Caminando hacia el cielo 27/04/24

La ruta que hemos hecho hoy es conocida como “el camino del cielo” y ciertamente todos teníamos la sensación de que podíamos llegar a él por tal empinado sendero.

La geografía que hemos recorrido es la antesala a las grandes cumbres pirenaicas, es un territorio exclusivo  de transición entre los sistemas montañosos  y el valle del Ebro, siendo los principales protagonistas de nuestro caminar “ los mallos de Riglos” que son gigantescas formaciones rocosas que se levantaron hace 65 millones de años con la orogenia  alpina  que dio lugar a los pirineos, el agua y la erosión los fueron aislando del resto de montañas  y moldeando de tal forma que están ahí, como los centinelas de las grandes cumbres que separan España y Francia.

Dejamos la iglesia de Ntra. Sra. de Mallo a nuestra derecha cogiendo el camino de la ruta para llegar a la base de una de las grandes moles a cuya vera nos sentirnos muy pequeños, podemos ver que está compuesta de un conglomerado de cantos rodados y otros sedimentos y es llamativo su color rojizo por lo que al atardecer cuando el sol las ilumina debe ser el momento propicio para admirarlas; saludamos a los escaladores que ya están atados a sus cuerdas comenzando su ascenso.

Aemet nos anuncia lluvias  y comenzamos a subir la montaña chispeando sobre nuestras cabezas, el ambiente es fresco e ideal para hacer el empeño senderista  que tenemos por delante , el camino en general es pedregoso, tortuoso  y tan estrecho que nos  obliga a caminar en fila, la pronunciada pendiente nos obliga también a descansar de vez en cuando, en la primera estación de descanso nos  volvernos a ver el paisaje descubriendo a dos motas negras en la roca que son los escaladores a los que acabamos de saludar, el aire es potente también esta mañana pero creemos que los alpinistas han escogido la zona correcta de la roca donde están protegidos.

Nos vamos empoderando a cada descanso que hacemos para ver el paisaje, porque vamos alcanzando una altura notable y frente a nosotros descubrimos un gran valle por el  que serpentea el río Gállego y el marco de nuestra estampa son dos de los  grandes mallos : el Pisón a nuestra derecha y el Firé a nuestra izquierda, el Pisón alcanza los 275 m en su espolón y se cree que esta es la máxima altura conocida en ellos, aunque se habla de los 300m en algunas publicaciones y hay que saber  que cada mallo tiene su nombre que suele estar relacionado con su fisonomía.

Un alivio nos da una pradera montañera con su refugio llamado de Roseta en la que paramos un rato y nos reagrupamos, disfrutamos del entorno, de su verdor y de la floración primaveral, la niebla está muy cerca de las cumbres y por lo tanto la vemos próxima a nosotros también y aún nos queda una parte complicada por caminar por lo que no queremos llenar el estómago para subir más livianos, reiniciando el camino al cielo. La parte positiva sigue siendo los miradores a los que nos encaramamos con ansia para contemplar el mismo paisaje de la llanura atravesada por el Gállego, pero cada vez mas cerca de las cumbres redondeadas del Pisón y del Firé. Una gran colonia de buitres habita estos grandes peñascos y de vez en cuando los podemos ver revoloteando sobre nosotros.

El colofón por fin es el “mirador de Bentuso” desde donde  ya casi miramos por encima de  los  dos mallos que nos han tutelado la subida, desde aquí puede verse la entrada del río Gállego en la llanura oscense , pueblos, praderas y bosques lejanos, hasta el Moncayo se puede distinguir desde aquí ,el aire azota con fuerza en la cumbre por lo que  después de unas buenas fotos  todos desmelenados, iniciamos el regreso sin almorzar porque vamos mal de tiempo y se avecina tormenta , solo salen de nuestras mochilas los plátanos y manzanas que nos vamos comiendo mientras descendemos por el otro lado de la montaña donde el desnivel es mas suave que  por donde hemos subido por lo que en caso de lluvia es menos peligroso y como todo está bien calculado, la lluvia se nos presenta y va arreciando según vamos descendiendo, a mitad del camino aparecen los truenos  y relámpagos por lo que apretamos el  paso y aunque intuimos algún buen mirador también en esta parte de la montaña, no nos estamos a recrearnos en él, ríos de agua circulan por las calles de Riglos, se diría que muchas de ellas están diseñadas para canalizar el agua hacia determinadas zonas del pueblo. Finalizamos ruta recibiendo una tremenda granizada y con un buen trago de nuestra bota ya en el refugio del restaurante donde se nos espera a comer.

Nos secamos y reponemos fuerzas comiendo, celebrando esta estupenda ruta  todos juntos y charlando, pero el cronómetro sigue sobre nosotros y a las cuatro estamos en el bus abandonando el reino de los mallos para dirigirnos a la gran llanura que hemos estado viendo desde las alturas y conocer un poco de historia desde uno de los puntos fundamentales y estratégicos de la comarca de la hoya de Huesca que alberga al castillo de Loarre desde donde Reyes, monjes y nobles vigilaban y controlaban una gran amplitud de territorio. Toda la comarca de la hoya de Huesca se domina desde aquí, una rica vaguada cerealista con el embalse de la Sotonera y algún otro acuífero artificial pero también hay campos con almendros y olivares, así como zonas boscosas, son 2525 km cuadrados con 40 municipios que tienen unos 120 núcleos de población y cuyo núcleo comarcal y comercial es Huesca.

Nuestro guía nos dirige por la entrada de la muralla del castillo de Loarre cuya puerta es la que se construyó para el decorado del filme” El Reino de los cielos” que fue rodado en este lugar, para mostrarnos la gran muralla que lo rodea con 11 torreones que es de hechura posterior y una torre solitaria a la que le falta su iglesia ya que dentro de este recinto amurallado se albergó el pueblo de Loarre.

Entramos al castillo por una impresionante puerta románica que pertenece al primer castillo construido en tiempos de Sancho III de Navarra, es la fortaleza románica mejor conservada de toda Europa y en esta puerta el guía destaca las columnas con capiteles que tienen unos curiosos monos entre sus decoraciones, uno tapándose la boca, otro los ojos y otro los oídos. Nos recibe una escalera cubierta por una bóveda de cañón y adornada en los laterales por una cenefa de ajedrezado jaqués que nos lleva al interior del castillo. La iglesia de S. Pedro sobre la cripta de Sta. Quiteria, muestra combinación de estilos, el austero románico con una cúpula gótica.   Durante el reinado de Sancho Ramírez se amplió el complejo con una zona que fue abadía donde habitaron los canónigos de S. Agustín, con la ayuda de las explicaciones de nuestro guía nos podemos hacer a la idea de cómo se distribuían los pisos de este lugar.

El patio de armas es el lugar donde decimos adiós a nuestro guía y donde nos muestra un aljibe con una gran capacidad, la torre de la reina que fue construida por el primer Rey y la torre del homenaje que fue la antigua torre albarrana donde la gente se dirigía y se encerraba en caso de asedio porque se podía aislar totalmente del resto del castillo. Recorremos rincones, subimos a la torre del homenaje que conserva la chimenea y la letrina y nos asomamos a “la ventana de la reina “que es un gran vano arcado desde el que se puede admirar suelo y cielo, al irnos entramos en la cripta para encontrar al perro tallado en la piedra que simboliza la guarda del castillo.

Seguimos cumpliendo con el crono y nos ponemos en marcha hacia Soria justo a tiempo para que nuestro conductor cumpla el horario establecido también, llegamos felices y con bien en nuestro autobús escolar y pensamos que tenemos que ver la próxima película que ha sido rodada entre los muros del castillo de Loarre que es” la Abadesa” de Antonio Chavarrías.

Emi

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Posted by: soriapasoapaso on