CASCADAS DE COVALEDA II
Para este sábado 27 de abril estaba prevista otra ruta pero dada la cantidad de agua que ha caído en los últimos días las cascadas están impresionantes, de manera que hay que aprovechar la ocasión para poder gozar del espectáculo en tierras de Covaleda, donde estos saltos de agua tanto se prodigan y con más entusiasmo en esta seca primavera, el día 6 de este mismo mes fuimos al Salto del Nervión y pudimos recorrer el mismísimo lecho de la caída de la cascada y cruzar constantemente el pedregoso cauce de un río en ese momento ausente.
Tenemos como punto de encuentro un desvío que nos introduce en una pista que recorremos en coche hasta una pequeña explanada donde se puede aparcar e iniciamos, como hace justamente un año, la ruta de las cascadas, tan magistralmente relatada por nuestro compañero Agnelo, natural de Covaleda y gran conocedor de la zona, que hace casi innecesaria esta segunda crónica. http://soriapasoapaso.es/?p=2772
23 senderistas iniciamos el ascenso a Bocalprado y después de un trecho hay un cruce de caminos, el de la derecha lleva al Peñoncito y a otras dos cascadas que forman parte de un mismo recorrido, el de la izquierda va hacia la Mina del médico, la primera cascada que queremos visitar.
La ruta discurre por un entorno increíble, formidables pinares y arroyos de variable caudal que, ya sea plácidamente o como torrentes, acompaña nuestro caminar, a veces vamos a su lado, otras cruzando sus aguas o inevitablemente caminando sobre ellas.
Del paisaje pinariego qué decir, en ocasiones la fisonomía del terreno permite ver el extenso pinar perfectamente alineado, si ya es espectacular mirar la arboleda en ascenso, hacia abajo es realmente impresionante la vista de miles de ejemplares de perfectos y altísimos pinos silvestres, el sólo hecho de pasear y respirar en su entorno es una bendición.
Llegamos a Bocalprado, una amplia pista y pradera con un refugio de pescadores, una fuente y mesas, que el año anterior aprovechamos para almorzar, también un altar para celebrar misas de campaña para peregrinos.
Tras hacer un pequeño alto en el camino nos dirigimos hacia la derecha y seguimos la pista que nos llevará a nuestra primera cascada, el año pasado había tramos con nieve ya helada, este año la encontramos un poco más adelante a la vera del camino y por el pinar creando vivos contrastes de color, el blanco impoluto con el verde del pinar, con el verde más intenso del musgo que hay por doquier, con el agua que de vez en cuando vuelve a aparecer y no solo en el suelo, también va cayendo en finos hilos o en regueros, incluso como pequeñas cascadas por las rocas del camino.
Encontramos el indicador de la cascada La Mina del médico y pronto nos envuelve el sonido de sus aguas, la pendiente es pronunciada y muy resbaladiza, aunque los integrantes del grupo de senderismo de Covaleda “De los dos caminos el peor” tuvieron la atención con todos los visitantes de hacerla más transitable dotándola de peldaños y pasamanos, hay que llevar mucho cuidado al bajar pero el panorama lo merece, es espectacular el salto de agua y la fuerza que lleva, lo contemplamos y fotografiamos , así como las enormes rocas cubiertas de musgo. Ya solo queda admirarlo bajo otra perspectiva y a través del filtro del agua, así que nos vamos introduciendo en una oquedad que hay detrás de la cascada y… puedo decir que es mágico estar rodeado de piedra y de agua que baja y salpica, del sonido que nace allí mismo con el golpear del agua en la roca… En fin, una pasada.
Continuando nuestra ruta encontramos un indicador donde pone Roble curioso a 15 m. Lo cierto es que su crecimiento al borde de una roca ha sido realmente peculiar y que es una maravilla de la naturaleza con muchos años ya.
Almorzamos allí cerca, al borde del camino, y tras el descanso retomamos la marcha por estos poblados pinares beneficiosos en todos los sentidos, además del medioambiental.
Podemos incluir el Acebuchal, un horno de pez, en los aspectos económico y etnográfico. Dichos hornos se utilizaban para transformar la resina en la brea o pez que impermeabilizaba el casco de los barcos, este año es nuestro compañero Ricardo quien nos cuenta cómo funcionaba y que la materia prima eran los tocones (raíces de los pinos talados para otros usos) que es donde más resina se acumula.
En Soria había dos refinerías a las que llegaba la producción de brea para ser tratada y que pudiera salir hacia su destino final, los puertos de mar. Del transporte se encargaban los carreteros, un oficio propio de estas tierras pinariegas.
Vemos bastantes tocones consecuencia de talas no muy lejanas, los pinos continúan siendo el elemento económico más importante de estas tierras, pero el pino albar o silvestre crece con mucha facilidad y hay pequeños pinos por doquier, Alberto, para el que los arboles no tienen secretos, nos hace notar cosas interesantísimas que sin su aporte pasarían desapercibidas.
Se aprecia que casi todos los pinos tienen una envergadura similar pero hay algunos más grandes, son los árboles padre nos dice. Cuando hay talas se dejan algunos ejemplares para que esparzan semillas y se continúe reforestando el terreno de forma natural. Hace años cuando llegaban a 120 años se cortaban pero actualmente ya no se hace así y siguen formando parte del pinar y, supongo yo, que serán los que ya pasen dicha edad los renombrados abuelos del bosque, término con el que se conoce a los pinos centenarios en Covaleda.
Y caminando a la sombra de pinos de todas las edades llegamos a la fuente del pico, con un original sistema que consiste en un embudo sobre el grifo, cuyo orificio se tapa y el agua asciende hasta el embudo – vaso.
Poco después llegamos a la cascada del Peñoncito, aquí la pendiente, aún con pasamanos, es más complicada y una compañera decide no bajar y yo acompañarla disfrutando un ratito del entorno y del sonido que llega de la cascada pero no pensamos, a pesar de haber venido el año pasado, que ya no había que volver a subir y continuaba la ruta por otro camino, así que tuvieron que regresar algunos compañeros a por las ovejas descarriadas.
Esta cascada es ligeramente escalonada y algo más pequeña pero el río que se va formando suele tener el caudal suficiente como para necesitar un puente de madera que conecte ambas márgenes y permita continuar el itinerario por el otro lado, pero antes accedemos también a la zona trasera pudiendo contemplar a través de las cortinas de agua un nuevo y fantástico paisaje.
En las dos siguientes cascadas la bajada resulta bastante más fácil, primero visitamos la Chorrera y después la cascada del Río la Ojeda ambas son preciosas y continúan dotando a su entorno de un gran encanto.
Vamos con nuestro compañero Alberto y eso hace que al pasar junto a unos pedazos de raíz que no llaman en absoluto la atención nos enteremos de que es cepa de brezo (resistente a la sequía y al fuego) que ha sido materia prima para la elaboración de las clásicas pipas de tabaco, algunos trozos parecen sugerir ya la forma inconfundible de una pipa.
También se han ido dejando ver los robles aunque el rey de esos lugares sea el pino, por cierto, en algún ejemplar se ve junto a las ramas una acumulación de hojas muy apretadas que toma forma esférica, que se denomina escoba de bruja.
En algún momento también hemos pasado junto a un montón de tierra bastante prominente que es un enorme hormiguero con una actividad frenética.
Concluidas las rutas de la Mina del médico y de las tres cascadas regresamos a los coches para volver a bajar un buen trecho por la pista hasta encontrar el indicador hacia la cascada del Arroyo lechoso.
Es fascinante, podemos ver y seguir todo el proceso, primero en la zona superior se puede acompañar el curso del río en sus últimos metros y llegar al lado mismo del abrupto final del cauce para ver, desde este privilegiado lugar, el inicio del salto de agua. En la segunda altura desde la que podemos contemplarlo vemos la cascada en todo su esplendor, bajando un poco más y cruzando el río, que ha vuelto a encontrar un pedregoso lecho, nos adentramos en una gruta que nos va permitir quedarnos a un lado de la cascada y tocar el agua en su caída. En esta ocasión no se trata de una pequeña oquedad si no de un espacio bastante amplio y totalmente abierto a la cascada.
Nos quedaremos con las imágenes de la fuerza de las cascadas y de la vida del bosque que, según recientes estudios, forma autenticas redes de comunicación y de ayuda mutua, pero principalmente y este mismo sentido con el inestimable apoyo entre compañeros siempre dispuestos a tender una mano a la hora de cruzar el río, saltar entre las rocas, fuertes desniveles o en las resbaladizas cuestas.
Ana Mª Abajo
27 -04-2019
Gracias Ana por hacerme volver a recordar los momentos mágicos vividos en cada cascada!!!
Maravillosas las cascadas, fascinante y necesaria el agua y por supuesto gracias a esos compañeros que ayudan a pasar obstáculos en las rutas y gracias a los que nos hacen estos relatos tan chulos. Gracias Ana.