Por el reino de los Mallos. 22 02 2025
Berta, segunda esposa y viuda del Rey Pedro I de Aragón, recibió el día de sus esponsales una dote que entre otras cosas tenía un pequeño territorio en el prepirineo oscense que incluía los pueblos de Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello y Ayerbe, por esta razón dentro del gran reino de Aragón, existió el pequeño reino de los Mallos regentado por Berta entre 1097 y 1.111. Ya conocimos una parte de este reino al visitar Riglos y sus mallos. Hoy nuestro senderismo es por los mallos de Agüero, sin olvidarnos de Ayerbe.
La jornada comienza viajando en bus bajo amenaza de lluvia hasta llegar a la localidad oscense de Agüero cuya lejana imagen nos conmueve,
de hecho, las cámaras de los móviles empiezan a lanzar fotos desde las ventanillas del bus porque vemos el conjunto de casas concentradas sobre un altozano desde el que se domina un gran valle y cobijadas por el conglomerado de los mallos. Esta zona es declarada punto de interés geológico y estas formaciones rocosas tan curiosas y diferentes se caracterizan por su color rojizo y porque se van fracturando y aislado, dando lugar a la forma de cilindro alto.
Si nos ha gustado su apariencia desde lejos, el interior de Agüero nos encanta: En primer lugar, porque notamos que el pueblo está de fiesta de carnaval, animándonos una vecina a que nos quedemos a hacer talleres de máscaras y en segundo lugar porque sus casas y calles cuidadas y llenas de detalles hacen que el pasear por ellas sea muy agradable.
Nos encontramos en mitad de una calle una simpática representación de dos lugareños en burra, siendo éste el segundo lugar donde los móviles no paran de sacar fotos. Sus calles son empinadas y sus casas están hechas con piedra muy gruesa, tienen muchas ventanas verticales, sus cubiertas son inclinadas de losa, teja o pizarra todo ello para aguantar la climatología invernal.
Las plantas y flores adornan las calles y pequeños pendones cuelgan de las ventanas y balcones debido a la fiesta. Llegamos a la plaza donde se encuentra la Iglesia del Salvador cuya torre sirve de referencia desde la lejanía y done al observarla de cerca descubrimos su impresionante puerta norte románica
dentro de un pórtico, que constituye una bellísima composición con arquivoltas semicirculares labradas con diversos motivos del arte románico; además tiene un soberbio tímpano con el Pantocrátor en su centro, rodeado por las cuatro figuras de los Evangelistas: el ángel, el león, el toro y el águila.
Aunque nos dan ganas de quedarnos a disfrutar de la fiesta, seguimos a nuestra guía de hoy que es Asun. El camino sube y sube por un sendero hacia la collada Pedro, viendo la masa de rocas en su cara este.
En la collada(847m) ya podemos parar y sacar de nuevo estupendas fotos del macizo rocoso del que nos vamos a ir alejando hacia el norte.
Seguimos el sendereo que lleva a Carcavilla
que es rocoso e irregular con gran vegetación en sus flancos como el boj, enebros y aliagas además de romeros con algo de flor ya, pero no tardamos mucho a pisarlo embarrado lo que da lugar a alguna pequeña dificultad de acceso que se supera fácilmente subiendo colina arriba hasta “la punta Portolas “(1141m)
desde donde nos asomamos y distinguimos a lo lejos ya al río Gállego que acaba de descender de las grandes cumbres donde nace. Nos esforzamos en el último ascenso para llegar al punto geodésico en” Punta Común (1191m)
y en este filo de la cumbre nos acomodamos para reponer fuerzas y descansar mientras unos cuantos buitres nos sobrevuelan continuamente. En la lejanía se distinguen grandes sierras, una es la de S. Juan de la Peña, otra la de Sto. Domingo y la cordillera pirenaica esta oculta entre nubes, si nos volvemos hacia el oeste vemos a Agüero con sus mallos y al sur la hoya de Huesca donde se distingue el pantano de la Sotonera.
Bajamos por el mismo camino hacia la Collada Pedro de nuevo y seguimos por la cara norte de los mallos por una trocha en la que han acondicionado unas escaleras con peldaños de madera, dónde saludamos a un gran grupo de franceses que llevan el camino contrario.
Al final de la escalera tenemos el barranco de la Rabosera que lleva un río verdoso entre grandes moles de roca agujereada, nuestro destino ahora es la cueva Alforaz,
un impresionante socavón en la montaña que ofrece un marco en forma de corazón
si se mira desde el interior hacia afuera. Desandamos el camino por encima del barranco ya en busca del pueblo,
pero antes pasamos debajo de las grandes moles de roca en donde destaca la espectacular aguja de Peña Sola.
A lo lejos distinguimos campos de almendros en flor y las huertas del pueblo están llenas de ellos también.
La fiesta sigue en Agüero, el olor a humo y barbacoa inunda el pueblo, pero nosotros nos conformamos con nuestro segundo bocata y tras quitarnos el barro de las botas nos encaminamos hacia Ayerbe para dar fin a la jornada tomando un café y dando un pequeño paseo por sus calles. De vuelta al autobús pasamos por la plaza donde una torre exenta con reloj (1798) nos parece muy original.
La ruta de hoy ha tenido un buen desnivel (es lo que tienen los mallos) y acabamos fatigados, que no cansados. Acabándose febrero ya pensamos en que los narcisos del Talegones están en nuestra web, señal de que la primavera está próxima y llenará el paisaje de color y buenas vibraciones para los senderistas. Ya hay ganas de sol, verdor y cielos azules, de cambiar los aperos de invierno por sombreros y crema solar en nuestras mochilas y seguir fatigándonos en las rutas primaverales.
Emi