Benasque otoñal. 26 y 27 de octubre de 2024.
El título de nuestra crónica de estos dos nuevos días senderistas pasopaseros es el que Ana María ha puesto a su reportaje fotográfico ya que expresa muy bien lo vivido: un par de días muy otoñales,
disfrutando del inmenso y maravilloso monumento Nacional de los Glaciares Pirenaicos nuevamente, pero esta vez más hacia el noroeste por lo que el camino en autobús ha sido algo más largo.
Partimos de Soria lloviendo, entramos en Zaragoza y paramos en nuestro ya conocido Punto de Huesca para tomar un buen desayuno, entramos en Huesca ciudad también y vemos sus huertas antes de que el autobús se incorpore a la autovía de la que se apeará para llegar a Barbastro. La carretera va transformándose en una vía de montaña, estrecha y emparedada, con múltiples túneles que atravesar y grandes cauces de agua que descienden de las cumbres que remansar en pantanos.
La lluvia sigue acompañándonos cuando ya en Benasque iniciamos ruta con todas las protecciones para no mojarnos, pero hoy tenemos un aguacero suave y esto es tener mucha suerte en alta montaña, según nos cuenta nuestro presi, asique levantamos el ánimo y los paraguas para caminar por el Valle del Estós, topándonos de entrada con una pequeña presa que remansa al furioso “Río Ésera”, que esta mañana baja con gran estruendo desde el Macizo de la Maladeta a 2500m de altitud que es donde nace.
Caminamos con lluvia, con el sonido ensordecedor del agua y con nieblas en las cumbres de las montañas cuyas laderas están ataviadas ya en tonos amarillos, ocres y rojos como preludio del invierno; el gran torrente del Ésera se cruza en nuestro camino por lo que atravesamos el primer puente que es la “Palanca de L´Aiguacari” para enseguida llegar a la cabaña de Sta. Ana con una imagen de la virgen en su fachada,
que es un refugio libre y sin guardar y desde donde la panorámica se nos va abriendo para descubrir las grandes cumbres Pirenaicas grises y altivas como la del Perdiguero. Llegamos a ” la fuente de coronas “
que nos ofrece el agua fresca pirenaica canalizada en caño de madera y desde donde nuestro sendero que sube y baja continuamente se aboveda de ramas de hayas cuyas hojas han tapizado también todo el territorio; pasamos el río varias veces por diferentes tipos de puentes y de pasarelas como “la Palanca de Batisielles” llegando a un punto en el que nos desviamos del camino para llegar al mirador de” las Gorges Galantes “
donde el agua se despeña también furiosa según la podemos oír porque apenas nadie se arriesga a bajar a verlas ya que la pendiente es muy pronunciada y sigue lloviendo; todos sabemos que las disfrutaremos en el video.
Aparecemos en el valle que aloja la Cabaña del Tormo
o del Turmo como dice la canción de los Celtas Cortos y sobre la que el 20 de abril del 90 escribieron una carta a una vieja amiga con la compartieron buenos momentos en este fantástico entorno montañero que lo tiene todo, pradera, río y montañas de media altura con el arbolado otoñal y sobre ellas las altivas cumbres desnudas y ligeramente nevadas que brillan como si estuvieran cubiertas de plata cuando sale un poco el sol.
Nosotros estamos deseando descansar y almorzar en la cabaña, pero la encontramos cerrada y tenemos que tomar nuestros bocadillos bajo el minúsculo alero de la que fue choza ganadera o bajo nuestros paraguas en medio de la pradera embarrada por lo que poco nos entretenemos en este bucólico paraje cuyo guarda forestal permanece en su todoterreno observándonos, emprendiendo la vuelta lo más rápido posible por el mismo G11porque nos hemos quedado congelados y necesitamos movernos de nuevo.
Benasque o Benás es el municipio cabecero del Valle donde nos alojamos y donde pasamos la tarde y la noche en el Hotel El Pilar que nos ofrece un buen servicio, sabrosa cena además de un fantástico picnic del que disfrutaremos en la ruta al día siguiente.
Paseamos en grupos por el municipio viendo sus tiendas especializadas en ropa y enseres de montaña y de nieve, o su Iglesia de Sta. María La Mayor,
conocemos también la Avenida del Tilo desde donde nos asomamos al gran puente medieval empedrado con un único e inmenso arco que tiene que dar paso al Ésera o nos tomamos un vino caliente o una cerveza también en el rústico y pintoresco “ Bar Rabasón”
El día siguiente amanece que ni pintado para hacer la ruta planificada, las cumbres están mas plateadas por la nieve y el sol matutino según vemos desde el bus mientras nos dirigimos hacia el puesto montañero de” La Besurta” a 1920 m de altitud y donde la guarda se echa las manos a la cabeza cuando nos ve llegar, afortunadamente nos permite bajarnos para desde aquí ponernos a caminar en busca de” El Forau de Aigualluts”.
Empezamos con subida fuerte como no podía ser menos en alta montaña llegando enseguida al” Ibón inferior de Villamuerta “donde nos detenemos un rato para observar tanto su inmediato alrededor como el horizonte a nuestra espalda con el macizo del Perdiguero nevado.
Subimos más alto siguiendo el agua que alimenta al Ibón por lo que hay que tener especial precaución ya que al agua se une algo de nieve y hielo además de pedregales, pero despacio vamos subiendo todos sin contratiempos hasta pasar un estrecho collado más hacia la derecha y coronar en el “Ibón Superior de Villamuerta “que es un lugar maravilloso rodeado de grandes cumbres nevadas entre la que resalta el Rey de Reyes que es el Aneto con sus 3404 m de altitud dentro del Macizo de la Maladeta. Rodeamos el ibón de aguas gélidas y negras
para ver la cascada que lo alimenta y que se refleja en su obscura superficie. Ahora bajamos por laderas verticales en las que empiezan a aparecer los pinos uncintas como últimos habitantes vegetales capaces de soportar las grandes alturas, pero muchos de ellos no han podido resistir a los embistes de nieves, vientos y torrentes y yacen como viejas esculturas abandonadas.
Lo primero que vemos y sentimos a lo lejos es la cascada de Aiguallut
que fluye abundante también y tras comprobar su caída pasamos a la grandísima e idílica pradera que antes fue un lago glaciar y donde confluyen las aguas que proceden de los glaciares del Aneto y de la Maladeta que hoy están desapareciendo
, lo asombroso es que a partir de aquí las aguas se precipitan por un enorme sumidero, que tiene unos 70 metros de diámetro y una profundidad de 40 metros y que fue una incógnita dónde iba el agua hasta 1931,
cuando se confirmó que éstas circulaban bajo la superficie durante 4 kilómetros y volvían a salir a la superficie en el valle de Arán, concretamente en una zona conocida en aranés como Uelhs deth Joeu (Ojos de judío), a unos 1.658 metros de altitud..
Bajamos colina abajo, nos encontramos con Segovianos y Vallisoletanos que llevan el camino contrario , extremamos precauciones en determinadas zonas empedradas y con agua y vemos caballos pastando tranquilamente sin inmutarse a nuestros paso;
dejamos a nuestra izquierda el camino que sube al refugio de la Reclunsa que es desde donde se acomete la subida al Aneto llegando rápidamente de nuevo al aparcamiento de La Besurta donde tras descansar un poco seguimos camino hacia abajo en busca de nuestro autobús que no puede subir a recogernos.
Caminamos otros cuantos km. pasando por otra laguna y por otra cabaña ganadera hasta salir a carretera abandonando la zona donde se indica el gran riego de inundación y advierte que el que pasa lo hace bajo su responsabilidad .
Ya en el autobús sacamos nuestros superbocatas de riquísima tortilla de patata con pantumaka y Jose Antonio por fín respira tranquilo al ver que el fin de semana ha resultado un gran éxito y que a todos hemos disfrutado mucho de este lugar tan extremadamente montañero.
Aún nos queda un largo y tedioso viaje hasta Soria, pero no lo contamos, nos quedamos disfrutando de nuestro bocadillo en Benasque viendo la sonrisa de nuestro presidente.
Emi
Qué bonito recordar las rutas del finde pirenaico con tu relato, que además pone muchos datos desconocidos para mí, gracias EMI
Gracias Gema