Del Raso La Nava a la Caldera de Duruelo(14 de septiembre de 2024)
Empezamos la segunda parte de nuestro año senderista de forma suave y sosegada para ejercitar nuestras piernas de nuevo y llegar al fin de año capaces de subirnos al Pico Frentes en un periquete. Nos damos cita de inicio de ruta en el Raso La Nava al lado de Covaleda, aunque todavía nos encontramos en periodo estival, la mañana se presenta muy fresquita de forma que la escarcha blanquea los tejados de Salduero y Covaleda y la gran esplanada de la Nava está cubierta también por una capa blanquecina, estamos a unos 1214 m de altitud y el termómetro marca bajo cero.
Unos monolitos tallados con diferentes motivos delimitan el campamento de la Nava que este verano albergó a casi 5.000 scouts y en el descampado sobresale un gran arco del triunfo con tres arcos (1946) y la ermita de Sta. Mª de la Fe, construida en 1947. Comenzamos a caminar con los dedos congelados a pesar de llevar guantes adentrándonos en el maravilloso pinar covaledense hasta llegar al puente “Paso de los arrieros “cuyo nombre hace honor a los carreteros que allá por los años cuarenta y cincuenta transportaban la madera desde el monte con animales; tres ojos entre pilares rectangulares dejan paso al escaso caudal del Río Duero y este es el lugar en el que salimos de la pista de grava para seguir nuestro camino pegados a la corriente de agua cristalina del Duero, que a veces se remansa favoreciendo la formación de mantos vegetales acuáticos.
Las setas ya están brotando ya que ha habido unas lluvias muy favorecedoras a últimos de agosto pero todavía los sombreros están muy cerrados haciendo dudar a Gema y Félix sobre la especie de algunas de ellas; al encontrar unas setas blancas con moteados oscuros Gema piensa que son “coprinus comatus” y Félix piensa que la especie es” macro lepiota procera”, gana la macrolepiota finalmente y llegamos al puente de Sto. Domingo al que no hacemos mucho caso por ahora porque preferimos ir siguiendo el sendero, nuestros dedos siguen congelados y agradecemos los rayos de sol que se cuelan entre las pinadas. No tardamos mucho en llegar a la depuradora de agua de Duruelo de la Sierra que nos da paso a una gran pradera por donde saludamos a más de un paseante, por esta zona el río Triguera se une al Duero.
Tras atravesar un puentecillo, abrimos una portera para pasar a una zona con naves ganaderas donde hay algún caballo, pero cambiamos enseguida a naves que alojan la primera gran riqueza natural de la zona que son los aserraderos; paseamos un buen rato entre las calles del polígono industrial oliendo y viendo madera. Saltamos la carretera hasta el paraje de las Peñitas que es uno de los lugares de recreo de los vecinos de Duruelo con su manantial que es” la fuente de las peñitas”. Esta mañana es un poco especial porque el lugar se está preparando para que el domingo acoja a vecinos y forasteros que quieran degustar la típica caldereta fin de fiestas que es muy tradicional en toda la zona de pinares. Al atravesarlo encontramos una imagen muy curiosa provocada por la baja temperatura y un aspersor que está regando una zona del campo en la que la hierva está congelada y tiesa a la vez que resplandece bajo el sol que le entra entre los árboles, el suelo debe estar bien preparado allí donde se va a hacer fuego. Algún toque de campana se escucha a lo lejos porque hoy es uno de los días de fiesta principales de Duruelo: el Santo Cristo de las Maravillas.
Al salir del paraje de las peñitas el bosque se espesa, grandes helechos guardan el sendero y aparecen los robles que forman un bosque medio entre los enormes pinos siendo el final de este agradable paseo la meta de la ruta de hoy que es “ la caldera” una poza natural entre rocas que forma el Duero, famosa por sus aguas heladas aun en verano. Tomamos nuestro tentempié al lado del pozo y nos dividimos en dos bandos, la mesa de los que quieren sol y la mesa de los que prefieren sombra.
Terminado el almuerzo volvemos siguiendo la margen derecha del río disfrutando de nuevo del caminar entre el bosque de pinos con la ventaja de que la temperatura es por fin agradable, cuando las campanas de la iglesia de S. Miguel comienzan a revolotear con un soniquete potente y alegre llamando para celebrar la santa misa y la gran procesión con el cristo por las calles; nosotros ya estamos cerca de las peñitas nuevamente y cuando atravesamos el parque por segunda vez ya hay un gran remolque de madera de pino preparado para la caldereta. Repetimos el camino de vuelta con la única diferencia de que, al llegar al puente de Sto. Domingo, lo atravesamos y nos detenemos a leer su historia que nos dice que hoy es considerado un monumento y que fue paso entre Covaleda y Regumiel de carreteros, data del siglo XII y tiene una construcción peculiar con un gran arco único de grandes dimensiones y estribos prolongados formando rampas a ambos lados del gran arco para que subieran los carros. En la actualidad el gran arco ha sido recubierto con madera para dar forma de nuevo al gran puente y podernos imaginar cómo fue en realidad
Ruta tranquila y animada por nuestras conversaciones que nos da energía para recibir al otoño que se presenta muy emocionante en cuestión de rutas pasopaseras.
Emi
Como buena pinariega has sabido plasmar la esencia de los encantos de nuestros montes.
Nos acordamos de ti recorriendo los fantásticos pinares de tu pueblo.Gracias.
Qué chulo leer la crónica!!
Hasta para una forastera no Pinariega… simplemente del Club de fans de Pinares Gracias Emi!