TRILOGÍA PIRENAICA 3. Pont D`Espagne – Lac de Gaube. 4 de octubre 2025

Tras el sueño reparador despunta el tercer día de ruta con paisajes de ensueño que, tal y como han hecho mis compañeras Emi y Chus, paso a relatar:

 

A eso de las ocho desayunamos generosamente en el comedor del hotel para comenzar con energía nuestra última jornada en el Pirineo francés. Una hora después maletas y mochilas están en el autobús que, diestramente conducido, recorre estrechas y serpenteantes carreteras con desniveles de vértigo hasta el espacioso parking del turístico Pont d’Espagne o Puente de España.

 

Iniciamos nuestra ruta cruzando la monumental puerta del centro de visitantes, puerta también al corazón del Parque Nacional de los Pirineos, creado en 1967 en la vertiente norte de la cordillera que hace frontera con España.

Porque Pont d’Espagne, además de ser el nombre de un puente es, también, un paraje natural de los Altos Pirineos, perteneciente al municipio de Cauterets. Históricamente fue una zona muy transitada en el comercio con España y popularizada entre la alta sociedad de mediados del siglo XIX por sus paisajes y balnearios.

 

Desde 1960 fue degradándose debido a un turismo masificado y a sus vehículos, motivo por el cual a finales de los años noventa se acometió un proyecto de rehabilitación profunda. Actualmente es un área preservada e idónea para la práctica de senderismo, esquí de fondo y alpino, raquetas de nieve, trineo, etc., facilitando la movilidad mediante teleférico, telecabina y telesilla.

 

Perfilado su contexto, vayamos a lo que importa, la ruta. Tomamos un sendero que en cinco minutos nos lleva hacia las pasarelas, permitiéndonos admirar unas preciosas cascadas y el estrecho formado por el rio Marcadau. Por esta zona concurre el cruce de dos arroyos de montaña y de tres valles, por lo que es un lugar con muchos saltos de agua y arroyos.

Concluimos el recorrido subiendo hasta el puente de piedra construido en 1886 que da nombre a todo el entorno, Pont d’Espagne. Junto al mismo, e idéntica denominación, hay un hotel con servicio de bar que a la vuelta visitaremos.

 

 

Emprendemos el camino hacia el Lago de Gaube, nuestro punto de destino, el itinerario previsto ha sido acortado por necesidades logísticas. La ruta también será bastante más ligera que la del día anterior, además, al movernos a menor altitud la fisonomía de la montaña pirenaica nos ofrece una frondosa vegetación, pudiendo disfrutar de un grato arbolado formado por pinos, abetos y sauces…

 

Partimos por una senda señalizada y sembrada de piedras, transformadas en singulares escalones, para subir un trayecto de algo más de 3 km. con un desnivel de 302 m. No es un ascenso difícil, pero lo cierto es que hay que llevar cuidado por la irregularidad del terreno y la intrincada red de las raíces que va surgiendo.

La climatología, los elementos naturales y el tiempo también dibujaron raíces sinuosas surcando la superficie de algunas piedras.

Ya bien avanzado el sendero nos sorprende una placida zona de pozas y cascadas que supongo punto de descanso habitual o al menos unos jóvenes ha elegido este idílico paraje para refrescarse y tomar el sol.

 

El lago des Huats queda a un lado de la ruta practicada, nuestro destino es otro espectacular lago, de origen glaciar y situado a 1.725 metros de altitud, con una profundidad de 48 metros. A medida que nos aproximamos vemos disminuir bosque de coníferas que hemos atravesado siguiendo el sendero GR-10.

 

Por fin, el Lago de Gaube aparece ante nuestra vista inmenso y azul, espejo de las cadenas montañosas y elevados picos que lo guardan y de las grandes rocas del contorno, espacios de contemplación y disfrute.

Cuenta con una superficie de 18 hectáreas y más de 2 kilómetros de riberas y parte del grupo desea verlo en toda su extensión recorriendo al menos su orilla derecha, otros nos quedamos disfrutando de la calma de sus aguas y del magnífico panorama que dibujan los picos más emblemáticos de la zona como Vignemale, el pico más elevado de los Pirineos franceses.

 

Pero todos tenemos tiempo para sentarnos frente a esas aguas azules donde nadan algunos patos y, acomodados en las peñas, recrearnos en el entorno, recuperando fuerzas con las vituallas incluidas en la bolsa del picnic.

 

Un rebaño de ovejas pasta junto al lago y viene a probar el almuerzo, mientras tanto unas cuantas cabras merodean o dormitan junto a una caseta cercana al restaurante, se nota que no hay demasiados visitantes y es que no está en funcionamiento el telesilla que parte de Pont d’Espagne trayendo cientos de turistas, tampoco lo está el restaurante situado frente al lago, cuya presencia  entiendo que sea importante para el turismo, pero no deja de ser un elemento discordante que desvirtúa la belleza natural del paraje.

Las cabras que vemos no son mantesas y si fuera así serían originarias de Madrid. El bucardo o Capra pyrenaica se extinguió (debido, cómo no, a la acción humana) en 1910, de manera que Francia inició en 2014 un proyecto para reintroducirlo con ejemplares de la cabra montés española, procediendo de La Pedriza, Sierra de Madrid las primeras doce cabras ibéricas en Cauterets.

 

Hemos proseguir la ruta, la vuelta transcurre por el sendero del telesilla, un empinado camino menos espectacular que el anterior y más largo, pero que nos permite ir más ligeros, con tiempo para tomar un aperitivo en Pont d’Espagne.

Puntuales, a las dos del mediodía, salimos a las interminables curvas de las carteras locales y la monotonía de la autopista, con un descanso de 45 minutos de obligado cumplimiento, a las nueve de la noche concluye nuestro viaje.

Llegamos a Soria con el regusto de los días pasados, con el Pirineo aún en la retina y en el corazón, el agradecimiento a los compañeros que han coordinado y guiado las rutas y sus diferentes alternativas en este viaje lleno de belleza, retos y compañerismo, en las cuales incluso la climatología nos ha sido propicia y la lluvia hizo su aparición bien rebasado el vecino municipio de Lourdes, coronando así estos tres días mágicos disfrutados paso a paso haciendo honor al nombre y lema de nuestro grupo y reflejados en esta Trilogía Pirenaica.

 

Tres días inmersos en el Pirineo, dedicados al contacto pleno con la naturaleza. Apenas llegamos a Gavarnie nos acercamos al elemento agua visitando una magnifica cascada, todo un espectáculo del que no es posible disfrutar en días ventosos; entonces el espectáculo es otro, más duro e inclemente, cuando el viento arroja agua en tal ímpetu que no permite el acceso a los frágiles seres humanos, nuestra compañera Isabel fue testigo de una de estas situaciones en que los elementos se alían y hay que darse media vuelta. En estas tres jornadas han sido benévolos con nosotros y estamos enormemente agradecidos por haber, apenas, atisbado la formidable fuerza de la tierra, la majestuosidad que se desplegaba ante nosotros, totalmente sojuzgados por el paisaje de Alta montaña, colosal, riguroso, casi lunar y profundamente hermoso del entorno de la Brecha de Roland. Concluimos este periplo mágico renovados por la vitalidad del bosque y envueltos con la energía del espíritu del agua que habita en la serenidad del Lago de Gaube.

 

Ana María Abajo

 

One Comment so far:

  1. Me encanta el resumen final de los tres días. Bravo Ana…. No se puede expresar mejor lo que hemos visto y vivido en esos territorios extremos.

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Posted by: soriapasoapaso on