MANANTIALES Y CORRALES DE VILLACIERVOS – 13 /12/2025

Amanece este sábado con neblina y a través de la misma me parece ver a una única persona esperando en el Centro Gaya Nuño y efectivamente allí sólo está Yolanda, nos sorprende que no llegue nadie más, hasta que miramos en la web y resulta que la hora de salida era a las 8,30 y en diciembre lo mejor que se puede hacer a esas horas es ir a tomar un café, consiguiendo de esta manera ser las primeras y las últimas en llegar a la quedada semanal.

Villaciervos está a sólo 14 km, de manera que llegamos pronto al punto de salida, estacionando como siempre frente al restaurante, en la amplia plaza donde destaca esplendida la Torre del Reloj, construida en 1884 para avisar a los ganaderos y labradores que trabajaban alejados del pueblo.

Partimos por la izquierda de la plaza para tomar la pista agropecuaria, el camino es cómodo y permite contemplar los campos de cereal con sus marrones invernales que en algunos puntos comienzan a reverdecer.

Hemos visto estos campos, excepto en verano, creo que en todas las estaciones, ya que hemos realizado varias rutas por esta zona, en más de una ocasión hasta la cueva del Monte, pero hoy no llegaremos hasta allí, veremos los manantiales y los corrales o majadas que hay en el entorno.

Aproximadamente a dos km de Villaciervos dejamos la pista y enseguida nos encontramos ante la Fuente de los Pozos, un paraje precioso con dos pozas que surgen del terreno Kárstico, entre ambas discurre un regatillo de agua que cruzamos para continuar nuestro camino.

Estamos en pleno monte, al sur de la Sierra de Cabrejas, de  manera que la protagonista arbórea vuelve a ser la sabina o enebro, que de las dos maneras se conoce a este árbol en Soria, aunque tienen importantes diferencias, los enebros suelen ser arbustos y la sabina es un árbol que llegar a los 20 m. pero también hay sabinas pequeñas y enebros más altos que el típico arbusto, entonces para distinguirlos basta con acercar un dedo a sus hojas porque la del enebro es de tipo aguja y pincha como tal.

Vemos los primeros corrales de nuestra ruta, también conocidos como majadas, tainas o apriscos entre otras denominaciones. Son construcciones muy comunes en nuestra tierra y en esta zona son numerosas y bastante grandes para dar cabida a una importante ganadería ovina, parte de la cual no practicaba la trashumancia y se cobijaba en los apriscos durante todo el año, una altitud de 1.100 m. permite disponer de unos pastos siempre verdes.

La mayoría se encuentran en ruinas, pero todavía podemos ver su estructura, cada majada está formada por una gran nave sostenida por tantos pilares de madera de sabina como se necesiten para alcanzar la longitud requerida y dicho esqueleto se cubre con hiladas de piedras. La techumbre también es a base de sabina y cubierta por tejas.

Si la nave es grande puede ir dividida con muretes interiores separando distintos rebaños, actualmente  casi desaparecidos, motivo por el cual se han descuidado y arruinado tantas majadas. Por supuesto, algunas quedan en pie y con un mantenimiento adecuado han resistido las inclemencias y el paso del tiempo, porque esta madera, además de abundante, es excelente para la construcción y damos fe de que también queda algún rebaño para alojarse en estas majadas, en una de las rutas anteriores nos vimos en medio de uno de estos rebaños, rodeados por sus ovejas y los ladridos de advertencia de los perros.

Nuestra ruta transcurre por un frondoso bosque, entre  sabinas centenarias y encinas envueltas en líquenes, señal de la pureza del aire, todo un privilegio. Poco más se puede pedir, en primavera el monte bajo es un festín de flores, no es el caso, pero en esta época abunda la jara y los matojos de plantas aromáticas siguen ahí, recios y regalando su aroma.

Estas sabinas forman parte del sabinar más antiguo y extenso de Europa, en cuanto al encinar podemos decir que el término municipal de Villaciervos alberga la plantación trufera más grande de Europa, con más de 600 hectáreas de encinas micorrizadas, un gran atractivo natural y económico.

A los 4 km de ruta llegamos al Manantial de Las Fuentes, otra surgencia y bonito paraje en medio del bosque, que rodeamos y contemplamos pausadamente.

Tenemos un día estupendo para caminar y vamos a un paso en que podemos disfrutar del entorno, incluido el suelo que pisamos, que dibuja las sendas abiertas por los animales y senderos que se entrecruzan. Damos el quiebro necesario para que nuestra ruta sea circular y a casi 7 km de recorrido, de nuevo, encontramos corrales, son las Majadas de las Carrasquillas que, según se aprecia en el mapa, forman un conjunto bastante numeroso de estas construcciones ganaderas, y a la entrada de una de ellas nos quedamos a almorzar, recuperamos energía para emprender la pendiente más importante de una ruta muy sencilla, son unos 100 metros de desnivel en 1 km de ascenso.

En la cumbre se encuentra la pequeña ermita de San Cristóbal, que en algunos mapas figura como San Morrón, volviéndonos locos esta advocación de la que no hay información, en el mapa actual ya figura correctamente.

Es una ermita sencilla, de mampostería y planta cuadrada, con una puerta poco acorde, pero que parece bastante segura y un ventanuco por el que se ve poca cosa, aunque en la fotografía se puede apreciar, además del Santo Titular, la estructura interior del tejado a cuatro aguas construido, como en las majadas, con un ensamblaje de sabina.

Desde este altozano se divisa una panorámica magnífica, sabinar en la ladera, el pueblo al frente, el tapiz de marrones e incipientes verdes de los labrantíos, masas arbóreas y, entre brumas, el relieve montañoso del Sistema Ibérico.

La bajada por la ladera es bastante suave y seguimos por el Camino de la Lámpara hasta que atrochamos por una pequeña y escarpada cuesta para llegar a otra pista que nos conducirá al Camino de la Vilueña y a Villaciervos, los campos de cereal vuelven a estar presentes y a medida que nos acercamos al pueblo vamos observando con más detalle la antigua parroquia de San Juan Bautista, una bonita iglesia restaurada y destinada a usos culturales.

En lugar de ir directamente a los coches damos un rodeo para ver otro humedal situado detrás del pueblo, que compone una bonita estampa con la iglesia recortándose sobre sus aguas. Ya en el núcleo poblacional encontramos una fragua con los maderos para herrar caballerías dispuestos en la calle y casas de arquitectura tradicional con sus chimeneas cónicas y hornos exteriores.

Entramos a la plaza de la cual partimos por la mañana por el lado de la nueva parroquia, construida en 1973 y que mantiene la advocación anterior, en cuya fachada se dibujan la imagen de la Virgen de la Leche de Inodejo, de gran devoción en esta Comarca y la imagen de San Cristóbal. Como decoración navideña, tres esculturas realizadas con troncos y ramas adornan esta amplia plaza, delimitada por la carretera N-122 que hemos de tomar, dando por finalizada nuestra ruta.

Ana María Abajo

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Posted by: soriapasoapaso on