Dese el Castillo de Berlanga de Duero. 14-10-2023

 

La mañana del 14 de octubre se presenta cálida y nublada a la espera de que el otoño haga su entrada con lluvia y bajada de los termómetros. Volvemos a caminar por tierras que rodean la villa de Berlanga de Duero, recordando la última vez que lo hicimos, cuando su castillo tenía grúas en su interior y rodeamos su perímetro en nuestro paseo; en el recorrido de hoy, el interior del castillo, recién restaurado y abierto al público será el gran atractivo.

Nos alejamos de Berlanga por caminos de tierra entre vastos campos cultivados dejando a nuestras espaldas el conjunto histórico artístico que descuella sobre el pueblo como es la torre de la colegiata y el gran castillo allá arriba en el Coborrón. Los girasoles rellenan grandes extensiones de campo con sus cabezas negruzcas y agachadas, esperando a ser cosechados; aceleramos el paso cuando llegamos a una zona que huele fatal, imaginamos que habrá una granja de cerdos próxima o abono en los campos.  Un giro hacia la derecha en el camino, donde se encuentra un pequeño chozo semiderruido nos hace cambiar de paraje porque el río Talegones aparece por aquí y da frescor y verdor a la tierra de forma que caminamos entre hierva muy alta y el camino se va escarpando hasta convertirse en ladera de roca por la que caminamos un buen trecho hasta bajar a encontrarnos con el flaco cauce que está escondido entre la abundante vegetación.

Un viejo palomar de planta cuadrada salta a nuestra vista a lo lejos, así como comederos de hierro para animales y grandes terrones de sal que aparecen también de vez en cuando en la vega para uso animal. Los chopos de la vaguada junto al río ya están tomando tonos dorados.

Una mesa hecha con una rueda de molino da la pista de que por aquí hubo uno, cuyos restos son escrudiñados por Ricardo, pero los demás seguimos camino hacia arriba por una larga cuesta entre encinas que nos va a llevar a la paramera superior donde seguimos por camino bien delimitado por las carrascas y solo lo abandonamos para coger asiento en una zona de rocas y tomar nuestro tentempié rodeados de sabinas y sentados sobre calizos taburetes.

El descenso desde la meseta es corto pero escabroso y nos encontramos de nuevo en terreno con hierba muy alta, en el que no se ve muy bien donde se pone el pie, observamos que por esta zona los zarzales están muy secos, incluso los endrinos, pero el atractivo lo empezamos a ver en los enormes roquedos que circundan el lugar, estamos en una especie de gran cañón con rocas negruzcas y rojizas a tramos donde habitan muchas aves; este paraje  es el llamado “ Arroyo Pradejón” que es un río que tributa al Talegones procedente de Brias. Los pinos negrales aparecen también en la parte final de la gran vaguada antes de salir de nuevo a campo abierto y reencontrarnos con los caminos entre tierras cultivadas y donde persiste el olor nauseabundo

Varias señales por los senderos nos han marcado que caminamos por caminos del Cid y por ellos regresamos a Berlanga. La mayoría de los senderistas conocemos la villa, sus calles, la colegiata, sus puertas, la ermita del humilladero y el rollo de entrada al pueblo y la plaza del Mercado donde se aposenta la estatua de Fray Luis de Berlanga y desde donde se puede admirar el conjunto arquitectónico que compone el castillo y los restos de la fachada del  Palacio de los Señores de Berlanga. Juan de Tovar, señor de Berlanga desde 1528, fue el promotor de las obras de este palacio.

El palacio conserva una monumental y sobria fachada, sin apenas elementos decorativos, realizada en piedra de sillería y distribuida en tres plantas, con un último piso formado por una galería alta. Esta distribución era muy característica de la arquitectura palaciega y de las villas ducales del siglo XVI. Sobre el arco adintelado de la portada principal encontramos un panel con el escudo de armas de los Tovar y de los Enríquez, correspondiente a Juan de Tovar y su mujer Juana Enríquez, junto con la leyenda “SAPIENTIA AEDIFICABITUR DOMUS, ET PRUDENTIA ROBORABITUR”, respondiendo al característico programa de exaltación del linaje promotor de la obra. El piso principal albergaba las estancias más destacadas del palacio, como los salones o dormitorios. Desde este piso se podía acceder a los magníficos jardines situados a levante del palacio, distribuidos en cinco alturas, adornados con fuentes y estatuas y regados por una ingeniosa noria.

Accedemos a la única torre del palacio que queda en pie, donde actualmente se encuentra la oficina de turismo y una exposición sobre la historia del palacio y de la villa para comenzar la visita turística:

Empezamos subiendo la ladera del castillo que fue fortaleza musulmana en los siglos X y XI, en el XII ya conquistado por los castellanos se amplió con el cinturón exterior amurallado que vemos a lo lejos y que es el que mejor se conserva, pero su época de esplendor la tuvo en el S. XV cuando la familia Frías lo transformó en un castillo señorial y en el XVI se convirtió en fortaleza defensiva. Salpicados por la montaña hay otros restos de antiguas murallas y de aljibes que pertenecieron al gran jardín del palacio.

Las señales nos dirigen hacia una puerta de entrada sobre una rampa bajo la gran torre del homenaje y encontramos dos patios del antiguo castillo medieval, uno residencial y otro como patio de armas, la planta es rectangular. Recorremos la zona residencial con su profundísimo aljibe central que recogía el agua de lluvia y los restos de antiguas columnas que conformaban el patio señorial.

Un mirador sobre el gran cortado que forma el río Escalote en la mole que sustenta el castillo forma parte también del atractivo de esta zona, así como el que nos podamos meter en el cuadrilátero de una antigua torre diáfana por dentro. Desde el patio podemos subir a la torre del homenaje que tiene dos cuerpos uno rectangular y otro trapezoidal con cinco pisos, de forma que accedemos al recinto por el segundo para ir subiendo hasta llegar al alto de la torre donde se puede admirar las fantásticas vistas que rodean el castillo y por supuesto a Chus no se le escapa la silueta lejana del castillo de Gormaz que compartió hazañas y mensajes con este que hoy visitamos. Las esquinas del cuadrilátero están muy reforzadas y vemos las saeteras o arpilleras a través de las cuales se hacen fotos. Los muros laterales están coronados por parapetos almendrados. Dentro de la torre se pueden visitar pequeños habitáculos y rincones curiosos con algún mueble de la época.

Desde la esquina oeste los pasadizos y escaleras nos llevan hasta el otro extremo para subir a la torre sur y desde aquí bajar de nuevo al patio señorial desde el que pasamos a otro recinto inferior para subir a otra torre más por escaleras de madera. En general el grupo opina que ha sido muy acertada la forma en que se han conservado o reconstruido las diferentes estancias del castillo.

La última parte para recorrer y la última historia para aprender la tenemos en la parte mas externa del castillo que es la fortaleza artillera rodeando la fortaleza medieval que se construyó allá por el 1520 debido a las necesidades de defensa de los Tovar. Dos grandes cubos de piedra construidos en las esquinas frontales del castillo eran los hospedadores de la artillería. Se pueden visitar, viendo su interior abovedado y negruzco En la parte alta de las bóvedas se localiza un agujero que hace las veces de salida de humos a la vez que arroja algo de luz a su interior. Los cubos traseros no tienen bóvedas. Es curioso también ver los bolaños encontrados en las excavaciones que eran los primitivos proyectiles de piedra.

El conjunto de la montaña del Coborrón se ve completado con una Necrópolis Medieval, con 21 tumbas antropomorfas excavadas en la roca, las ruinas de la antigua iglesia románica de San Juan y los restos de acueducto de piedra y ladrillo.

La parte final de la visita turística es dentro de la torre del antiguo palacio donde se pueden ver interesantes audiovisuales, maquetas para hacerse una idea de cómo fue el palacio y sus jardines y observar restos encontrados en las excavaciones de todo tipo, trozos de columnas, de capiteles, ornamentos culinarios antiguos, todo ello denota una gran riqueza renacentista en este palacio, visitado por reyes y personajes importantes.

Doña María de Tovar tiene su busto cerca de la puerta de la que fue su residencia y según cuenta la historia desde los 19 años tuvo que luchar por mantener sus posesiones frente a su tío y también fue la responsable de que se erigieran las principales obras arquitectónicas de Berlanga como la colegiata y la reforma del castillo y el palacio.

Ya solo nos queda acercarnos a un bar Berlangués a ver que tenemos para tomar y picar y mira por donde aparecen unas estupendas raciones de huevos fritos rotos con patatas que está tomando la gente, con el hambre que se tiene en este punto de la mañana, los ojos se van detrás de las fuentes coronadas con huevos fritos y Angel hace la propuesta de quedarnos y probarlos, pero una vez que todo está planificado, se nos dice que no se puede comer por no tener suficiente para tantas personas. Ya en casa, Ana tiene que cambiar el menú de hoy y hacer huevos fritos con patatas fritas y jamón.

Emi

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Posted by: soriapasoapaso on