De Jaraba a Calmarza. Un gran día, descubriendo Aragón

El límite Soriano oriental entre las comunidades de Castilla y Aragón pasa por medio de la Ermita de la Virgen de la Torre. Cuenta la Historia que las personas que eran bautizadas en esta ermita eran consideradas tanto castellanas como aragonesas. Este pequeño templo a los pies de los restos del Catillo de Martín González o de la Raya lo vemos a lo lejos si miramos hacia la derecha desde la ventanilla de nuestros coches y si lo hacemos a la izquierda vemos el pueblo de Pozuel de Ariza cuyo acceso por carretera es Castellano, pero es la primera localidad aragonesa. De frente conducimos por la N II, camino de la comarca de Calatayud donde nuestro Aragonés favorito nos va a dirigir por una ruta apasionante, explorando lugares con una orografía especial y muy famosos y concurridos por sus aguas termales.

Seguimos carretera hacia Cetina donde nos concentramos unos minutos para asegurarnos de que estamos todos los coches y una vez en Jaraba rodeamos el pueblo pasando por dos de sus balnearios, el de la Virgen y el de Sicilia y también traspasamos conduciendo todavía, una de las potabilizadoras de aguas que hay en la zona. La carretera es estrecha transcurriendo comprimida entre grades paredes y tras aparcar en un ensanche de esta, nuestras miradas se dirigen obligatoriamente hacia arriba porque colgado en la pared se encuentra el Santuario de la Virgen de Jaraba. Allá en lo alto vemos un conjunto arquitectónico formado por iglesia y casa del santero suspendido en un escarpe de la gran pared rocosa. Esta Virgen es muy venerada en la zona y todos los pueblos de alrededor acuden en romería a honrarla.

Una faraónica avenida se va abriendo frente a nosotros, pero seguimos sin poder bajar la mirada de las alturas porque tenemos delante unas imponentes paredes rojizas de piedra caliza que son las que flanquean el Cañón de la Hoz seca. Indicadores informativos nos permiten enterarnos de todos los detalles de este apasionante lugar; leemos que esta gran vaguada fue excavada por una antigua corriente de agua que alimentaba al río mesa y que este moldeamiento también se produce en el interior dando lugar a cuevas y oquedades.

Según avanzamos nos topamos con una de las formas en que estas cavidades naturales eran aprovechadas, se trata de apriscos, cerradas y parideras, todas ellas para cobijo y cuidado del ganado ya que por esta cañada pasa hoy en día todavía una vía pecuaria llamada la cañada del Campillo. Nos asombra leer sore un habitáculo especial y oscuro dentro del aprisco llamado “brosquil” donde se encerraba a los corderillos para que, sin luz, su carne fuera más blanca. Las aves son la fauna que mejor se adapta en este vertical paisaje y entre ellas destaca una importante colonia de buitres leonados y algún ejemplar de águila azor perdiguera que está en peligro de extinción, pero esta mañana los pequeños vencejos son los mas activos y ruidosos

La incipiente primavera la vamos advirtiendo en las primeras floraciones del romero y las aliagas y en la abundancia de escondidas violetas, porque en lo que se refiere al ambiente matinal, es realmente frío e invernal. Seguimos caminando y documentándonos sobre las riquezas y peculiaridades de este territorio calizo donde no puede faltar una calera.

La siguiente sorpresa la encontramos en un desvío, montaña arriba, que conduce a la “Roca Benedí” donde se encuentran unas pinturas datadas de hace 7.000 años que son del tipo del denominado arte levantino, siendo muy extraña esta ubicación tan occidental y alejada del Levante. Los más ágiles y ligeros del grupo se acercan a conocerlas, otros se quedan un rato contemplando la profunda cárcava desde un banco/mirador situado a mitad de ladera y otros siguen la senda sin dejar la marcha para no quedarse fríos. Desde la profundidad del cañón vemos en lo alto la valla que protege las pinturas rupestres y podemos saludar a nuestros colegas que se encuentran en la cúspide de la pared, donde también se distingue de vez en cuando alguna cabrilla.

La calle ahora se va estrechando y en un territorio en forma de V, paramos a descansar y a esperar a que lleguen los compañeros que han hecho el camino hasta las pinturas. No tardan en llegar uniéndose al festín de bocadillos, fruta, café y dulces con el que nos obsequiamos a media mañana en todas nuestras rutas.

Continuamos la marcha por tortuosos caminos empotrados entre rocas, piedras y vegetación por lo que si queremos salir del desfiladero lo tenemos que hacer subiendo paredes por escalas de metal que suponen un pequeño reto, pero al mismo tiempo ofrecen la oportunidad de hacer algo diferente y emocionante. Tenemos que superar tres zonas con grapas metálicas de ascenso para emerger de las profundidades y aparecer ante una gran esplanada donde el viento nos desgreña un poco, es “El Acejal “.

A lo lejos nuevamente grandes paredones rojos y negros nos recuerdan que tenemos un segundo cañón por ver y efectivamente cogemos un primitivo camino de herradura que nos va haciendo descender de nuevo. En las laderas aparecen antiguos pajares que aprovechaban la inclinación del terreno para una vez llenados por arriba, ser vaciados por la puerta de abajo. Llegamos a un mirador que se merece una foto grupal, frente a los grandes farallones rocosos del Cañón del río Mesa con Calmarza a la vista.

Calmarza es una localidad situada al borde de un talud en un angosto y mal comunicado territorio, de hecho, hasta 1939 estuvo totalmente aislada y la carretera no llegó hasta los años 60. Nada más entrar quedamos conmovidos por Muttertumm, una representación de la naturaleza, del nacimiento y de la regeneración; se trata de una escultura de Miguel Herrero dedicada a su madre. Bajamos por las calles del pueblo, pasando por el Ayuntamiento y vemos en las calles los característicos peirones.

El peirón es lo que en Castilla se llama humilladero o Cruz de término y se encuentran situados en las entradas, salidas o en confluencias de caminos, en Aragón suelen acabar en hornacinas con imágenes de santos o Vírgenes. Seguimos bajando en busca del río porque queremos ver la cascada “Pozo Redondo” que, aunque no es muy grande tiene una gran belleza y tiene su origen en la Teledinámica del Mesa, una central hidroeléctrica fundada en 1801. La contemplamos desde un mirador situado frente a ella y alguno de los compañeros hace el intento de tomarse un buen café en el bar social de la localidad. De aquí saltamos a una carretera poco transitada y también aprisionada entre paredones y taludes con montes repoblados con pinos que han crecido de forma perpendicular y parece que se fueran a despeñar todos por la pendiente.

Dejamos el asfalto y aunque seguimos un camino paralelo a la carretera, nos pegamos al cauce del río mesa que viene desde Guadalajara, pasamos por algún puente y dejamos atrás el camino al mirador de los buitres al que pensamos subir en otra ocasión. El sendero está amparado por un viejo parcelario y otra pendiente con pinos clavados en horizontal también. En nuestro camino se cruza un gran rebaño lanar y charlamos un rato con el pastor, también se nos empiezan a cruzar pinos que se han arrancado y tenemos que saltarlos o pasarlos por debajo, afortunadamente muchos de ellos han sido cortados a motosierra de forma que queda cada parte del pino a un lado y a otro del camino.

La senda se va estrechando porque empezamos a bordear el meandro que realiza el río entre otro gran paredón rocoso, vemos muros de piedra para contener las aguas y avanzamos junto a grandes chopos rivereños y espesa vegetación hasta saltar de nuevo a la carretera donde  nos quedamos estupefactos viendo el arte de los  escaladores en la “pared del temple”.

Seguimos por la carretera que continúa flanqueada por tremendas paredes agujereadas como queso de gruyere que tuvieron que ser excavadas para construir túneles y poder dar acceso a este territorio. Poco después de pasar por la “peña palomera” llegamos a nuestros coches de nuevo y buscamos acomodo en una zona de recreo para tomar nuestro segundo almuerzo del día, son las tres de la tarde cuando finalizamos el recorrido de hoy que ha sido de 17,46 km. y apenas nos hemos enterado.

De lo que si nos enteramos es del frío que hace al mediodía en este paraje, así que comemos lo más rápido posible para meternos en los coches y llegarnos a Guadalajara a conocer otra obra natural que el río mesa ofrece en el pueblo llamado Algar de Mesa.

Disfrutamos aquí de una segunda cascada magnífica, con estruendoso caudal. En sus alrededores hay restos de lo que probablemente fue también un aprovechamiento del torrente para producir energía y como paso sobre el río hay un gran puente de piedra de un solo ojo que no combina mucho con el balaustre superior.

El pueblo en cuesta culmina con la torre de la iglesia de Sto. Domingo de Guzmán y desde la cascada subimos entre una mezcla de arquitectura y naturaleza, siguiendo el curso del agua que atraviesa el pueblo. Tomamos un café buenísimo en el bar de Algar de Mesa y bajamos a los coches atravesando restos de una muralla que perteneció a un castillo.

La etapa final de este fantástico día la hacemos en Ibdes que es otro pequeño pueblo en el que vemos la última caída del río mesa antes de desembocar en el pantano de la Tranquera. La cascada de Ibdes es la más vistosa y estruendosa y es llamada” La Paradera”. Su origen es también un pequeño azud construido para alimentar una central hidroeléctrica. El acuífero está rodeado por una zona también de recreo y tiene unas escaleras de madera para descender unos metros y poderla observar de frente; al bajar recibimos en nuestros rostros una duchilla fina y como la atmosfera sigue siendo desapacible no apetece mucho el remojón, pero todos elegimos permanecer un ratito empapándonos de toda la panorámica.

Visitamos también una curiosa mezcla entre cueva y ermita que ampara una austera imagen de la Virgen de la Soledad y la controvertida gruta de las Maravillas con viejas estalactitas y estalagmitas de unos 50.000 años de antigüedad, que a unos gusta y a otros no.

Camino Soria pasamos por la principal obra hidráulica de la zona que es el pantano de la Tranquera donde el río el Mesa y el río Piedra desembocan. Ángel nos cuenta historias de su tierra, de ríos que circulan de sur a norte haciendo que se confunda la orientación y de obras olvidadas y fracasadas como la que pretendía elevar desde el pantano la toma de agua que abastece Calatayud para mejorar su calidad para uso humano pero que fue un gran fracaso y de vuelta a Soria nos fijamos en estos restos inservibles de un gran gasto inútil.

El sol va hundiéndose en el horizonte como el termómetro va desplomándose en el marcador del coche,5- 4-3-2-1-0…En Soria nos están esperando algarazos de nieve.

Hoy nuestras botas pasopaseras han contado historias novedosas y mañicas porque han caminado  nada más y nada menos que por Aragón.

Emi

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