PICO FRENTES
El 28 de agosto, viernes, realizábamos una nueva salida. En esta ocasión al Pico Frentes, segundo Punto Geodésico de nuestra provincia al que accedíamos, de los 234 que hay en nuestra provincia. El anterior había sido a Santa Ana.
Fue una convocatoria un tanto comprometida, ya que sabíamos de antemano que no todos los interesados podrían participar en la misma a consecuencia de sus diferentes compromisos. Al final fuimos 3 los que participamos: Maribel, Juanjo y yo.
Accedimos desde Ocenilla, localidad adornada por esculturas realizadas por Félix Hernández que recuerdan diferentes culturas.
Tomamos la senda que parte de la Iglesia y desde la finca adyacente nos salieron a saludar dos borricos, que de una manera especial agradaron a Maribel.
Nos dirigimos hacia el pico, pasando por la fuente que hay cerca del castro celtíbero de los Castillejos.
Continuamos nuestro caminar por el pinar que hay en la base de la sierra donde la autoproclamada machadiana Maribel y yo recuperamos una conversación anterior sobre la curva de ballesta que menciona Machado en algunas de sus obras. No hubo forma de ponernos de acuerdo sobre la curva a la que se refiere Machado.
Desde el pinar, iniciamos la segunda parte del ascenso; dura, pero animosa subida con la ilusión de coronar la cima que, aparentemente, nunca llegaba. Parecía como que se hubiesen llevado el monolito que marca el punto geodésico.
Llegamos por fin, satisfacción en el trío caminante, desconsuelo por no habérsenos ocurrido llevarnos unos prismáticos, lamento por el hecho de nadie más del grupo hubiese podido acompañarnos, aunque compromiso de volver. Fotos en el lugar.
Nos tomamos nuestro tiempo de descanso y reposición de fuerzas a la sombra de un arbusto, pero un ejército de insectos voladores nos obligó a retirarnos antes de lo que hubiésemos deseado.
El descenso fue más peliagudo (difícil de comprender) porque nos lanzamos ladera abajo por la parte noroeste de la sierra, aprovechando los azadones de los animales.
A mí me preocupaba el vértigo de Maribel, pero fue capaz de sobreponerse a su temor, desde su propio orgullo, afición y experiencia senderista.
Pena de que no estuviese el bar abierto para habernos tomado una cañita fresca.
Luis
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