PASOS QUE HACEN HISTORIA; Soria, 13 Septiembre 2025

 

 

Por fin, llegó el día. Reanudamos nuestras caminatas sabatinas. Atrás quedaron los  meses de verano, descanso obligado para el grupo, que encuentra en esta época otras alternativas o necesidades de cambio ambiental. Y, por ende, nos libramos de las tórridas temperaturas que han asolado el mapa nacional durante este periodo estival. Ya nos calzamos las botas y ponemos rumbo a nuestros destinos provinciales, las más de las veces, o allende nuestra geografía doméstica, en otras ocasiones.

Pero el día de hoy tenía, además, otra relevancia especial, que no se da en nuestra actividad ordinaria: celebramos el 10º aniversario de la creación del grupo, que empezó como una afición compartida entre unos pocos amigos y con el “paso a paso” de los días  se ha ido convirtiendo en verdadera  pasión por   conocer lugares, paisajes, ambientes…que han dado origen al “ensanchamiento” del grupo, convertido ya en club deportivo, tanto  en número de participantes, como en organización interna a la hora de hacer compatibles el encanto de andar por rutas desconocidas con la seguridad que proporciona el modelo adaptado a la pertenencia a un club deportivo. Y este evento, nuestro décimo cumpleaños, lo celebraremos después de la ruta compartiendo mesa y mantel con todos los que han sido y seguimos siendo componentes de este entusiasta colectivo, como no podía faltar en toda celebración onomástica. Pero de esto hablaremos después. En definitiva, unos y otros estamos haciendo un poco de historia de nuestras vidas: con el “paso” del tiempo, por los recuerdos, anécdotas o momentos vividos  por los caminos recorridos,  o con los “pasos” que vamos dejando en nuestras rutas a través de campos, montes o laderas, donde disfrutamos una actividad que forma parte de nuestras querencias más espontáneas.

Y arrancamos nuestra campaña con una visita a  tierra de pinares.

En este inicio de temporada, hemos elegido Navaleno y su entorno pinariego, para ir calentando motores de cara a próximas rutas más exigentes. Nos guía por estos caminos nuestro compañero Jesús María, oriundo de estas tierras y, como tal, excelente conocedor del terreno que vamos a visitar.

Como es habitual, a las 8,00 de la mañana estamos todos en el punto habitual de  de salida. No rebasamos la veintena de participantes en esta ruta, y enseguida ponemos  rumbo a Navaleno, por la N-234, donde llegamos en 40 minutos. Aparcamos cerca de la Iglesia. Y enseguida podemos contemplar unas originales esculturas en la plaza del pueblo: una de ellas, tallada en hierro,  dedicada a los duros tiempo de la pandemia que originó el malhadado Covid y una sugerente inscripción insertada en la misma superficie que la sustenta: “los abrazos perdidos”.

Cerca hay otra  dedicada al Ejército y es que Navaleno tiene una especial relación con las fuerzas amadas a través de su exquisito museo de uniformes militares y banderas de otros tiempos, que han sido señeras en nuestro país. Ya lo visitamos en la anterior ocasión que pisamos estas tierras. Y en el centro de la plaza, la reproducción de  una carreta de las utilizadas  en tiempos no tan pasados para acarrear los pinos que se extraían del pinar.

“Aquellas viejas carretas”…. Es el título de una trilogía de publicaciones noveladas,  con un trasfondo  histórico, ( su autor, Pedro Sanz Lallana, oriundo de Covaleda),que cuentan cómo era la vida de los carreteros, no solo en su hábitat habitual, sino en sus largos desplazamientos y períodos fuera de casa, sus penalidades, sus encuentros  desagradables con las fuerzas  del ejército francés en el siglo XIX y un sinfín de avatares que debían pasar en las largas ausencias, desde Abril hasta Noviembre, que permanecían ocupados en el trasiego de mercancías que generaban los pinares hacia otros lugares de España, de donde venían cargados con  productos de los que eran deficitarios estas tierras.

Dejamos atrás la plaza y nos dirigimos a la parte alta de la localidad, donde podemos apreciar algunas viejas casonas, típicas de la arquitectura rural de esta zona

y un poco más adelante el contraste con la modernidad, mediante la contemplación de los primeros chalés que empezaron a construirse en esta localidad allá por los años 60 y que fueron todo un referente de la importancia que adquiría el medio pinariego para personas provenientes de otros ambientes más masificados.

Enfilados por una confortable cuesta para alejarnos del núcleo poblacional y nos encaminamos hacia el pinar, en concreto hacia el cerro de San Cristobal, desde donde tenemos ocasión de contemplar en la lejanía paisajes de San Leonardo  de Yagüe. Y un poco más adelante llegamos al alto de la cuesta de Majadil. Y continuando nuestra ruta atravesamos por un ingenioso puente , hecho con palets de ,madera, el arroyo de La Mata.

Enseguida nos encontramos con la transformación de la vía del ferrocarril en la popular   vía verde, trasunto de lo que fue en su día la inacabada línea férrea Santander-Mediterráneo, que nunca llegó a completarse en su totalidad. A pocos kilómetros de nuestra salida (apenas 3) hemos llegado hasta lo que fue la estación de ferrocarril de Navaleno.

Todavía conserva el edificio que servía de centro de control y logística que corresponde a una estación de ferrocarril. Ahora caminamos entre las residuales vías del tren que todavía se conservan sobre la superficie, porque alguien, desde la distancia, nos ha recomendado, sin muchas explicaciones, que hiciéramos el recorrido encorsetados entre los supervivientes raíles férreos. Y disciplinados, como corresponde al comportamiento social del grupo, hacemos caso a esta recomendación. Las traviesas de madera entre líneas y los cantos de piedra caliza conforman el suelo que pisamos.

Salimos de las vías del tren, atravesamos el raso de La Casilla para dirigirnos al paso del raso Juan. Debo reconocer que los nombres de estos parajes que recorremos no es porque haya hecho un ejercicio de memoria para recordarlos, sino que se los debo al buen hacer de nuestro compañero, y hoy guía, Jesús María, mediante la aplicación de su programa informático Relive, que generosamente nos ofrece en cada ruta que comparte con  nosotros.

Y un poco más adelante, todavía en territorio que en su día perteneció a los dominios de la vía férrea, tenemos ocasión de caminar por una trinchera que fue adaptada a la seguridad de la vía férrea mediante la colocación sobre el talud en uno de sus lados de gruesos bloques de piedra, que dan seguridad al terreno, rematados por vistosos arcos sobre los que se envuelven estos paramentos pétreos, como refuerzos frente al posible desprendimientos de una zona inestable.

Por este camino hemos llegado hasta un puente que cruza por encima de la vía, conocido como el puente de la cientonueve.

Desde aquí nos dirigimos al paso de La Cruceja, un cruce de caminos entre montes y vías férreas que, para los nativos debía ser un cruce menor, a juzgar por el diminutivo con que lo conocían, la Cruceja. Parece que ni siquiera tenía la categoría de adoptar la forma de cruz, sino que se quedó en cruceja o cruz menor. En este punto se encuentra la llamada casa de La cruceja: una vivienda en toda regla que ha estado y, creo, sigue habitada ocasionalmente, por sus legítimos propietarios. Y si no es así, Jesús María me corregirá.

Ahora tomamos una pequeña y suave pendiente,  que  sirve de cortafuegos, conocida como Prado Caballero. Curiosa la historia de este lugar que  nos cuenta Jesús María. Y es que se trata de una propiedad del Ayuntamiento de Soria, que actualmente está aprovechada por particulares para su uso y disfrute. Es una amplia extensión de terreno, en medio del bosque, donde se alternan vivienda y zona expansiva para uso de sus propietarios.

Desde aquí, ascendemos otra pequeña y amable subida para llegar hasta el alto de Valdelahorca, donde hacemos la parada obligada de toda ruta para reponer fuerzas y aligerar las mochilas.

Night (HDR+e)

Son algo menos de dos horas y media desde que hemos salido de Navaleno y nuestro organismo ya pide que nos ocupemos por unos momentos  de él. Así que, entre pinos y rocas, sol y sombra, afloran los bocadillos, la bota y otros delicatesen propios de nuestra despensa gastronómica. Hemos acampado junto a un pequeño reducto de rocas de formas caprichosas, que pueden simular  setas gigantes o estructuras imaginarias de otras formaciones rocosas.

Desde aquí llegamos a la fuentecilla, ( aunque no pasamos a su lado) según nos comenta Jesús María y, como en el caso de la Cruceja, el diminutivo de su nombre se debe a su humilde relevancia como fuente.

Descendemos ya y nos aproximamos al punto de salida. Vemos los indicadores que nos marcan la distancia hasta Navaleno y el más largo no excede de 1,1 Km.

Hemos llegado a nuestro punto de origen. No ha sido una ruta muy larga, pero ahora nos espera una celebración, tan larga o más que la ruta transitada.

Llegados a Navaleno, enfilamos dirección Soria, para disponer de tiempo y adecentarnos de cara a la celebración que nos espera. En un restaurante de la capital tenemos reservada mesa para casi 50 personas que, como decía al principio, han formado o formamos parte de este entrañable club senderista.

A las 14,30 es la cita. Y allí, puntuales, hemos acudido para festejar nuestro juvenil aniversario de los diez años del nacimiento del grupo.

Caras todas conocidas, algunas, lejanas en el tiempo, pero muy presentes en nuestros recuerdos, y  todos enlazados por un entrañable sentimiento de pertenecer a un colectivo  que nos une en una misma afición y pasión: conocer nuestro entorno, disfrutar de nuestros paisajes, compartir vivencias y fomentar una duradera amistad   que el tiempo consolida en nuestra memoria y afectos.

La comida es un menú-degustación, excelentemente servido por atentos camareros y muy del agrado del respetable.

Y, cómo no, el detalle de nuestra junta directiva de recordar este evento con la entrega de una vistosa braga de cuello, con el rótulo recordatorio de nuestra décimo aniversario.

Son diez años de existencia. El tiempo y los que formamos parte de este  colectivo

tenemos la palabra para prolongar la duración del empeño y la ilusión de esta actividad,  que constituyó las señas de identidad   en su inicio y se ha hecho extensiva con el paso del tiempo, en calidad y cantidad.

Agnelo Yubero

One Comment so far:

  1. Ruta corta y muy bonita, esos bosques de Navaleno nunca defraudan.
    Sabias y expertas palabras Agnelo.
    Gracias a todo el grupo por estos 10 años.

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