TRILOGIA PIRENAICA 1. El circo de Gavarnie 2 de octubre de 2025

Durante nuestro viaje hacia Francia, notamos que el otoño se presenta en este país algo más tarde que en España. Desde la ventana del autobús, los campos y la vegetación del país vecino lucen aún de un intenso color verde.

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La impresión se refuerza cuando hacemos una parada en un área de descanso situada bajo la sombra de grandes robles americanos cuyas hojas caducifolias permanecen verdes y lozanas todavía. En este lugar, los servicios de carretera disponen de baños con música, lo que añade un toque peculiar a la experiencia de usar el wc. Desde aquí, también tenemos la oportunidad de contemplar la ciudad de Orthez que se encuentra al otro lado de la autovía y que nos sitúa en la región de Nueva Aquitania. Nuestro viaje continuará hasta llegar a la región de Occitania a la que pertenece Gavarnie donde nos esperan nuevos paisajes pirenaicos y nuevas experiencias senderistas con gran reto incluido.

El viaje, que en principio se preveía largo, acaba siendo mucho más extenso de lo esperado ya que diversas obras en las carreteras retrasan nuestro avance y, a medida que nos adentramos en la zona montañosa, las dificultades se multiplicaron porque el autobús tiene que sortear vías estrechas y sinuosas, lo que incrementa la tensión del trayecto. Ya en la entrada del pueblo, sufrimos un pequeño choque, pero, a pesar de este contratiempo, todo se solucionó sin mayores complicaciones gracias a la calma y la destreza de nuestro conductor, José Antonio.

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Tras aparcar el autobús, nos preparamos para iniciar rápidamente la ruta, dejando atrás el pueblo. El camino elegido para salir nos ofrece, desde el primer momento, vistas privilegiadas de un entorno natural que, a lo lejos, se muestra como un decorado idílico, como un mural pétreo del que desciende una larga cola de agua.

Después de superar la zona donde existía el riesgo de demorarnos más de la cuenta disfrutando de una cerveza, hacemos una parada para comer.

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Este momento de descanso nos permite recuperar fuerzas tras el largo viaje y una vez finalizada la comida, retomamos la marcha por un camino ancho que presenta una ligera pendiente y que se encuentra con gran cantidad de viandantes en estos momentos. Son alrededor de las 16:00 y el calor comienza a notarse con fuerza, pero enseguida el sendero nos conduce hasta un magnífico hayedo donde la sombra y el frescor resultan muy agradecidos en ese momento, facilitando el avance del grupo. Durante este tramo, el río Gave permanece siempre a nuestra derecha, acompañando nuestro recorrido con el sonido de sus aguas.

Progresivamente, el entorno se vuelve más impresionante llegando a” la Hotellerie” un hotel de montaña típico de la zona. Desde este punto, accedemos al espectacular circo   con paredes que alcanzan los 1500 m de altura desde el fondo del valle y al que Victor Hugo llamó el “Coliseo de la Naturaleza”

Desde el hotel de montaña, el camino que nos lleva hasta la base de la cascada se transforma notablemente y exige más atención y esfuerzo por parte de todos ya que la senda deja de ser regular y cómoda, dando paso a un terreno mucho más rocoso.

Aunque la cascada parece estar ya muy cerca —el murmullo del agua y su visión nos animan a avanzar—, la realidad es que la pendiente se incrementa de manera considerable a medida que nos acercamos, las piedras grandes van quedando atrás y el suelo cambia a una sucesión de cantos rodados, lo que complica el ascenso porque este tipo de superficie hace que las botas resbalen con facilidad, obligándonos a extremar las precauciones mientras subimos por la ladera, que resulta cada vez más empinada.

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El esfuerzo se intensifica en este último tramo, pero la expectativa de alcanzar la base de la cascada y disfrutar de ese espectáculo natural es un aliciente constante que impulsa al grupo a continuar. Llegamos justo donde rompe el agua contra las rocas lo que hace que sintamos su sonido, su energía y nos veamos pulverizados por ella.

El Circo de Gavarnie fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, un reconocimiento que pone en valor la singularidad y belleza de este paraje natural. Su imponente cascada de 423 metros de altura tiene su origen en el lago helado de Marboré, situado en la vertiente española de la cordillera. El agua del lago se cuela por una cueva subterránea y resurge en Francia, dando vida a la espectacular caída de agua. Los paredones rocosos ofrecen picos considerables como el Marbore de 3248 m, los tres picos de la cascada que también son tres miles y el col de la cascada con 2931 m que es desde donde cae el gran chorro, la Tour y la Casque tienen 3009 y 3006 respectivamente y si a estas cimas se añade que el circo tiene una circunferencia de 6 kilómetros, la sensación de inmensidad y grandeza que envuelve a quienes lo visitan hace inevitable sentirse diminuto ante la majestuosidad del entorno. El descenso del último tramo hay que hacerlo con mucho cuidado con el apoyo de los bastones para regresar de nuevo al camino agradable que nos lleva de vuelta a Gavarnie

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Pinos y abetos predominan en estos territorios de montaña, adaptándose perfectamente a las condiciones del entorno, pero durante nuestra caminata, además de estos árboles emblemáticos, nos llama la atención la presencia de servales de cazadores, que destacan por estar repletos de frutos rojos que aportan viveza al paisaje.

Al acercarnos a Gavarnie, un antiguo puente de piedra se convierte en un punto ideal para tomar fotografías, ofreciendo una perspectiva única del río y del entorno montañoso que lo rodea.

Gavarnie es un pintoresco pueblo de montaña situado a 1.357 metros de altitud, representativo de la arquitectura tradicional pirenaica con casas construidas en piedra y rematadas por tejados de pizarra inclinados y que cuentan con amplias ventanas y balconadas que disponen de un sistema hermético de cierre, diseñado para proteger los hogares de las intensas nevadas del invierno. Durante nuestro paseo por las calles de Gavarnie, descubrimos una gran variedad de tiendas con mucho encanto en las que se pueden encontrar desde productos típicos de la región hasta material específico para la nieve y el montañismo

Finalmente, llegamos a nuestro alojamiento, el hotel” Des Cimes”, donde nos espera una cena montañera generosa y reconfortante destacando el “garbure”, una sopa tradicional pirenaica elaborada con carne y gran variedad de verduras y legumbres, ideal para reponer energías tras la jornada.

Mañana será una jornada llena de desafíos para nuestro grupo, en la que nuestra resistencia física será puesta a prueba frente a la imponente geografía de los Pirineos, marcada por abruptas pendientes, senderos escarpados y grandiosas formaciones rocosas que también están impregnadas de historias y leyendas ancestrales porque naturaleza y la historia se entrelazan de manera inseparable.

Emi

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Posted by: soriapasoapaso on