Sabinar de Calatañazor – Cañón del Barranco del Tolillo – La Fuentona – Atalaya. 29 de marzo de 2025
Amanece un día despejado y soleado, cosa que se agradece después del desapacible marzo que estamos teniendo. Nos hemos apuntado veinticinco senderistas o, siendo más precisos, montañeros, puesto que que la licencia federativa indispensable para salir a nuestras rutas es la de montaña. La mayoría nos reunimos en el lugar acostumbrado y con el resto de compañeros en el punto de encuentro e inicio situado en los aparcamientos de la Casa del Parque del Sabinar y la Fuentona en Muriel de la Fuente.
Bien pertrechados y sin necesidad de demasiadas prendas de abrigo, iniciamos una ruta que se prevé fácil, pero que nos deparará alguna que otra aventura.
Durante el primer tramo pasamos junto a tierras de labor cuyos cultivos ya reverdecen, posiblemente sean de esparceta los brotes que despuntan al albor de la primavera,
sin tardar mucho llegamos a la intersección y posteriormente a la puerta que nos dará paso a la Reserva Natural del Sabinar de Calatañazor, integrado en la propuesta de lugar de importancia comunitaria Sabinares Sierra de Cabrejas desde el 11 de julio de 2000.
La sabina albar es un árbol resinoso de hoja perenne que suele tener poca envergadura, florece en primavera y su fruto madura en otoño e invierno, para las personas es tóxico, pero un excelente alimento para el ganado siendo una de las causas por las que este sabinar ha logrado la excelencia, al ser aprovechado como dehesa se ha impedido la entrada de matorral y de otras especies forestales.
La sabina es una especie que está considerada una reliquia del Terciario y casi en dicho ámbito entramos, penetramos en un ecosistema tan antiguo como poblado, siendo el más denso de Europa y con ejemplares de una envergadura superior a la habitual en este tipo de arbolado, pudiendo llegar a los 20 metros de altura y 8 metros de diámetro troncal, los troncos también muestran su longevidad adquiriendo una forma cónica, sólo los ejemplares más viejos gozan de esta característica.
Caminar por un bosque de sabinas varias veces centenarias es todo un privilegio que se disfruta con los cinco sentidos, incluso con los ejemplares que yacen sobre la tierra,

nuestro compañero Alberto se detiene ante uno de ellos y nos obsequia con pequeños montoncitos de serrín para que percibamos el maravilloso aroma de la sabina, repelente natural para los insectos.
Algo más de tres kilómetros de recorrido por el sabinar nos lleva al Cañón del Barranco del Tolillo con impresionantes formaciones rocosas,
atravesamos un desfiladero y vamos ascendiendo hasta que nos cierra el paso la acumulación del agua caída durante estas semanas. Vemos un camino alternativo y algunos de los compañeros trepan entre las piedras que dan lugar a un pequeño salto de agua, pero tenemos que subir todos y se hace necesario el uso de la cuerda de escalada que nuestro presidente José Antonio siempre lleva en la mochila.
Vamos llegando a un pequeño espacio y también allí, entre dos paredes rocosas, se ha formado una poza rebosante de agua que algún compañero consigue bordear. Viendo que este paso no es posible para la mayoría, Chus trepa sobre el roquedal sobre el que estamos y eureka, por al otro lado podemos bajar y evitar el paso por el agua, aunque el poco espacio y las punzantes ramas a baja altura colaboran en complicar la bajada y a una compañera le abren una piquera que nos alarma, pero gracias a Dios apenas tiene importancia y tras limpiar la sangre que mana de la herida y taparla, prosigue la ruta en perfecto estado.
Por el camino habitual tampoco es posible continuar y ante nosotros se eleva un barranco con un pronunciado desnivel, de nuevo, la cuerda de escalada nos va a ayudar a salvar la pendiente. Los compañeros trepan por la escarpada ladera y enlazan la cuerda a una sabina, situándose ellos, como anteriormente hicieron, en los puntos más complicados para ayudarnos en el ascenso, que realizamos escalando la ladera de uno en uno.
Después de esta carrera de obstáculos tan corta como intensa toca descansar y almorzar sobre el Barranco del Tolillo, disfrutando del paisaje y, muy especialmente, de un eclipse solar parcial que tiene lugar en ese momento, con algunas gafas especiales que han llevado todos podemos contemplar ese fenómeno astronómico.
Emprendemos camino, encontrando una sima- cueva

y una vez alcanzada la cima un par de kilómetros llaneando y estamos en las Tainas del Alto del Mirón con preciosas vistas, verdes praderas, ladridos de perros pastores, un rebaño dentro de su taina observándonos pasar…
Un remanso de paz antes del descenso por un empinado canchal de pequeñas y resbaladizas piedras, entre las que encuentro un pequeño y desgastado un fósil marino (recordemos que la provincia de Soria estuvo ocupada por las aguas del mar de Tethys durante el Paleozoico, originando una sedimentación marina).
Concluida la ladera, enseguida aparecen las cristalinas aguas del río Abión, anunciando uno de los parajes más bellos de Soria, conocido como la Fuentona que con la cascada del mismo nombre fue declarado en 1998 Monumento Natural, constituido, además de por los elementos acuíferos, por barrancos y desfiladeros conformados en los alrededores del río, formaciones rocosas de origen calizo muy adecuadas para la permanencia de rapaces, sobre todo el buitre leonado.

Por supuesto, tiene zonas más amables y puntos de observación de distintas especies ornitológicas, a la vera del río podemos recrearnos contemplando la vegetación de ribera, chopos y sus estacionales variaciones de color, sauces y juncos. También se puede disfrutar de zonas de pinar, tanto negral como albar y en las zonas más rocosas de la reina de nuestra ruta, la sabina albar.
Continuamos itinerario siguiendo el límpido cauce, pasando junto a una presa, sobre un manadero y surgencias que aportan agua al río recién nacido hasta llegar a una intersección que señala hacia la cascada de la Fuentona.
Tenemos la suerte de hallarnos ante una doble cascada de abundante agua, que pocas veces se puede contemplar, también se conoce como Chorro Despeñalagua y es de carácter estacional, siendo muy escasos los días al año que recoge el agua suficiente para formar la cascada, drenaje natural del Chorrón de Cabrejas, punto donde el sábado pasado iniciamos y concluimos nuestra ruta, que ha aumentado notablemente su caudal finalizando su recorrido a través del subsuelo desaguando en la cascada.
Deshacemos camino hasta la intersección y tomamos rumbo hacia la Fuentona, una laguna natural de origen kárstico formada por la surgencia de uno de los manantiales subterráneos que recorren estos parajes, estas aguas profundas que emergen del subsuelo también dan lugar al nacimiento del río Abión, de corto recorrido, cuyo curso hemos venido siguiendo.
Hoy contemplamos la Fuentona desde arriba y resulta espectacular,

podemos admirar la transparencia de sus aguas, sus azules y las diferentes tonalidades de verde provocado por las algas y las plantas acuáticas que van del turquesa más claro al más intenso de la gama. A menor distancia es también espejo del cielo, de las rocas y de la vegetación que la circundan. La Fuentona es idílica y peligrosa, se la denomina Ojo del mar y su fondo formado por galerías subterráneas y sifones que apenas ha sido explorado se ha convertido en uno de los puntos de espeleobuceo más importantes de España.
Parte del grupo seguirá el cauce del río Abión hasta la Casa del Parque, itinerario que ha recibido el Premio de Accesibilidad en Espacios Protegidos 2010. Ha sido diseñado con un entramado de pasarelas y puentes de madera, cómodos senderos y bancos estratégicamente situados para disfrutar del entorno.
El resto del grupo toma un camino más agreste, con una corta pero intensa subida que nos permite llanear por la cima de la Sierra del Umbrazo, de nuevo entre sabinas, al encuentro de su vértice geodésico a 1309 metros
y la recompensa de una magnifica panorámica sobre el valle y la hoz del Abión, así como detenernos ante las ruinas de la antigua atalaya de Muriel antes de comenzar la bajada que nos conducirá, por una blanquísima pista, a la inactiva piscifactoría y al restaurante, para concluir nuestra ruta uniéndonos a nuestros compañeros en el aparcamiento de la Casa del Parque del Sabinar y la Fuentona.
Ana Maria.
Vaya aventura, hacemos honor al nuevo carnet como cuentas Ana. Que bonita estaba la fuentona y que bien nos lo transmites. Mil gracias.
Se te echó de menos Emi, habrías disfrutado con esta ruta.