CUEVA PACHON Y NACIMIENTO DEL RIO MAZOS

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Nuestro punto de encuentro hoy se sitúa al lado de un arco semicircular construido en piedra y que daba acceso antiguamente a una finca rural, pero que hoy separa un pueblo de su urbanización; nuestros pasos en esta mañana del día 19 de diciembre del 2020 se dirigen hacia la Cueva Pachón y se nos hace un poco extraño dejar a un lado la picuda cumbre de nuestro emblemático Pico Frentes.

Comenzamos caminando por la periferia del pueblo en esta mañana fría y neblinosa, vemos casas en reconstrucción junto a otras que se están desmoronado, pasamos por una zona de huertos hasta llegar a La Fuente Vieja que se encuentra junto a un minúsculo lavadero también antiguo, en una pradera.

En cuanto dejamos a nuestras espaldas el caserío nos encontramos con el Rio Golmayo y pasamos un rato a su vera viendo grandes olmas, que no son olmos, sino inmensos, viejísimos y deformados chopos, las zaragateras tienen aquí un tamaño tremendo también; dejamos atrás alguna finca particular vigilada por perros, que afortunadamente se encuentra bien vallada, para salir a campo abierto con el viento de cara. Unas viejas señalizaciones marcan el camino hacia la zona de las minas y nos enteramos de que hubo una industria asfáltica que arrancó a mediados del S XIX, había yacimientos de areniscas bituminosas. Las industrias “El Volcán “en Fuentetoba y “La Asfaltadora “en Cidones producían asfalto que procedía de la Mina MACEDA que se hundió en 1880 y al final del siglo se investigó también la producción de hidrocarburos.

El camino sigue por zona tranquila y llana entre campos de labor, pero ya avistamos la montaña, asique serpenteando al principio por la base del monte caemos en una seca torrentera que nos va a ayudar con sus desniveles y agujeros, en el ascenso. Respiramos hondo, la temperatura es indirectamente proporcional a nuestro ascenso y la niebla nos va envolviendo.  Es asombroso que a pesar del manto vegetal invernal que cubre ya el territorio calizo, seguimos percibiendo aromas a tomillos y perduran verdes tenues, musgos

fuertemente agarrados y plantas esparteras y con aspecto de erizos entre abundantes líquenes. La vista que vamos teniendo sobre la planicie es alucinante, pero todo se ve difuminado entre la niebla. Si levantamos la vista nos encontramos una gran pared que es nuestro objetivo inmediato. Junto a ella encontramos un pétreo camino, restos de corrales para ganado y un mirador formidable al que nos vamos acercando de a uno porque no hay cabida para más personas. En estos páramos calizos encontramos algún fósil que suelen pertenecer al paleolítico.

La niebla nos moja desde hace un buen rato, pero nosotros seguimos pegados al macizo por un camino estrecho, chubasqueros y paraguas salen de nuestras mochilas llenando de color el ambiente lóbrego y gris. Vamos dando la vuelta a la cordillera y las sabinas que empezamos a encontrar nos dicen que ahora estamos en una orientación más cálida y meridional y tanto es así que no tardamos en encontrar entre la bruma flores abiertas de color amarillo en cantidad, dándonos cuenta que pisamos una tierra negra y de buena calidad, abonada y fructífera.

Encima de nosotros tenemos un gran peñón en el que descubrimos una alargada brecha, un resguardo perfecto para ganado y ganaderos, como así lo atestiguan los restos que encontramos y hoy resguardo perfecto también para el almuerzo de Soria Paso a paso. Nos alongamos pegados a la pared de la Cueva Pachón

que nos proporciona abrigo y una vez acomodados, tomamos nuestra media mañana, descansamos y charlamos. El viento, que empieza a soplar fuerte, trae y lleva a la niebla a su antojo, ahora no vemos nada, de repente se despeja el ambiente y nos quedamos maravillados al ver el panorama desde nuestro mirador particular de hoy.

La siguiente etapa de nuestra ruta es por el rafe meridional de Sierra Llana, frente a nosotros se supone que está el Alto de Lutero (1348m.) al que ni vemos ni vamos a subir porque la niebla es muy espesa. Descendemos por la Cuesta de la Reina, por un camino marcado que pronto desaparece para pisar terreno inhóspito y llegar al nacimiento del Río Mazos al que vimos desembocar en las Lagunas del Cubo, pero contra todo pronóstico lo encontramos seco; según seguimos nuestro camino colina abajo podemos escuchar el rumor del agua que fluye por algún sitio, no lo vemos, pero ya lo descubriremos en nuestro video de la ruta. Miramos hacia el macizo que hay sobre nuestras cabezas y distinguimos a lo lejos la cueva en la que hemos descansado y nos parece mentira que hayamos estado allá arriba.

Ya en llano la lluvia nos amenaza y nos topamos con algún pino en el camino para rápidamente sentir el gran contraste de pasar de la intemperie y la destemplanza al cobijo y el calor que proporciona el pinar. Entramos en un variopinto bosquecillo en el que habitan varias especies de pinos, vemos negrales, albares y algún laricio. Ambiente húmedo pero cálido, el suelo es una masa de jumas que se van corrompiendo poco a poco y los árboles caídos se autoliquidan para dar lugar a varios hijos lozanos a su alrededor. Atravesamos una calle de torres de luz y subimos hasta llegar al “Cerro Cabezota” (1186m) que tiene una caseta forestal y saludamos a un joven motero que sube al alto derrapando

Al haber varias especies, las formas de las hechuras de los pinos son diferentes pero los líquenes se adueñan de muchos de los troncos unificando su apariencia y vemos espanta brujas en la parte alta de alguno de ellos, que son plantas parasitas que crecen a partir de un hongo y que pueden llegar a tener un gran peso y romper una rama, por ejemplo, pero no destruyen el pino. EL monte está fantástico esta mañana, los brezos rosas y blancos aún tienen alguna flor y sentimos aromas dulzones de las setas todavía.

Poco a poco vamos dejando atrás el reguardo del bosque y cogemos una pista que nos va a devolver al punto de partida, sintiendo una fina lluvia en nuestras caras. Entramos en Fuentetoba de nuevo junto al río, huertas, olmas, chopos y zaragateras, nos fijamos en una reconstruida casa que nos parece un antiguo molino antes de reencontrarnos todos junto al arco de nuevo, donde damos por finalizada nuestra ruta en una mañana neblinosa, lluviosa y triste que hemos transformado en un día provechoso, animado y satisfactorio.

 

Soria, 19 de diciembre de 2020

 

Emi

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