista, cuando llevamos cerca de seis kilómetros recorridos nos detenemos en un cruce de caminos. Allí nos dividimos en dos grupos, uno regresará a Salinas, con Ángel como sherpa y otro grupo, más numeroso, con José Antonio como sherpa, que irá al despoblado de la Lomera antes de volver a Salinas de Medinaceli.

El paisaje va cambiando, desapareciendo los cultivos y apareciendo arbustos, carrascas, roquedos y algunas majadas, que a veces aprovechaban las oquedades que forma la erosión en las paredes rocosas. Nosotros también aprovechamos las piedras del corral de una de estas tainas para sentarnos y almorzar, y en ello estábamos cuando los forestales que pasaban por el camino detuvieron el coche y salieron para saludar.

Este espacio natural es el hábitat de numerosas especies, entre las aves, además de alguna águila, podemos ver a la alondra Dupont o Ricotí, especie en peligro de extinción o a la más común Collalba.

El Valle del Arbujuelo es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Páramo de Layna” y Zona de Especial Conservación (ZEC) del mismo nombre, ambas componen la Red Natura 2000.

Se suceden los roquedos, las tainas y las carrascas, no pasa mucho tiempo antes de divisar sobre un cerro el despoblado de la Lomeda.

El contorno de las tierras pertenecientes a la Lomeda está vallado e intentar atrochar para llegar significa hacer kilómetros de más buscando una entrada. Ya advertidos por Ángel, seguimos el camino trazado y atravesamos, creo recordar, un par de puertas antes de alcanzar el alto de la loma donde se asienta este despoblado con categoría de granja de Velilla de Medinaceli.

Encontramos una explanada muy amplia y en cuesta, contorneada de forma rectangular por hileras de edificaciones formadas por viviendas, horno, el transformador de la luz, etc., hemos accedido por el ángulo abierto entre el lado derecho y el inferior, donde estaban la escuela, casa del maestro y el Ayuntamiento, en el lado frontal se levanta, anexa a otras casas, la iglesia con advocación a la Asunción de Nuestra Señora con su granero trasero.

Podemos hacernos una idea con esta imagen panorámica ha creado Google.

 

El caserío es heredad del marquesado de Lapilla y sus habitantes tenían un contrato vitalicio, teniendo que pagar mensualmente por la vivienda y las tierras arrendadas. Podían vivir nueve familias, pero sólo un hijo se quedaba al cuidado de sus padres, con las tierras arrendadas y con la casa, viviendo en torno a la gran plaza donde los trabajadores y sus hijos hacían vida social junto a unos hermosos olmos y un frontón. En 1927 eran 66 adultos y 11 niños.

La luz llegó a algunas de las casas del pueblo, pero no el agua, circunstancia que, sin duda, propició el hecho de que no hubiera relevo a las familias que marchaban y en 1960 dejaron la Lomeda los últimos quiñoneros.

Actualmente es un complejo grande y desolado, con una desproporcionada plaza vacía, casas desvencijadas con puertas arrancadas y ventanas sin cristales y sin quicio, paredes pintarrajeadas y suelos crecidos por capas de estiércol, puesto que son utilizadas como parideras del ganado.

Es también un anacronismo por ser uno de los pocos pueblos que aún pertenecen a la nobleza. Ahora, la tercera generación de propietarios tiene la opción de vender el coto. Por si lo quieres comprar 😉 está valorado en tres millones de euros y cuenta con 482 hectáreas, 120 de ellas de labor.

Dejamos atrás el despoblado y entramos en una vaguada con fincas de cereal, un arroyo y sus árboles de ribera, posiblemente desde donde acarrearían agua.

Poco después el paisaje vuelve a cambiar notablemente, iremos monte a través o subiendo y bajando por estrechísimas veredas pedregosas, salvando matorrales y zarzas, pero nutriéndonos también del aroma del tomillo y del sol que luce radiante.

Hacemos un alto en la ermita de San Miguel en proceso de restauración, detrás del edificio hay una agradable explanada con bancos y una fuente.

Nuestro último hito es la Peñizuela, ubicada sobre Salinas de Medinaceli y con vistas sobre el valle del Arbujuelo. Desde San Miguel tomamos un camino que nos lleva hasta este característico pañasco, en cuya cima hay una cruz de madera, pasando a la otra vertiente nos encontramos ya de cara a Salinas.

El descenso es un espléndido mirador frente el cerro coronado por la antigua Medinaceli, destacando su arco romano y la torre de la iglesia; abajo se divisan el pueblo y las salinas que también dan nombre al río Jalón o Xalón en castellano antiguo, que significa salado y podemos ver al final de las colmadas albercas abriendo, desde la antigüedad, una importante vía de comunicación.

No podemos dejar de indicar que estamos en el Camino del Cid. El Cantar insiste en el recorrido que hacían los viajeros, atravesando Campo Taranz (el Páramo de Layna) y el valle de Arbuxuelo. También menciona que en el viaje de La Afrenta de Corpes, la comitiva acampa en un lugar llamado La Ansarera, paraje situado a la izquierda del Jalón, posiblemente donde hoy se encuentra Salinas de Medinaceli.

Ya en Salinas, nos reunimos con nuestros compañeros que también han ido por la ermita de San Miguel y la Peñizuela. Tras unos momentos de conversación vamos a los coches para dirigirnos a Medinaceli, para tomar el tentempié con el que solemos finalizar las rutas.

Ana María Abajo.  25/11/2023

3 Comments so far:

  1. Muy interesante todo tu relato, no solo nos describes la ruta si no que nos enseñas un montón de detalles interesantes. Gracias, como siempre, me ha encantado leerte.

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Posted by: soriapasoapaso on