SUBIDON 1. CEBOLLERA.12/6/21

 

Visitamos a la Reina de las montañas Sorianas.

Nos vamos camino del Valle de la Mantequilla para llegar a Molinos de Razón y tras pasar el puentecillo del Razoncillo cogemos una pista empedrada que nos va a ir metiendo en terreno   serrano con ganado vacuno, prados y praderas repletos de vegetación y flora. Subimos motorizados por la pista hasta un cruce de caminos donde aparcamos.

Nos zambullimos directamente en  el monte cuya belleza  hoy es  difícil de describir porque parece  que hemos sorprendido a la sierra recién despertada, bañada y acicalada: los torrentes de agua descienden a ambos lados del  camino, formando pequeñas lagunas; el rocío cubre la hierba y la hace brillar bajo el sol vespertino; conviven  en el arbolado los verdes obscuros perennes con los tonos verdes suaves que acaban de nacer, como  los llamativos brotes de los pinos que culminan sus ramificaciones o las hojas nuevas de las hayas. A la vera del camino vemos también de vez en cuando acebos grandes cuyas hojas ya no pinchan, rosales silvestres y otras muchas flores que no sabemos identificar pero que provocan gran delicia a quien las mira.  Respiramos hondo un aire fresco y lleno de aromas limpios y el sonido está compuesto por torrentes de agua y cantos de pájaros y ranas.

Pasamos el examen de Alberto de forma exitosa porque hoy SI distinguimos perfectamente el brezo rosa y el brezo blanco ya que están enormes y floridos formado parte de un espeso y superpoblado sotobosque, junto a tremendos helechos. Vamos subiendo por el camino forestal disfrutando de esta oportunidad que hoy nos ofrece la madre naturaleza sin enterarnos de la cuesta.

El bosque acaba en un alambrado roto y se abre ante nuestros ojos la grandeza de la Sierra de Cebollera.  Hacia nuestro flanco derecho vemos la Cebollera Riojana, de hecho, pisamos suelo de esta comunidad y nuestra vista se pierde en la lejanía o se asoma a los acantilados para intentar descubrir que hay en el fondo de los barrancos. Distinguimos el pequeño pantano de Pajares entre

montañas de perfil suave y redondeado y pegadas a nuestra provincia están las montañas que cobijan a la Comarca de los Cameros. Cebollera en su conjunto tiene 14 cumbres por encima de los 2000 m., algunas de ellas conocidas por los pasopaseros y la cota más alta la tenemos frente a nuestra vista, es el final de la gran meseta de Cebollera con 2.168 m y tras preguntar nos enteramos de que afortunadamente no vamos a subir a esa cima.

Pero la pendiente se va empinando y el aire fuerte nos rodea mientras paseamos por la altiplanicie, el suelo también ha cambiado, hemos perdido camino alguno y caminamos entre vegetación rastrera en la que a veces nos enredamos y nos hace tropezar. Pasamos por alguna pequeña laguna de reciente formación postinvernal y vemos que en la falda de la meseta aún queda algún nevero.

Vamos notando en nuestras piernas el IBP 75 que tiene la ruta de hoy, nuestros sherpas confían en que, aunque es un reto para el grupo, lo vamos a conseguir, por lo que nos agarramos a nuestro lema y paso a paso nos vamos equiparando en altura a la mesa de cebollera, a pesar de que nos parecía una hazaña imposible ponernos a ese nivel. Sin hacer cima se decide parar porque es la ocasión y el momento perfecto para hacerlo, descasamos y nos reponemos en mitad del ascenso de la montaña y evitamos el aire que con toda probabilidad tendremos en el top. Rebuscamos piedras entre la vegetación para poder acomodarnos y en este maravilloso lugar

almorzamos, bajo un cielo azul, frente a la magnífica Mesa de Cebollera y con las tierras riojanas de portada también. Pocos vegetales aguantan estas latitudes solo unos cuantos pinos de medio tamaño que vemos tronchados y desbaratados por el crudo y frio invierno que han pasado, pero que como todo ser vivo por estos lares están resucitando y retoñando, empezando un nuevo ciclo de vida.

Cebollera se termina de despertar a golpe de carcajada de Gema que poco después se transforman en gritos de asombro y sensación de libertad, cuando coronamos el Alto de La chopera. (2.143m).

Desde la Chopera tenemos la provincia de Soria al alcance de nuestra vista, destaca el cercano Valle en el que podemos distinguir todos y cada uno de sus pueblos, las montañas que le rodean y conforman la gran vaguada, el pico frentes y más allá.

Y justo debajo de nosotros en vertical tenemos la siguiente protagonista de nuestra ruta de hoy. La encontramos en el fondo de su cubeta glaciar, rodeada por faldas de montañas multicolores con tonos morados, verdes y amarillentos y la vamos a ir observando y recorriendo todo su perímetro desde la cumbre por lo que vamos a tener varios puntos de vista distintos de la famosa Laguna de Cebollera.

Caminamos siguiendo el contorno superior del gran circo, como estaba previsto el aire nos azota con fuerza de nuevo y nos sentimos muy cerca de las nubes que pasan rápidas reflejándose su sombra momentánea en las laderas. Un viejo refugio hecho de lajas de piedra que hoy está hundido es otro punto asombroso desde el que se puede ver toda la prolongación oriental de la serranía desde los Picos de Urbión, amén de todo el sistema montañoso ibérico. La emoción sigue presente en los comentarios y expresiones del grupo y después de fotografiar la laguna desde todos sus ángulos superiores posibles y de hacernos una foto de grupo para inmortalizar estos momentos, empezamos a concienciarnos de que tenemos que ir bajando.

El descendimiento por el brazo del circo es complicado en ocasiones, aunque la mayor parte del camino está apuntalado y marcado hay algún trayecto en el que tenemos que extremar precauciones, hay varios resbalones y alguna caída. Bajamos en fila india siempre viendo nuestro objetivo en la hondonada que es la laguna y aprovechamos para de vez en cuando acercarnos a algún mirador especial sobre el abismo. El lago está rodeado por una gran pradera verde donde las ranas abundan porque las oímos cantar a lo loco casi desde la cima.

Nos reponemos del estrés que nos ha supuesto la bajada con un rato de calma y distensión sentados al borde del gran acuífero glaciar, para al poco ir siguiendo el riachuelo que se forma a partir del único desagüe de la laguna y retomar el camino de vuelta en el que la pendiente ya no es tan fuerte, pero seguimos rodeados de gran exuberancia vegetal allá por donde miramos.

Los canchales también van descendiendo la montaña y hasta entre sus piedras crece el bosque de forma asombrosa. La floresta tiene gran variedad en esta zona y con la ayuda de Alberto distinguimos árboles menos conocidos como arces y servales que conviven aquí con los pinos, rebollos y hayas.

El territorio que ha sido declarado Parque Natural tiene una extensión de 23.640 hectáreas, pero la Sierra de Cebollera abarca una superficie de 106.934 hectáreas, nació en el periodo secundario y fue modelada en el cuaternario por grandes glaciares que fueron recorriendo su superficie y se fueron hincando hasta sus entrañas dando lugar a estas lagunas y hoyos actuales. Ha sido una ruta muy especial y atractiva en la que hemos aprendido y sentido la grandeza de Cebollera, su importancia y poderío, su prestigio creemos que es justo y bien merecido y aunque solo tenemos en Soria una  parte de esta majestuosa serranía, creemos que esta nuestra parte es un recoveco montañés que guarda grandes tesoros, uno de ellos es la Laguna de Cebollera.

Feli es una gran embajadora de estos lugares naturales y los conoce muy bien, además de buena amiga es gran anfitriona que siempre ofrece su casa cuando se camina por su querido Valle, asique, aunque se ha hecho un poco tarde alguno de los compañer@s que no tienen prisa disfrutan de una cervecita en un precioso jardín de Sotillo del Rincón” AL PIE DE LA CEBOLLERA”.

 

Emi.

  1. Animo y pronta recuperación para los comapñer@s accidentados.

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Posted by: soriapasoapaso on