Puentes del Duero
La indudable conexión del ser humano con el agua, la vegetación, el bosque y su verdor; la compañía de los miembros del Paso a Paso y una excelente mañana preludio de verano, ha hecho que la cita del sábado en el incomparable marco de los pinares de Covaleda por la ribera del Duero, haya resultado un tanto idílica.
Siempre me ha llamado la atención la división de los prados que se realiza en esta zona con piedras colocadas en un curioso equilibrio, ya que no se unen con ninguna argamasa.
Llegamos a la plaza del pueblo sobre las 8,15, nos recibe un pueblo con casas solariegas en cuya construcción predomina la piedra de sillería de arenisca perfectamente delineada, plaza con templete y zona de terrazas, zona industrial maderera. Vamos un pueblo con poderío.
Comenzamos la ruta hacia el campamento en el que Luis fue director y del que nos cuenta varias anécdotas que escuchamos con interés. El pinar nos recibe con sus mejores galas tras unas semanas con lluvias, por lo que el bosque se llena con nuevos retoños que cubren de un el suelo y que Alberto nos muestra: nuevos pinos, menta poleo, manzanilla, todo tipo de hongos, nos explica los árboles y como los científicos leen las raíces pudiendo saber la vida social del bosque desde tiempos anteriores a que se tengan registros y muchas otras características del bosque que él sabe leer y se afana por contarnos.
Nuestros compañeros senderistas de la zona no han podido acompañarnos hoy, por una parte Agnelo y Ana de Covaleda y por otra la Emi de Vinuesa, villa que comparte mojonera con Covaleda y que ancestralmente se disputaron la Virgen del Pino que quedo en Vinuesa, gracias a las mujeres del municipio que con ramas de pino persiguieron a los del pueblo vecino ganándoles la batalla y acordaron que Covaleda se quedara con el monte donde apareció, quedándose los de Vinuesa con la Virgen.
Al acercarnos al campamento, la ruta marcada en el móvil nos dice que tenemos que pasar el río Duero, y ya que el cauce es escaso y el puente más cercano nos exige un rodeo pasamos el rio pisando las piedras que nos permiten no mojarnos, aunque Alberto pone nuevas piedras donde existe más dificultad, por lo que conseguimos pasar sin mojarnos, salvo Gema que ha decidido descalzarse y meter los pies en el río.
Accedemos al campamento donde podemos observar la magnífica explanada libre de pinos, que ha servido para recrear en películas y series como “Cuentame” la actividad de los campamentos de la OJE de la cercana etapa preconstitucional, donde un Flecha o un Camisa Azul tenía otras connotaciones distintas a la del color.
Para uno del Campo de Gómara, como yo, estos paisajes sin horizonte me desbordan un poco, ya que no me da tiempo a asimilar un encuadre y ya aparece otro lleno nuevas sensaciones, (agua, luz, humedad, frescor, verde, arboles, nenúfares, hongos, pájaros, etc.) y dos pasos más adelante otro nuevo cuadro, tengo la sensación de ir a un museo que tras una hora ya no soy capaz de asimilar más belleza. Nos dejamos llevar por tanto por las sensaciones del momento y esa conexión con la naturaleza. Un amigo me dice que él se siente un poco mono, y que el verde le produce paz, el bosque alimento y los arboles refugio frente a otros depredadores.
En estas llegamos a un paraje con una gran roca que Ángel llama del Almuerzo y a su sombra hacemos honor a su apellido, en este mismo lugar existe una pequeña necrópolis excavada en la roca que podemos observar y da pie a nuevas conversaciones.
En este tramo encontramos un lugareño que conoce a nuestros compañeros Ana y Agnelo, que dice llamarse Sr. Soria que amablemente nos acompaña y nos enseña la “Cueva del Peñoncito” con su cascada y con alguna dificultad de acceso pero que con empeño y pericia conseguimos sortear, Vicente sin embargo ha decidido vadear el rio aunque se haya mojado casi hasta la entrepierna.
Disfrutamos este lugar y aplaudimos la suerte de habérnoslo encontrado y su amabilidad de compartir este lugar que puede considerarse de especial belleza, lleno de fantásticas sensaciones (cascada, cueva, rio entre rocas, frondosa vegetación, frescor y humedad, agua cristalina) y la emoción de haber sorteado las dificultades que “No todos de Covaleda se han atrevido con ellas” dice el Sr. Soria.
Alberto nos explica los distintos hongos que nos vamos encontrando y hasta encuentra dos pequeños boletus que resultan estar malos, ya siguiendo ruta Gema se encuentra un inmenso “Boletus” lo que le hace sentirse inmensamente feliz y a sus compañeras cómplices de género como un sano logro del colectivo. El resto encantados de contagiarnos con las risas y alegrías.
Vamos viendo y pasando distintos puentes que conectan ambas riberas del Duero para permitir a los carreteros pasar la madera de uno a otro lado de la ribera, destacar que la actividad comercial de la zona de carreteros los vincula con la zona Vasca, donde comparten la afición a la pelota y alguna palabra.
Ya va apretando “la calor” y tras pasar por una zona de baños nos enfundamos algunos chalecos de alta visibilidad y en fila india por la izquierda nos acercamos al pueblo en cuya plaza a la sombra del “Nevada” devoramos unas frescas cervezas.
Satisfacción, risas y conversación despiden la jornada que algunos continúan en Valonsadero festejado el Lavalenguas; otros a comer y hoy siesta de pijama y orinal.
José Antonio Martínez
Junio 2017
NOTA: Esta crónica gana mucho si se observa en el link del Club de senderismo Soria Paso a Paso http://soriapasoapaso.es/?page_id=1143
Relato precioso José Antonio.
Los pinares de mi pueblo son incomparables ,tanto significan para mí, que de vez en cuando ,necesito recorrerlos para llenarme de buena energia ,aunque tambien lo hago con un poquito de nostalgia.Gracias por haberlo hecho ,y siento tanto no haberlo recorrido con vosotros ,que….otra vez será.
Relato precioso José Antonio.
Los pinares de mi pueblo son incomparables ,tanto significan para mí, que de vez en cuando ,necesito recorrerlos para llenarme de buena energia ,aunque tambien lo hago con un poquito de nostalgia.Gracias por haberlo hecho ,y siento tanto no haberlo recorrido con vosotros ,que….otra vez será.
La Emi opina que ha sido un relato muy intenso que refleja unas sensaciones que me hubiera gustado sentir. Que pena no haber podido ir a mis pinares queridos y encima me he perdido las explicaciones de Alberto. Gracias Jose Antonio.
Muchas gracias Jose Antonio Martínez. Agradezco mucho que un relato plasme tan grato momento que hemos vivido, y sobre todo la sencillez de tu estilo. Ahí quedaran tus palabras para siempre y asi no se nos olvidará nunca.Ha sido una ruta especial
Jose Antonio,como ves eres un gran escritor y admiro esa forma tan delicada de relatar nuestras vivencias.Nos vemos en la próxima, un abrazo.
Gracias a todos por hacerlo posible.
¿Qué puede decir uno de Covaleda del cronista que ha sabido captar la belleza de su tierra? Ademas de felicitarlo, desearle que siga transmitiendo sus sensaciones a quienes todavía no han disfrutado de estas gentes y estos ambientes pinariegos.
¿Qué puede decir uno de Covaleda del cronista que ha sabido captar la belleza de su tierra? Ademas de felicitarlo, desearle que siga transmitiendo sus sensaciones a quienes todavía no han disfrutado de estas gentes y estos ambientes pinariegos.
«Uno vuelve de la caminata transformado, más inclinado a disfrutar del tiempo que a someterse a la urgencia que prevalece en nuestras existencias contemporáneas»
«Caminar es a menudo un rodeo para reencontrarse con uno mismo
» DAVID LE BRETON
#felicitacionesJoseAntonio.
En primer lugar gracias JOSÉ ANTONIO.Yo no soy de letras ni de números pues a los 14 al curro
DICE LUIS que hagamos comentarios ..
.pues yo hago el mio….el sonido del agua, la madera tan blanca de los pinos, la mezcla de olores, y que no me ESCOÑE de misericordia por mirar el cielo azul de COVALEDA. Caminar en silencio para sentir los sonidos y la armonía de las pisadas , rotas en los descansos , para compartir sensaciones que a uno se le escapan y enriquecen a todos ……pues eso
DÍA INOLVIDABLE
Estupendo relato que cada vez que volvamos a releer nos devolverá esas sensaciones percibidas por los cinco sentidos:
— Vista: cada dos pasos un paisaje diferente.
— Oído: correr del agua, cantos de pájaros…
Olfato: el propio del pinar
Gusto: las viandas del almuerzo y cervezas finales.
— Tacto: de boletus, corriente de agua fresquita…
Ruta preciosa con su puntito de aventura en la cueva de la cascada.