HAYEDO DE NIEVA DE CAMEROS 10-11-2019
El viaje comenzó el 10 noviembre, un día frio, con cielo gris y amenaza de algún copo de nieve. Era mi primera ruta senderista con “Soria paso a paso” como invitada de Maribel y desde el principio me sentí acogida. El grupo era compacto, uniformado de azul y contagiaba alegría y bienestar.
En el coche con Ricardo comentamos el tiempo y la necesidad de botas para la nieve y hubo un mal entendido que nos hizo volver a retroceder a Soria. Seguimos camino de Logroño por la N 111 pasando el túnel de piqueras y aquí nos apareció una estampa de navidad con el paisaje cubierto de nieve y hielo.
Llegamos a Nieva de Cameros por la LR-253 o LR-450, un municipio de la comunidad autónoma de la Rioja, situado en la cuenca del río Iregua. Este pequeño pueblo cuenta con numerosas posibilidades para el paseo y para excursiones, puesto que sus numerosas pistas le unen con otros municipios de la propia Sierra. Aparcamos los 5 coches y comenzamos aquí la ruta atravesando una portilla de ganado, por un sendero donde se divisaba la ganadería de caballos, vacas y de algunas aves rapaces.
Seguido este verde camino que remonta la ladera de la montaña, nos encaminamos hasta el alto de la loma donde encontramos alguna seta de cardo, champiñón y pedo de lobo. Encontramos acebos, robles y algún que otro pino. Seguimos ganando altura, no sin esfuerzo, tomándonos algunos momentos de respiro con la excusa de echar un vistazo al paisaje que nos rodeaba. Aquí hicimos un descanso para volver a juntar al grupo que se había dispersado y nos adentramos en un bosque de hayedo que nos envolvía con su espesura, ocultándonos el agreste paisaje. Todo esto me pareció impresionante, ya que contaba con una variedad de colorido otoñal que pasaba del verde al marrón ocre, y con una alfombra de hojarasca que cubría el suelo.
Disfrutando de este paisaje hicimos un descanso para almorzar nuestros bocadillos, pastas, sobadillos, chocolate y hasta un calentito café, y culminamos esto con el recuerdo de una foto a los bastones apoyados en una de las hayas.
En este punto, se nos indica que los cazadores tienen organizada una batida por la zona y que Angel al ver los perros ha hablado con los cazadores, por lo que si no existen imprevistos, los espacios por donde no pensamos mover en la hora en la que pasemos no tendrán problemas, pero se nos indica que nos pongamos lo chalecos de alta visibilidad que llevamos en nuestras mochilas por si las moscas.
A continuación, a pesar de sentirnos un poco perezosos, comenzamos un largo tramo de pista por el hayedo, acompañado del sonido de algún arroyo, al encontrarnos en una zona de humedal con helechos y troncos cubiertos de musgo. Constantemente me surgían numerosas sensaciones repletas de emoción y curiosidad, sintiéndome rodeada de este paisaje tan espectacular.
Seguidamente, al salir del bosque, nos sorprendieron las imponentes montañas que nos rodeaban y los verticales riscos, monolitos y agujas, llamados El Zapatero y El pirulo.
Entre risas llegamos de vuelta al pueblo, divisando el maltrecho castillo, y allí visitamos la fuente, nos hicimos fotos en el albergue y tomamos un vermut en el bar.
Finalizando la ruta, y con ella, esta fascinante historia, volvimos de vuelta a Soria para llegar a comer a casa, con la impresión de haber tenido la suerte de compartir la mañana con un grupo fabuloso de gente y de disfrutar paso a paso de este paisaje otoñal. Muchas gracias a todos, por acogerme y hacerme sentir una más.
NINES
Bienvenida Nines,gracias por relatarnos la ruta.Asi la disfrutamos tod@s un poco.