HAYEDOS DE AJAMIL Soria, 18 Octubre 2025

 

Retornamos hoy a la comarca conocida como Cameros viejos, en la vertiente riojana que linda con la parte nororiental de nuestra provincia. No hace mucho conocimos la zona de San Román de Cameros y la rica variedad medioambiental que encierra esta poco conocida zona camerana. Hoy no nos alejamos mucho (apenas 1 Km. separa San Roman de Ajamil), pero el paisaje es completamente distinto: vamos a recorrer y admirar un extenso y espeso hayedo, que, en esta época del año, todavía conserva parte de sus hojas, y, tal vez por eso, lo hace atractivo a la vista y al entorno que configura este espacio.

 

A nuestra hora de costumbre (8,00 de la mañana) tomamos la salida algo más de 30 entusiastas andarines y enfilamos por la N-111, hasta el cruce con San Andrés, perteneciente al municipio riojano de Lumbreras de Cameros. Desde aquí nos adentramos por una sinuosa y estrecha carretera de media montaña, salpicada de numerosas curvas y cambios de relieve.  De vez en cuando, algún animal, sobre todo caballos, que pastan apaciblemente por las praderas que bordean las proximidades de esta incómoda calzada, se cruzan en nuestro camino, buscando otras zonas donde satisfacer su apetito.

 

Hemos recorrido no más de 8-10 Km. y en el horizonte cercano ya divisamos un núcleo poblacional. Desconocemos la distancia hasta nuestro objetivo. ¿Será ya Ajamil? Vana ilusión. Atravesamos el municipio de Laguna de Cameros. Tranquilo y silencioso, pasa nuestra pequeña comitiva de coches, pero nosotros no vemos un alma por las calles.

 

Continuamos. La carretera, por momentos, parece hacerse un poco más “amable” a las expectativas del conductor, pero siguen existiendo múltiples curvas y cambios de relieve que obliga a usar la considerable prudencia a quien maneja el volante.

 

Nos vamos acercando a otro municipio de la comarca. Tampoco es nuestro destino final. Estamos entrando en Cabezón de Cameros. Misma estampa que el anterior: silencio en sus calles y casas cerradas, chimeneas que no humean y algunos pocos (muy pocos) coches aparcados en las inmediaciones de la carretera.

 

Siguiendo nuestra ruta, de vez en cuando el coche-guía que conduce Jesús, oriundo de esta comarca, hace alguna parada al borde de la carretera para facilitar el reagrupamiento del resto de compañeros.

 

Creemos que nos falta poco para completar el viaje. Pero todavía un tercer municipio es testigo de nuestro paso por esta zona. Se trata de Jalón de Cameros.

 

Y ya, sí. El siguiente cambio de dirección que haremos en el próximo cruce, será para llegar hasta Ajamil de Cameros. Una pequeña y pronunciada cuesta nos introduce de lleno en una espaciosa plaza del pueblo, donde aparcamos los coches. Nos espera allí Alfonso, natural del municipio, y amigo de Jesús, quien nos llevará por la ruta trazada para mostrarnos los encantos naturales que encierra este pedazo de la tierra camerana.

 

Como en todo comienzo de ruta, no falta el ritual obligado: cambio de calzado de quienes han reservado las botas de montaña para andar, estiramiento de bastones, ajuste de pertrechos y, sobre todo, cálculo de vestimenta a llevar, según la meteorología prevista.

 

Para situarnos, hay que indicar que nos encontramos en la vertiente del río Leza, una de las nueve que conforman la comunidad riojana y que tienen como eje vertebrador el Ebro, donde desembocan las aguas de los distintos ríos que dan nombre a estas diversidades geográficas. La más cercana a nuestra provincia sería la vertiente del rio Iregua, próxima a la N-111, vía de penetración hasta la comunidad riojana.

 

Son casi las 9,30 y nos ponemos en camino para adentrarnos en las entrañas de la tierra que hoy visitamos. Al principio, por una cómoda pista forestal que enseguida abandonamos para seguir a través de una estrecha ruta cargada de historia y simbolismo común a las tierras riojanas y sorianas: se trata del viejo camino, transitado por ganado caballar y mular, que discurría entre el municipio visitado y la población soriana de Diustes. A través de este camino, enrocado, a veces, llano otras y frondoso en su mayor recorrido, se hacía el comercio entre los Cameros y las tierras altas de Soria, que tenía como punto de destino nuestra pequeña población de Diustes. Esta circunstancia, así como la proximidad de Soria con la La Rioja y otras coincidencias sociales, han hecho popular una conocida expresión soriana: “sorianos y riojanos/ primos hermanos”.

 

¿Pero dónde nos encontramos?  Hemos salido por el sur siguiendo la pista forestal mencionada, dejando a la izquierda el río Vargas. El valle se estrecha anunciando que el paisaje va a cambiar ante la proximidad de un gran bosque. Y en la pista, antes de adentrarnos por el camino viejo citado, nos encontramos con una losa que se extiende haciendo de visera y que se conoce como Cubrecaminos.

 

Y adentrándonos por la ruta estrecha, llegamos a un paraje conocido como Troncogordo, cuyo nombre viene del grosor de las hayas que dan belleza, magia, encanto y un aire de misterio, mezclado con las sombras y la luz que proyecta este hayedo, que constituye, en opinión de los muchos visitantes que por aquí transitan, el principal tesoro que esconde Ajamil y los Cameros Viejos. Exuberante y salvaje bosque de hayas, con una frondosidad, altura y grosor impresionantes. Resulta difícil que este paisaje deje impasible al visitante.

 

El paseo por este bosque de hayedos es una cura de tranquilidad, en contacto permanente con la naturaleza. La caricia del aire en la cara y el cascabeleo de las hojas son sensaciones maravillosas que merece la pena experimentarlas, disfrutarlas y recomendarlas. La prolongada sombra del lugar, producida por los árboles, parecen danzar a un tiempo con los rayos de luz que atraviesan, como pidiendo permiso a la majestuosidad de hayas centenarias, a veces también con la presencia tímida de algunos arces y en la parte más septentrional no faltan algunos ejemplares de pino silvestre.

 

Se conoce también este hayedo con el nombre de Hayedo de Santiago. Tal vez a que, según la leyenda, pudo ser una de las variantes del Camino de Santiago, lo que añade todavía más encanto y misterio a su visita.

 

Y a mitad de camino, nuestro guía, Alfonso, nos cuenta una anécdota ocurrida hace ya bastantes años. Parece ser que una avioneta, en un crudo día de invierno que cubría esas lomas con una considerable capa de nieve, se estrelló, sin saber muy bien en qué zona cayó. El caso es que salieron varias patrullas de la Guardia Civil, acompañados y reforzados por lugareños para encontrar el avión perdido en distintas direcciones, según la información de la que disponían. Lo curioso del caso es que uno de los guardias civiles no pudo seguir por la severidad del terreno y las condiciones climáticas y tuvieron que evacuarlo del lugar como buenamente pudieron hasta el pueblo más cercano para salvar su pellejo. La avioneta perdida parece que fue encontrada posteriormente en terrenos de la provincia de Soria.

 

Hemos cambiado de la austera senda del camino viejo a Diustes por una intencionada marca hecha por máquinas agrícolas, que parecen ser intentos de establecer cortafuegos entre el espeso hayedo, para continuar nuestro camino.

 

Son casi las 12,00 h. Y nuestro organismo ya pide que repongamos energías. Hemos cogido de nuevo la pista forestal flanqueando el hayedo a nuestros costados.  Jesús nos dice que en menos de 15 minutos llegaremos hasta un pequeño merendero que nos servirá de lugar idóneo para descargar las mochilas. Dicho y hecho. Unas mesas de piedras redondas, un lugar bucólico junto al arroyo Vargas y unas ganas indisimuladas por satisfacer necesidades, nos apremian a buscar entre los pertrechos de la mochila las viandas reconfortantes de todo senderista. El rato de asueto gastronómico es también motivo de conversación, intercambio de delicatesen y valoraciones de lo que la ruta nos ha ofrecido hasta el momento.

Terminado el rato del bocadillo, emprendemos la marcha por la cómoda pista que iniciamos a las 9,30 h., camino de nuestro punto de partida. Nos sentimos satisfechos del recorrido realizado. Y lo expresamos en nuestras conversaciones. Y allí, en las cercanías donde antes contemplamos la llamada piedra Cubrecaminos, nos hacemos la foto del grupo, que deja testimonio gráfico de nuestro paso por estos pagos riojanos.

 

Nos queda ya poco trecho para llegar hasta la base de la corta y empinada cuesta que nos introduce en Ajamil.

 

En un principio, estaba previsto que pudiéramos hacer el almuerzo en el restaurante del pueblo, pero parece que a última hora no fue posible porque ya estaba reservado con anterioridad por un grupo de cazadores. Así que, otra alternativa era hacerlo en una casa solariega del municipio, temporalmente deshabitada y propiedad de la familia de Alfonso, nuestro guía local. Pero a última hora la mejor elección fue ocupar el jardín adjunto al bar del pueblo, dotado con sillas y mesas, convenientemente apiladas junto a la pared del bar.

Y allí, bajo la sombra protectora de unos robustos y frondosos plátanos hicimos la llamada “comida de mochila”. Curiosa la decoración del tronco de estos árboles, realizada por las mujeres del lugar, consistente en unos pequeños mantelitos multicolores y de distintos tamaños, hechos con agujas de punto, que cubren el tronco de sus privilegiados y sanotes arboles.

 

Terminamos la ruta campestre, pero nos queda el conocimiento de la” ruta” urbana, es decir, conocer el pueblo y sus lugares de interés.

 

Y uno de esos lugares es la iglesia parroquial. Como casi todas de la comarca, está dedicada a la advocación de la Asunción de la Virgen. Aunque, junto al retablo barroco de la cuidada y reformada Iglesia, podemos admirar una excelente y no menos espectacular escultura de San Cristóbal, patrono del municipio. ¿Y qué tiene que ver su patronazgo con la localidad? Pues según nos explica el guía que nos enseña la Iglesia (desconozco su nombre y vinculación con el arte religioso), parece ser que su nombramiento como patrono de la localidad tiene alguna relación con el origen del nombre del pueblo: Ajamil, puede derivarse del àrabe Al Jamel, arriero. Y según la tradición cristiana, San Cristóbal fue conductor (arriero) que  trasladó  a Jesús de una a otra orilla del río. De ahí que   los conductores lo celebran también como su patrón el 10 de Julio. Además de esta curiosidad religioso-cultural, la Iglesia interiormente presenta un aspecto pulcro, bien conservada y restaurada, con un retablo barroco de esmerado valor artístico y alguna curiosidad del mismo en las imágenes de los cuadros inferiores. Externamente, su aspecto es de una reconstrucción con materiales de baja calidad (Alberto, así lo considera), aunque mantiene su fisonomía sólida y segura para su conservación.

Otra curiosidad vinculada a las prácticas religiosas es la llamada “procesión de las vacas”. El nombre no deja de tener un significado irónico y un tanto irreverente. Pero la historia cuenta que tiene su origen en la generosidad del sobrino de Fernando VII, que cayó por estas tierras y  donó una cantidad de dinero para la compra de esta ganado que fuera destinado a las personas con necesidades (lo que hoy llamamos ”personas vulnerables”), de tal manera que se hiciera gala  con el tiempo de tal acto generoso, como así se hace la madrugada del 15 de Agosto, festividad de la Asunción de la Virgen, donde se reza el rosario en procesión precedida por la manada de vacas que recuerdan la donación  del noble francés.

 

Terminamos ya la visita al pueblo que hoy nos ha acogido. Nos queda por ver más alta del municipio y allá que nos encaminamos para otear el cercano horizonte desde la lontananza que permite la ubicación de este enclave rural. Una empinada cuesta nos eleva hasta la cresta del núcleo poblacional. La subimos con ganas, porque sabemos que la bajada será más relajante y pondrá punto final a nuestro paso por la comarca camerana .

Regresamos a nuestro terruño. Ya sabemos el trazado de carretera que nos espera. El sol todavía nos acompaña y el buen humor reina entre los ocupantes que compartimos el coche. Nuestro agradecimiento a Alfonso, por su trato amable y sus explicaciones sobre el terreno visitado, extensivo a su amigo y paisano Jesús, por hacernos pasar un día agradable en su tierra.

 

Agnelo Yubero

 

 

One Comment so far:

  1. Es genial pasear por los hayedos y que bien lo expresas en tu crónica .Un lugar muy interesante y una jornada senderista fantástica.

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Posted by: soriapasoapaso on