Hoces del rio Riaza y algo más (7 de octubre de 2023)

La primera vista que tenemos ante nosotros en cuanto cogemos los bastones para empezar la ruta de hoy es la de grandes cortados calizos iluminados por el sol en su mitad superior, la segunda vista es la de un gran viaducto que atraviesa el cañón a lo lejos y la tercera es la de gran número de buitres que revolotean a nuestro alrededor. Comenzamos bajando por una vieja carretera delimitada por pilastras dispuestas de forma regular como antiguamente se protegían los bordes de las carreteras en los puertos; en el aparcamiento del embalse de Linares del arroyo ha quedado el bus aparcado y en el descenso con las vistas descritas vamos anticipando   la belleza que ofrece el Parque Natural de las hoces del río Riaza.

Dejamos el pavimento y nos metemos entre vegetación para ir en busca del río que va a ser nuestro conductor de ruta. Lo encontramos al atravesar una pasarela de madera y no hemos recorrido mucho camino cuando lo descubrimos embalsado en un pequeño azud con nenúfares flotando y carrizos rodeando el contorno de la pequeña presa. Continuamos camino recto por el sendero de las hoces, la mañana es cálida incluso se espera calor y nos fijamos en los arbustos que flanquean este camino junto al río con moras, majuelas y escaramujos secos por completo, únicamente se salvan las endrinas de la deshidratación. El siguiente punto de interés y disfrute es el viaducto abandonado que unía con tren Madrid y Burgos y por el que Gema ha pasado cientos de veces cuando vivía en Zuzones; a los demás nos recuerda al de Soria y aquí a sus pies y admirando hacia arriba sus más de 60 m de altura, nos sentimos muy pequeños, nos parece gigantesco.

Seguimos sin abandonar el camino junto al río, pero ahora nos vemos rodeados por un bosque que convive junto a la vegetación de ribera, aparecen encinas, quejigos y sabinas y la tierra parece que estuviera sembrada de gran cantidad de setas blancas, cuya especie no sabemos identificar, pero a las que también les falta el agua porque la mayoría están arrugadas y mermadas.

Es inevitable dirigir la mirada hacia los riscos que siguen iluminados por el sol y en los que están posados gran cantidad de buitres todos en fila, al filo del peñasco, asique nos creemos lo que dicen las fuentes consultadas que es que, en este lugar, la colonia de buitre leonado es de las mayores de toda España y con ellos conviven otras especies menos fáciles de distinguir como alimoches, halcones peregrinos, águila culebrera y otras pequeñas rupícolas. Las aves son los habitantes principales de estos escarpes y están protegidas, de forma que hay épocas en las que no se puede pasar por esta zona si no se consigue un permiso especial.

Disfrutamos del frescor que nos proporciona la protección del cañón por los parajes del Soto y Majada honda a donde no pueden penetrar los rayos solares hasta llegar al corazón de la quebrada donde se encuentra una pequeña joya arquitectónica románica que es la Ermita de S. Martín del Casuar que por ahora está en la lista roja de patrimonio con peligro de extinción. Originalmente perteneció a una población llamada Covasuar, estuvo en manos de los benedictinos y fue priorato de S. Pedro de Arlanza, en algún documento figuró como granja y fue destruida por los franceses porque se creía refugio del empecinado. Su ábside de tambor con canecillos es la primera estampa que vemos al llegar, es la parte más entera del edificio, su planta es rectangular y en el extremo opuesto queda su espadaña con vanos vacíos. En estos lugares por los que hoy caminamos confluyen Soria, Burgos y Segovia.

Este lugar tan especial y con tanta historia interesante es el escogido para la actividad más básica en nuestro caminar que es reponer fuerzas y tomar el almuerzo. Descansamos al sol o a la sombra, según preferencias y necesidades y hacemos muchas fotos de este edifico, de sus huecos y vacíos, de sus arcos, de sus pequeñas saeteras y canecillos colgantes, incluso de la sombra que proyecta sobre el suelo.

El camino de vuelta es el mismo cómodo y agradable sendero, la diferencia empieza a ser que el sol calienta más. Cuando ya tenemos delante de nuestra vista la carretera de inicio de la ruta, tomamos otro camino hacia la derecha para visitar la presa del embalse de Linares que fue inaugurado en 1951 y cubrió el pueblo de Linares del Arroyo, cuyos vecinos fueron asentados en La Vid. El tiempo caluroso y la escasez de agua hacen que abunden los insectos que nos molestan bastante mientras paseamos por las instalaciones de la presa, viendo sus compuertas, su coronación y las escaleras que nos llevarían arriba, pero las encontramos cerradas al paso de la gente por lo que nos conformamos con recorrer los alrededores que son muy agradables con parques, zonas de descanso y viejas piezas que regulaban el agua antiguamente hechas grandes monumentos representativos de la actividad del pantano . Tras pasar por un gran edificio de piedra que es la zona de oficinas de la presa emprendemos la subida por la carretera de nuevo, en este momento ya aprieta el calor y según avanzamos por el asfalto grandes sombras aladas nos sobrepasan y nos dan envidia porque parece que estén volando sobre nuestras cabezas en una corriente de aire fresco que han encontrado por ahí arriba.

Comenzamos otra parte interesante de nuestra ruta dirigiéndonos en el autobús hacia otra pequeña joya de los páramos de Segovia que es el pueblo de Maderuelo.

Este lugar que pertenece a la asociación de los pueblos más bonitos de España lo vemos escalonado sobre un cerro que domina el territorio y este cerro está alzado en un meandro que se forma en la cola del pantano de Linares. Está enclavado en la zona de sedimentación que favorece la formación de una llanura aluvial en la que es muy fácil que se formen playitas para disfrutar de un buen baño en verano. Atravesamos el gran puente sobre el pantano y al estar el nivel del agua tan bajo se puede ver la parte superior del puente viejo cuyo origen no se tiene muy claro, probablemente primero fue romano y más tarde se trasformó en medieval pero lo que si es cierto es que fue el único vadeadero de piedra sobre el río en muchos Km. durante muchos años

Restos de una muralla medieval acaban en la entrada principal que nos da la bienvenida  con el Arco de la Villa que nos invita a pasear por el interior de su casco antiguo y lo primero que admiramos es la plaza de S Miguel con su parroquia hoy sin culto que consta de una nave con su espadaña y una vivienda privada adosada a ella, todo ello formó parte del conjunto defensivo del lugar pero desde esta plaza que está en alto respecto a la calle vemos también el restaurante terraza Mirador de los Templarios que es donde vamos a comer, asique aplazamos la visita histórica al pueblo para dedicarnos a otro de nuestros rituales pasopaseros que es tomar nuestra cervecita. En el bar-restaurante llama la atención las tallas en madera de todo tipo y las hay muy divertidas. Comemos todos juntos el menú programado con antelación y si miramos por la ventana tenemos frente a nosotros una vista privilegiada sobre el pantano con la pena de que está muy vacío. Un buen café es el final de la entretenida comida para que se nos pase la somnolencia post ingesta y poder echarnos a callejear por Maderuelo que fue un burgo medieval defensivo con dos largos ejes longitudinales que hoy son las calles de arriba y de abajo paralelas y entrelazadas por múltiples callejones. Por la calle de arriba llegamos a la Plaza de Sta. María que es justo la parte central del cerro con un terrorífico royo en el medio y bajo la imponente mole de la Iglesia de Sta. María del Castillo. Esta iglesia es tan grande por ser arciprestal, su fachada es mudéjar, pero en ella coexisten restos de otras construcciones anteriores; lo que más destaca en el gran edificio y nos asombra es su gran espadaña que aloja 5 campanas también de buen tamaño cuyo tañer se tiene que escuchar a grandes distancias. Data del S. XVIII.

También vemos otra antigua puerta que es la llamada del Barrio al lado de la casa-torre del antiguo hospital, es decir aquí hubo una torre de un castillo al lado de la puerta de entrada y posteriormente fue un hospital o un centro de peregrinos.

Bajo el atrio porticado de la iglesia de S. Miguel descubrimos la barbacana que apunta directamente al puente de entrada y que es un mirador privilegiado sobre la zona.

Volvemos por la calle de abajo y al salir del recinto nos fijamos bien en la puerta suroeste, por la que hemos entrado, en sus cerrojos gigantescos, su poterna y los grandes portones acorazados con blindaje del S. XV.

Acabamos nuestra ruta especial de hoy en Castillejo del Robledo que nos pilla de paso en nuestro viaje de regreso a Soria. Dos importantes puntos para visitar. El primero son los restos de su castillo templario a donde subimos en primer lugar y desde donde observamos la totalidad del pueblo desde el mirador, así como restos de su torre y de un aljibe. El segundo punto interesante lo tenemos en la ladera del promontorio del castillo y es la iglesia que también se dice que es de origen templario pero que es una muestra más del románico rural con la particularidad de que tiene una portada muy especial con restos de policromía del siglo XV, en rojos y negros y cuyas arquivoltas tienen relieves al aire que hacen calados. Tenemos la gran suerte de que Teodomiro Rampérez (vecino de la localidad) no se ha ido a la playa y nos puede mostrar el interior del templo. Nos encanta su ábside con su bóveda de horno policromada en blanco y negro, rodeando al gran arco que da marco a la entrada de la bóveda el dibujo del dragón con dos cabezas, una a cada extremo. Los muros están llenos de restos de policromía que ha desaparecido, pero Teodomiro nos muestra dibujos hechos por un alumno antes de que las pinturas desaparecieran por completo. Una talla románica preciosa es la Virgen de la manzana.

Subimos al viejo coro y de aquí a un espacio superior por donde nuestro simpático amigo nos cuenta que se ponía en comunicación el castillo y la iglesia a la vez que nos hace caer en el detalle de que la viga central del techado de la iglesia está llena de dibujillos también.

Damos las gracias y una buena propina para el templo y para nuestro guía para ya pensando en la vuelta callejear por Castillejo y conocer el resto de pueblo. Nos parece que está muy bien conservado, casas y calles reconstruidas y   vemos también edificios nuevos con una arquitectura moderna que quedan estupendos en el ambiente del pueblo como el del ayuntamiento y lo mejor de todo es que hay ambiente y animación con gente en el bar y niños por las calles.

Teodomiro nos enseña como colofón de la tarde dos museos: uno una escuela antigua en la que disfrutamos recordando nuestra época escolar con pupitres, libros y cuadernos antiguos, fotos de grandes grupos escolares, la cabeza del niño negrito donde se metía dinero para el domund….un montón de detalles que se pensaban perdidos y que traen mil recuerdos a todos. El segundo museo es sobre la iglesia y sus atuendos que también lo recorremos con interés y curiosidad.

A la salida de los museos Agnelo deja escrito un mensaje en el libro de visitas que es el remate final perfecto para nuestro relatejo de hoy porque en él nuestro compañero expresa que al pasar por aquí Soria paso a paso “admiró y valoró los museos que tiene Castillejo, verdaderos testimonios de la historia de un pueblo, una cultura y una creencia Y da la enhorabuena a sus vecinos por haber sabido conservar sus esencias históricas, culturales y religiosas.”

Emi

One Comment so far:

Por favor acceder para comentar.

Posted by: soriapasoapaso on