Almorzando en la cueva de las Llanillas.2 de marzo de 2024.
Nadie ponemos objeciones a la idea de nuestro sherpa de suspender la ruta a la
Peñota y dar nuestro paseo por los alrededores de Soria dada la climatología adversa
que tenemos esta mañana, frío, lluvia y además con previsión de empeoramiento
según avance la jornada.
Por este motivo, hoy como novedad salimos caminando desde el Gaya Nuño,
recorriendo la ciudad hacia la zona de los Royales desde donde saltamos
directamente al campo; los aguaceros van y vienen mientras descendemos por un
camino que nos lleva a las puertas de una finca privada que nos obliga a subir la
montaña. La subimos y la bajamos por el lado contrario hasta llegar a un largo túnel
bajo la carretera por el que circula un arroyuelo; hacemos después un poco de vía
verde viendo a las cigüeñas instaladas en una finca y tras pasar el puente sobre el río
Golmayo y la quinta del Royal de arriba cambiamos a un paisaje que nos proporciona
más cobijo, se trata de un bosque de encinas con musgo en la parte norte de su
tronco y líquenes en sus ramas, caminamos un rato entre el arbolado abrigados del
aire que empieza a convertirse en un elemento adverso más, pero no somos los
únicos que buscan cobijo en este lugar ya que hay signos inequívocos de actividad
animal.
Salimos del bosque a una gran avenida por donde están asentadas enormes torres de
luz y la atravesamos para llegar al” alto de las Llanillas” con unas panorámicas
estupendas de la ciudad, Golmayo, Pico frentes y hacia la izquierda la montaña
horadada por la cantera. En la pared que desciende desde esta llanura hacia la zona
de Golmayo se encuentra la cueva a la que nos dirigimos, pero antes de acometer la
bajada, Ricardo estudia cuidadosamente la zona por la que va a ser más fácil hacerlo.
El descenso hacia la cueva es el trayecto más complicado de la ruta por tener que
caminar en algún momento por la pared caliza, pero con nuestros bastones y a
nuestro paso moderado llegamos con éxito al pie de unas escalerillas labradas en la
tierra que dan acceso a la cueva de las Llanillas.
Aunque es un poco temprano es obvio que hemos llegado al lugar adecuado para
tomar nuestro almuerzo porque aquí hay asientos, mesa, hogar y canalizaciones que
recogen el agua que cae desde arriba para dirigirla a un lugar determinado de la cueva
y que no se humedezca el interior del recinto. Buitres y alguna otra rapaz que no
identificamos muy bien nos obsequian con vuelos bajos ceca de la entrada y los
podemos contemplar mientras tomamos nuestros bocadillos. Ricardo propone
profundizar en la gruta y solo Paula es la valiente que le acompaña a las entrañas de
la tierra.
Caminamos de vuelta por el mismo territorio despejado y calizo pasando por pequeños
grupos de carrascas y algún pino suelto de vez en cuando, dejamos el camino que
llevamos y acometemos otra pequeña subida hacia un montículo donde encontramos
un bosquecillo singular compuesto de quejigos y robles todos ellos invernando,
desnudos pero cubiertos de grandes mantos de líquenes, nos atrae especialmente un
gran rebollo con ramas partidas, debajo del cual nos hacemos una divertida y
empapada foto porque hace un rato que chubasqueros, gorros y paraguas han salido
de nuestras mochilas
De aquí bajamos de nuevo al Royal de Arriba junto al río Golmayo decidiendo caminar
un poco mas siguiendo el cauce del agua en su recorrido hacia la ciudad y
descubriendo a nuestro paso profundas pozas y meandros que el río va labrando.Vemos de nuevo a las cigüeñas paseando tranquilas por su prado y pasamos por
extrañas construcciones sobre los árboles bajo los cuales se han dejado alguna
herramienta. Ya por la vega del Golmayo buscamos algún paso sobre el río que hoy
no está disponible por el abundante cauce por lo que nos vemos obligados a seguir
camino hacia la Rumba hasta encontrarnos bajo el puente de Carlos IV por el que por
fin franqueamos el afluente del Duero.
Wikipedia nos cuenta que este puente se construyó en el 1790, año en el que reinaba
en España el monarca Carlos IV, de ahí su nombre. El puente se realizó dentro del
proyecto de la carretera general de Soria a Madrid, entre 1787 y 1790. Las obras de la
carretera se suspendieron cuando apenas se habían construido dos kilómetros e
hicieron falta 108 años para concluir el tramo de Soria a Medinaceli, se ve que es
tradición en Soria ya desde antiguo la tardanza en la construcción de carreteras.
Desde su construcción fue el único acceso a la ciudad desde el Sur de la provincia.
Fue reconstruido y recuperado para el paseo en el año 2008.
Al atravesar el puente barroco admiramos el gran viaducto de hormigón construido en
los años 40.
Hay agua bajo los puentes, agua que sale por las canalizaciones que bajan de la
ciudad y nosotros ya vamos también sintiendo el agua en nuestros cuerpos, debemos
de ser un grupo llamativo con grandes chubasqueros chorreantes porque hasta un
gran camión para en mitad de la carretera para que pasemos, como si hubiera un paso
de peatones, y nos dice adiós con un gran pitido, nosotros le saludamos también
dándole las gracias y nos subimos directamente a la Avda. de Europa para dar fin a
nuestra ruta, de nuevo atravesando la ciudad y siendo foco de atención de las miradas
de transeúntes y conductores.
De vuelta en nuestro bar favorito de Fadess, no sabemos si tomar una cerveza con
terrenillo o un café con leche calentito, al final gana la bebida reconfortante con lo que
nos añadimos a la tendencia de unir este famoso producto soriano a otros alimentos
y se inventa el café con leche con mojones de torrezno.
Emi
No pude en esta ocasión unirme al grupo para caminar, pero compartiendo tu relato nos permites poder disfrutar de la ruta. Gracias Emi!!