LAS VINIEGRAS: UN PASEO DE ALTURA

 

Soria, 19 Mayo 2019

 

Si el sábado pasado transitamos por la cara sur de la serranía del Urbión, admirando la belleza de un rincón del pinar que parece encantado por las caprichosas formaciones rocosas que esconde, hoy, la vertiente norte del Urbión  es la que nos ha permitido admirar el encanto de otros paisajes de montaña, que rivalizan con la no menos sugerente imagen de los pueblos que se asientan sobre esta latitud de la montaña. Comarca y pueblos comparten el genérico nombre de Las Viniegras, siendo la situación geográfica de estos pueblos lo que les singulariza: Viniegra de Arriba y de Abajo.

El trayecto programado no es de largo recorrido, (apenas 12 Km.), por lo que  nuestros organizadores no nos hacen madrugar en exceso y a las 8,00 h., con puntualidad suiza, estamos  en el punto habitual de concentración 28 entusiastas caminantes  que nos hemos dado cita para esta ocasión. Y al tratarse de una ruta lineal, no circular,  modificamos nuestro habitual sistema de desplazamiento, sustituyendo los vehículos privados  por un autobús que nos conducirá hasta el  inicio de la ruta.

Poco antes de las 9,00 h. hemos llegado al punto de nieve de Santa Inés, donde comenzaremos el sendero que los wikiloc de nuestros sherpas han marcado como el principio de nuestra aventura sabática.

La mañana se presenta soleada, aunque algunas nubes dispersas   pudieran traernos agua. Las previsiones climáticas  apuntan esa posibilidad en proporciones mínimas; por eso,  quien más, quien menos, se  ha previsto  para hacer frente a la lluvia.

Ajustadas las mochilas, asegurados los cordones de la botas, estirados los bastones y pertrechos con la ropa apta para estas alturas, iniciamos la caminata con un moderado ascenso desde el aparcamiento del puerto de Sana Inés por una pista de tierra hasta el alto de las Tres Cruces, también llamado en otros textos geográficos Alto de los Tres Mojones. Es una pendiente corta y liviana, de apenas 1 Km. de recorrido, y en la cima encontramos una alambrada  y el punto divisorio correspondiente a los municipios de Vinuesa, Montenegro de Cameros y Vinegras de Arriba. De ahí el referido nombre de Los Tres Mojones.

Nos encontramos a 1899 m. de altitud y enseguida notamos el suave pero castigador viento frío que airea estas alturas, por lo que echamos mano de los imprescindibles guantes, gorros y otros complementos adecuados a la temperatura exterior. Descendemos por el cordal noroeste del Alto por una pista que pronto se convertirá en una senda herbosa, desde donde podemos recrear la vista sobre el manto blanco que deja la nieve caída en fechas recientes. La cara noroeste de la serranía del Urbión mantiene ese aspecto níveo de la fría estación invernal y aunque queda un poco lejos esta época del año, el brusco descenso de las temperaturas de los últimos días ha propiciado el extendido y siempre beneficioso manto de nieve que da vida y luz al paisaje montañoso. Y como faltaba la habitual foto de familia  de comienzo de ruta, aprovechamos el fondo blanco de la montaña para dar testimonio ante la cámara  del  sherpa de nuestro paso por estos pagos.

Dejamos el cordal cimero y tomamos una senda que desciende por un ancho cordal herboso hasta ganar un collado, donde abandonamos la vereda de descenso para introducirnos en el cauce del arroyo de la Majada del Acebo. Antes de adentrarnos en la parte más baja del terreno , tenemos ocasión de contemplar el vasto paisaje montañoso que ofrece esta latitud de la sierra del Urbión, donde podemos  apreciar, por un lado, el perfil  de ondulantes  colinas y picos que se solapan y suceden a lo largo de la serranía, en perfecta sintonía entre picos, quebradas, collados, extendidos a lo largo de esta parte del sistema Ibérico, perfectamente identificados por su nombre en cualquier consulta cartográfica del lugar, y, por otra, las diferentes coloraciones paisajísticas en función de la vegetación y la flora presente en este suelo montañoso. Mientas la cara este muestra masas continuas del omnipresente pino albar, el costado oeste presenta un aspecto más austero, con apenas vegetación arbórea y solo el verde del suelo y su aprovechamiento para pastos indican la persistencia de  vida orgánica frente a la dureza climática de las alturas.

En nuestro descenso hacia el cauce del arroyo nos topamos con un rebaño de vacas que pacen plácidamente por este entorno, hasta que advierten nuestra presencia. Y como si de una orden del pastor se tratara, apenas nos acercamos  hacia su terreno, inician la marcha en dirección sur, agrupadas y, sin duda, contrariadas por haber interrumpido su tranquila mañana. Nuestra sorpresa es que cuando hemos descendido un buen tramo vemos que algunas de estas reses se han colocado en lo alto del collado y observan vigilantes nuestra marcha, como si quisieran asegurarse que las dejaremos en paz el resto del día. Por el lugar se puede apreciar la obligada presencia de un abrevadero para ganado, así como un pequeño chozo, que suponemos sirve de recurso para las funciones propias del pastoreo.

Según descendemos, podemos admirar a nuestra izquierda en todo su esplendor la emergente silueta del macizo del Urbión y frente a él, como si de su escolta permanente se tratara, la no menos robusta figura del vecino Zurraquín.

Una vez alcanzado el curso del arroyo, continuamos paralelos a él por un sendero que va alternando de orilla. El nombre del arroyo “de la majada del acebo”, me lo apunta Ángel. Y, por mera curiosidad, busco información sobre el origen del nombre y  curso del mismo. Recibe el nombre de un paraje conocido como Majada del Arroyo, ubicado en el riojano pueblo de El Rasillo de Cameros, no muy lejos de estos enclaves, precioso lugar donde en medio de unos enormes pastizales surgen unas curiosas  formaciones rocosas calizas.

Ya he apuntado que la dirección en paralelo con el arroyo no es fija y hay que vadearlo en repetidas ocasiones para continuar por  caminos más accesibles. Y aquí se producen las variadas anécdotas del día, en forma de infortunios, para algunos, a la hora de cruzar el moderado caudal de agua que lleva el riachuelo: ante la carencia de puentes o formaciones de piedras alineadas que faciliten el cambio de orilla, no queda otra solución que apoyar el bastón sobre el lecho del arroyo, mientras asentamos el pie sobre las resbaladizas piedras que sobresalen del cauce, con resultado no deseados para algunos: en unos casos, el agua hasta los tobillos indica que la transición a la otra orilla no se ha hecho con la pulcritud que debiera y, en otros, el resbalón sobre la incómoda piedra resbaladiza  que sirve de soporte  para dar el salto al otro lado, propicia que alguno acabe con sus huesos sobre el lecho del río. Afortunadamente sin más consecuencias que el incómodo remojón inesperado y sin repercusión para  la salud del accidentado   o  los  efectos personales  que se protegen del agua. Quedan para el recuerdo colectivo estas anécdotas que ponen el toque humorístico de nuestro paso por el cauce del arroyo de la majada.

Y lo que no puede faltar nunca en nuestras marchas es el tiempo gastronómico para el bocadillo. A los pies de un corto descenso para retomar la senda fluvial, descargamos las mochilas, vamos tomado asiento en las piedras que se clavan en el suelo y  damos cuenta de los tentenpies cuidadosamente conservados en el fondo de las mochilas. Es el momento de comentar, valorar y hasta bromear con los aspectos que se han sucedido hasta entonces. La  soleada mañana y la cada vez más improbable previsión de lluvia, hace que este rato sea distendido y tranquilo, hasta el punto que el sherpa tiene que anunciar con voz de líder que el tiempo de comer se acaba, pero el camino todavía no. Así que levantamos el vuelo  y enfilamos por la senda marcada.

A medida que avanzamos entre zigzagueantes quebradas que se  suceden y se esconden entre ellas, podemos admirar a ambos lados de la parte baja que marca el curso del arroyo frecuentes cortados rocosos, erizados de potentes monolitos que dominan el paisaje desde lo más alto que alcanzamos a divisar. No es de extrañar que en las laderas que forman estos cañones roquedos, encontramos diversos canchales originados por la fragmentación de las rocas debido a causas mecánicas, como la conocida gelifracción, la congelación del agua por los contrastes térmicos entre el día y la noche en las grietas de la roca, lo que hace que esta se fracture en trozos debido al aumento del volumen del hielo. También son visibles lo que parecen restos de antiguas lenguas glaciares, hoy convertidas en vertiginosas torrenteras de agua, de imposible acceso para el senderista.

Y como estamos en tierra de ganado (vacuno, lanar, caballar), medio habitual de supervivencia de esta comarca, no podían faltar ruinas de antiguas tenadas, elemento imprescindible para la cría  y refugio de los rebaños que por aquí abundaron.

Nos vamos acercando al primer núcleo de población que se esconde bajo estas montañas. Y la primera sorpresa agradable es que, por fin, encontramos un puente que facilita el acceso a la otra orilla del arroyo que ahora cruzamos. ¡Se acabaron los equilibrios innecesarios y los riesgos de mojarse más de la cuenta! Podemos acceder al otro lado con la seguridad de  que no  haremos  uso del seguro federativo…Un poco más adelante encontramos otro sencillo, pero seguro puente de madera que nos hace cambiar el camino.

Y así, pian-pianito, tenemos Viniegra de Abajo a nuestro alcance. Sin embargo, antes de llegar, queda por resolver una última duda sobre cuál de las bifurcaciones que aparecen en las proximidades del arroyo que corre paralelo al camino  nos pone en la dirección de entrada al pueblo. Tras una breve observación por nuestros espontáneos exploradores, emprendemos los últimos metros por un estrecho sendero de tierra que comunica con la pista que desemboca en la entrada al  pueblo. Allí  espera el autobús que nos ha dejado en Santa Inés. Y lo primero y más urgente es el cambio de calzado y calcetines, sobre todo para los accidentados que han sentido la temperatura del agua en sus pies y/o en sus carnes.

De Viniegra de Abajo se puede decir que se encuentra en la comarca del alto Najerilla, entre el Camero nuevo y la sierra de la Demanda. Por el municipio pasa el rio Urbion, que nace a 4 Km. de aquí, en la laguna de Urbion, y ha sido incluido en la Asociación de los Pueblos más bonitos de España el 1 Enero de 2019. Su escuela, edificio emblemático construido en 1908, está vacía (¿nos dice algo este término?) y aún siendo uno de los pueblos más bonitos de España, “sin escuela no hay futuro, calles sin niños, pueblos desiertos, sin alegría, sin esperanza, sin porvenir”. Es el testimonio de un paisano de este municipio, José Parra García.

Viniegra de Abajo tiene alguna curiosa vinculación con nuestra inmortal Numancia. Parece ser que Viniegra fue la ciudad de Lutia. Fue allí donde Retógenes, heroico defensor de Numancia, reclutó 400 jóvenes para luchar contra Escipión. Sin embargo, por una traición (existe en el cordal montañoso un pico con este nombre, el pico de la Traición) estos jóvenes fueron entregados a los romanos, que les cortaron la mano derecha, logrando así asestar dos golpes a sus habitantes: el primero físico, dejando inútil a la población trabajadora y el segundo moral, impidiendo a los guerreros empuñar las armas y morir dignamente en el campo de batalla.

Apenas hemos hecho el urgente aseo post-ruta, y sin oportunidad de girar una visita a este bonito pueblo riojano, nos dirigimos al restaurante conocido como la Venta de Goyo, a escasos Km. del municipio. Llega la hora del merecido asueto gastronómico en un amplio y confortable establecimiento, situado a medio camino entre las dos Viniegras. Y el momento se torna alegre, distendido, jocoso, mientras cada uno recuerda el menú elegido y podemos disfrutar de la esmerada cocina de este establecimiento.

Terminado el almuerzo, aún nos queda tiempo para que algunos podamos tomar un segundo café en la barra del bar adjunto al restaurante, mientras nuestro presidente congrega a los inscritos para una especial ruta en el mes de Octubre, a fin de concretar detalles y aspectos programáticos de la misma.

De nuevo en el autobús, tomamos la dirección del pueblo vecino, Vinegra de Arriba, para hacer una breve visita a este no menos bello rincón riojano, también incluido recientemente entre los pueblos más bonitos de España. Pero en el camino ocurre algo poco usual: desde el fondo del autobús advierten al chófer que la puerta trasera del maletero ha quedado abierta, con la consiguiente inseguridad para las mochilas allí depositadas. Detiene el autobús en el estrecho arcén de la carretera, mientras algún compañero que dejó su mochila  cerca de la puerta comprueba que no está. Inmediatamente, Angel y Gonzalo se vuelven hacia el punto de partida del bus, con la inesperada y agradable sorpresa que la mochila la había recogido una paisana del lugar y se dirigía hacia Viniegra de Arriba con la previsión de encontrarnos allí y devolverla. Todo quedó en un susto, fruto de la escasa fiabilidad que presenta un pequeño autobús carente de sistemas de detección de este calado.

Viniegra de Arriba es un pequeño municipio  (apenas cuenta 40 habitantes), pero de gran belleza en su arquitectura popular, enclavado, al igual que la de Abajo, en la comarca del alto Najerilla. En su casco histórico y en sus casas de piedra y calles empedradas que destilan historia y cultura a la par, existen bellas construcciones que datan del siglo XVII y que responden a los cánones constructivos de los pueblos serranos. Como aspecto  distintivo, hay que decir que Viniegra de Arriba, junto a Brieva de Cameros, son los dos únicos pueblos de La Rioja que mantienen la trashumancia actualmente. Sus habitantes tienen como gentilicio el nombre de “noguerones”, debido a la gran cantidad de nogales que hay en su término municipal.

La ruta  ha terminado. Nuestra visita turística por los pueblos colindantes, también. Nos queda el buen sabor de haber conocido otra cara de nuestra siempre admirada serranía del Urbión, y la belleza que encierra esta comarca, con sus municipios de referencia. Tomamos la carretera que pasa por Montengro de Cameros y enfilamos a Soria, con las imágenes que nuestro sherpa nos recordará después en sus siempre acertados montajes fotográficos de  los rincones naturales visitados.

 

AGNELO YUBERO

 

4 Comments so far:

  1. Gracias Agnelo, una crónica amena e interesante, me ha sorprendido especialmente el hipotético vínculo de Viniegras de Abajo con Lutia.

  2. Ya veo que fue una ruta muy bonita y accidentada. Tu relato lo describe todo muy bien, variedad en el paisaje y en la climatología y unos pueblos interesantes. Gracias por describirnos todo tan bien.

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Posted by: soriapasoapaso on