Bienvenida al invierno desde Castilfrío de la Sierra.
Hoy estrenamos invierno y los cubre cuellos fosforitos y calentitos que nos regaló Félix ya que la previsión meteorológica que comparte nuestro guía a primera hora de la mañana es de una temperatura entre 1 y 4º con anuncio de probables, ligeras precipitaciones, pero nuestra meteoróloga particular que es Almudena vaticina nieve sobre las 11h.
Volvemos a la localidad de Castilfrío de la Sierra con la intención de recorrer nuevamente su territorio haciendo lo que más nos gusta los sábados por la mañana que es la actividad senderista y para ello a las 9h ya nos estamos preparando todos junto a nuestros coches aparcados bajo el muro del “Centro de interpretación castros y pelendones” para iniciar ruta.
Recorremos las calles en las que hay caserones de piedra ,algunos blasonados, hasta salir a la intemperie abandonando el cobijo que nos ofrecen las construcciones del pueblo y siguiendo un camino por el que vamos ampliando perspectiva sobre la zona: el campo y la vegetación están apagándose pero el cielo lo tenemos muy agitado y vistoso ofreciéndonos grandes contrastes de luz y color porque el vendaval se encarga de ello; vemos nubes altas y nubes bajas que se mezclan con nieblas que van de aquí para allá, no se sabe si las nieblas suben o las nubes bajan o viceversa. Como detalle interesante en este inicio de ruta tropezamos con un pequeño chozo característico de esta zona ganadera que fue guarida de pastores. Damos los buenos días a un par de personas que van en su coche y
que nos advierten de que dejemos las cancelas cerradas al pasar por ellas, lo que no nos imaginábamos en este momento era lo que íbamos a echar de menos estas porteras de abrir y cerrar. Al poco abrimos y cerramos la primera cancela que se planta en nuestro camino para llegar a un lugar en el que hay una destartalada edificación muy curiosa de la que no conseguimos averiguar su función, en la finca hay todo tipo de cosas y objetos, incluidos maniquíes por lo que es inevitable que aparezcan las ocurrentes bromas y nos echemos unas risas. Hasta aquí llega el camino visible que llevábamos, ahora nos metemos en un robledal tras el cual tenemos una bonita montaña por subir, no sin antes saltar la primera pared de piedra con su alambrada, ya que no encontramos cancela que abrir y cerrar
Subimos la montaña bordeando una pared de piedra que es la valla de la dehesa y cuando más ascendemos más podemos disfrutar del contraste de sol, niebla y nubes de diferentes tonalidades, ahora la bruma se mueve y expande bajo nosotros y también nos topamos con un precioso acebo. En el alto de la montaña se aloja el castro del que no encontramos cancela por la que entrar en el recinto tampoco, por lo que saltamos el muro de piedra que rodea el perímetro de la cumbre para entrar en este lugar céltico. El castro de” El Castillejo” es considerado uno de los mejores ejemplos de asentamiento celtíbero, data de la edad de hierro (S VI y V antes de Cristo) y esta” sierra del Alba “fue escogida como lugar estratégico por los antepasados celtíberos para establecerse y poder resguardarse del enemigo con murallas de piedra allí donde el terreno dejaba más asequible el lugar. En la cumbre el frío arrecia bastante y empieza a haber restos de nieve. Tampoco encontramos puerta de salida del castro por lo que tenemos que saltar de nuevo por piedras resbaladizas con una fina capa de hielo y por otro par de alambradas para continuar camino hacia el parque eólico que se vemos en la sierra frente a nosotros.
Ya es el último esfuerzo de subida hacia el filo de “la sierra La calva “desde donde podemos ver la zona de Oncala con sus pueblos intercalados entre rapadas y hoy blanquecinas cumbres y con el espectáculo de nubes y brumas moviéndose a buen ritmo que continúa entre montañas nevadas y molinos ululando al ritmo de sus enormes aspas. Si miramos hacia el sureste vemos unos nubarrones negros que caen a plomo sobre la tierra verdaderamente amenazantes. La Calva (1557m) tiene un ligero manto de nieve y para llegar a su cumbre hemos tenido que saltar otra alambrada también sin cancela alguna. El aire frío se redobla en las alturas, pero aun así pasamos un rato estupendo contemplando el paisaje desde la sierra. Bajamos por camino de tierra desde el que vemos Estepa de S. Juan al fondo del valle, caminamos raudo huyendo de los negros nubarrones y tras pasar otra cancela de alambrada andamos campo a través cuando son las 11h y esas nubes feas comienzan a escupir algo de nieve como bien había predicho Almudena .El final del apresurado descenso es” la majada de la sierra” donde tomamos nuestros bocatas apoyados y guarecidos en la pared del recinto ganadero y aunque habitualmente empleamos un tiempo muy reconfortante en esta actividad de almorzar, hoy no tenemos ni aposento ni circunstancias favorecedoras asique nos dura comer el bocata un santiamén y seguimos camino.
Acometemos la última parte de la bajada de la colina, volvemos la vista hacia atrás viendo como las nubes se van pegando en el alto de la calva y sintiéndonos contentos de haber bajado a tiempo; saltamos la última alambrada, también sin puerta, para seguir camino pasando junto a otro gran acebo solitario y pletórico de bolas rojas y viendo también tres jabalíes, uno grande y dos pequeños que salen de una vaguada del terreno y huyen colina arriba.
Acabamos ruta recorriendo un tramo de asfalto como ya se había avisado y aunque es una carretera poco transitada todos cumplimos las normas de seguridad y nos conjuntamos con los chalecos amarillos también. A la vuelta no nos entretenemos mucho en el pueblo porque ya tuvimos la ocasión de recorrerlo con detalle con nuestros anfitriones Nacho y Angelines.
En Fades tomamos la cervecita fin de ruta y hoy la mitad del grupo se lleva la comida ya preparada a casa porque la compran en el bar a buen precio y con un aspecto estupendo.
La novedad y la alegría de esta ruta es que ya tenemos el invierno encima, bienvenido sea y vamos a disfrutarlo.
Emi
¡Buen relato Emi! Unas descripciones preciosas.