Fin de temporada o la ruta sin fin por Aliaga

 

24 de junio de 2023

 

El autobús  nos lleva a tierras Turolenses a la comarca llamada  de las Cuencas Mineras, nuestro punto de llegada y de partida para la ruta  es Aliaga cuyo nombre proviene del Árabe “Alulgha” que significa valle torcido y es que este terreno es un compendio de geología donde se encuentra el primer parque geológico de España  ya que las montañas que rodean Aliaga tienen escrita la historia de los últimos 200 años, según explica un panel ilustrativo: Primeramente todo estaba cubierto por el mar, que se fue retirando y a partir de este momento llegaron las elevaciones, fracturas y plegamientos de los estratos sobre los que los ríos posteriormente  hacen  su lenta labor de desgaste  y erosión dando lugar a sitios estrechos y recónditos a los que se puede llegar gracias a la intervención humana que hace accesible lo que era intransitable; hoy vamos a conocer una brecha profunda y asombrosa creada por el río Guadalope que es uno de los afluentes principales del Ebro. De las entrañas de estas montañas se extrajeron minerales ya en el S XI que fueron lignitos (carbón vegetal) y posteriormente Carbón mineral entre los S. XVIII y XX, la minería ha dejado su profunda huella también en el terreno, la historia y en la forma de vida de esta localidad.

Atravesamos Aliaga todavía en el autobús, fijándonos en las cruces que coronan los escasos restos de su antiguo castillo musulmán, haciéndose la carretera cada vez más estrecha hasta llegar a un punto por el que el autobús no puede pasar por unos arcos naturales de piedra que hay sobre ella. Aunque es un gran contratiempo el surgido con el medio de transporte, los sherpas reorganizan el recorrido y nos llegamos al cauce del Guadalope para empezar a caminar, porque tendremos que hacer algún kilómetro más y aunque esto no nos importa en condiciones normales, hoy tememos al calor anunciado.

Una fresca zona rivereña con grandes chopos es el inicio de la ruta, pero pronto subimos de nivel por unas escaleras hacia un puente para pegarnos a la pared rocosa y caminar por largas pasarelas metálicas colgadas sobre ella o por caminos adaptados en el escabroso terreno, aunque siempre encontramos donde agarrarnos, de esta forma nos alejamos o nos acercamos al río según nos lleva el camino.

Tras superar un collado aparece ante nosotros la primera gran sorpresa del recorrido: la vieja central térmica de Aliaga con su rotundo volumen que parece emerger del embalse de aguas barrosas con grandes islotes de carrizos que forman un auténtico jardín acuático. Esta central estuvo operativa desde 1952 a 1982 y llegó a abastecer de electricidad a Teruel y Zaragoza; al ser el caudal del río insuficiente para refrigerar sus turbinas, se construyó el embalse y se necesitó un entramado aéreo para conducir el carbón hasta ella, debido a la dureza del terreno y la falta de infraestructuras para el transporte. Recorremos el lado derecho del embalse sin quitar ojo al sombrío y decrépito edificio y nos imaginamos cuan impresionante debería ser en pleno funcionamiento. Descendemos la loma   y llegamos a una pasarela sobre la presa en el que paramos un poco para, de frente, ver el ya desgastado y también viejo dique del pequeño pantano con su aliviadero echando agua.

La fascinación no ha hecho más que empezar porque el sendero transcurre por la parte alta de la margen izquierda del río Guadalope y ya podemos alcanzar a ver la profundísima hendidura en la montaña que es la Hoz Mala con sus altos paredones con formaciones geológicas espectaculares. Dejamos la zona alta descendiendo hasta una pequeña pasarela por la que atravesamos por primera vez el cauce. Ahora en el lado derecho del río volvemos a subir durante un buen rato, viendo como el terreno se va cerrando, escuchando el correr del río al fondo, pero perdiéndolo de vista porque no nos atrevemos a acercarnos al borde del precipicio.  A partir de aquí   llegan los tramos de pasarelas y escaleras más vertiginosas y también uno de los puntos más espectaculares del sendero emprendiendo la bajada más pronunciada de toda la ruta por una gran pasarela colgada de la pared que acaba en empinadas escaleras que nos llevarán por un camino polvoriento, tortuoso, muy resbaladizo y estrecho hasta llegar junto al cauce del río Guadalope otra vez. Agradecemos la frescura del ambiente que nos proporciona el agua y la vegetación junto al río porque arriba del acantilado ya sentíamos mucho calor. Aprovechamos este lugar y estas circunstancias favorecedoras para descansar y tomar el almuerzo junto a un pequeño acebal, el suelo es una pendiente también y nos acomodamos como podemos, algún senderista pasa por el camino deseándonos buen provecho. Vemos cables y grapas en los paredones como señal de las vías ferratas

Ahora nos espera un tramo difícil, aunque cuenta con asideros, peldaños metálicos, grapas y escaleras para ayudarnos a superar los desniveles del terreno para luego descender nuevamente por otro lado y llegar de nuevo al cauce que tiene el agua blanquecina. Subimos, bajamos, saltamos, tenemos que atravesar estrecheces y echarnos al suelo varias veces, casi nos estorban los bastones porque nos es más sencillo agarrarnos a las rocas y las pasarelas son con suelo perforado por lo que tampoco los podemos usar en ellas. Este tramo tan fatigoso nos lleva a la parte más disfrutona del cauce con pasarelas, puentes y escaleras que se van sucediendo y

 

nos van llevando de un lado al otro del río; es otro de los tramos más bonitos, el paseo discurre entre las cascadas, pozas y marmitas que el Guadalope va creando al abrirse paso por la escarpada garganta. Ya queda muy poco para terminar cuando pasamos por una pequeña y antigua acequia, donde nos refrescamos la cara que perteneció a la Masía y el Molino de la Tosca que es final del cañón. Una última pasarela de madera nos permite cruzar al otro lado del río y bajo nuestros pies aparece una enorme poza. Caminamos ya por paisaje boscoso abierto bajo sombra relajante llamado el “estrecho de Valloria” hasta llegar a una carretera en la que el grupo delibera ya que hay compañeros que quieren ir a ver un nuevo tramo de pasarelas que enlazan con las que acabamos de pasar junto a la localidad de Montoro de Mezquita. Son las 14,30h y nos dividimos en dos pandas, los que se van a hacer varios km más para ver, aunque sea una parte de las pasarelas nuevas y los que nos quedamos al pie del río a la sombra, tomando la comida, charlando y refrescándonos los pies.

A estas alturas de la mañana ya vamos justos de agua, aunque todos hemos triplicado la cantidad que llevamos habitualmente, tenemos la suerte de que hay una fuente cerca y se pueden rellenar las botellas, termos y cantimploras antes de empezar la parte más complicada del día que es la vuelta por la carretera durante varios kilómetros bajo el calor abrasador. Ya vamos concienciados de que va a ser un tramo duro, bien protegidos de crema y sombreros caminamos por una carretera que se nos hace interminable, pasamos por construcciones antiguas como la “Masía del estrecho alto “y podemos apreciar el retorcimiento de los estratos de las montañas en las que predomina el tono rojizo.” Solo nos quedan 3 o 4 km.” Es la frase más repetida y aunque cuando ya hemos hecho un buen trayecto nos siguen quedando los mismos, incluso cuando ya llegamos a la Aldehuela, un cartel de carretera nos dice que nos quedan 3 km. hasta el túnel que es el punto en el que quedó nuestro autobús. En nuestro fatigoso camino vemos el carbón en polvo a lo lejos y hacemos una nueva parada para observar más de cerca la central termoeléctrica ya que un gran árbol nos proporciona una sombra maravillosa.

Los que encabezamos el grupo pasamos el cruce de la Aldehuela ensimismados en nuestro pensamiento de llegar al bus, pero aquél que siempre va buscando y observando para hacer buenas fotos nos grita que hay una fuente por lo que desandamos rápidamente para que nuestras bocas puedan sentir el agua fresca porque la que llevamos ya está como el caldo. Pasamos un ratito estupendo riendo y mojándonos junto a esta fuente de agua potable que está en un lugar donde nos imaginamos vivieron mineros por la estructura y forma de las casas. Jesús inmortaliza el momento de júbilo que nos da un montón de fuerza para, ahora sí, hacer los últimos 3 últimos km hasta llegar al túnel que, por cierto, nos la impresión que el autobús podría haber pasado. Gran sorpresa cuando al llegar encontramos compañeros del grupo que se suponía venía detrás, ya en el bus.

Nos vamos todos a pasar un rato por el pueblo hasta las 20h que iniciaremos el camino de vuelta a casa, llama la atención la torre  del campanario de la Iglesia de San Juan Bautista  de esta localidad  que  está celebrando una de sus fiestas patronales: cuando llegamos escuchamos gran algarabía  porque hay vaquillas en la plaza del pueblo, recorremos  la  A- 1403   que atraviesa el pueblo, vemos  edificaciones con porches sostenidos por sólidos sillares de piedra, la  calle de subida al castillo, al que no tenemos ganas de conocer, y acabamos tomándonos una cervecita o dos frente a las gasolinera del pueblo donde el bus llega a recogernos.

Las sorpresas del día siguen sin llegar a su fin porque en el viaje de vuelta un corzo causa un fuerte golpe en el autobús al poco de pasar Calatayud y tras parar el bus donde puede y al no haber cobertura en la zona, unos compañeros retiran el animal de la carretera y se sigue hasta llegar a tener cobertura y poder avisar a la policía. Permanecemos parados en el cruce de Ciria bastante rato hasta que la policía llega y atestigua los daños producidos en el autobús. Después del susto vemos que tenemos que estar contentos porque no ha pasado nada importante aparte de daño material del autobús por lo que el rato de espera se hace muy ameno con chistes, chascarrillos y muchas risas retumbando en la oscuridad de la media noche dentro del autobús.

Por fin en Soria, nos despedimos unos de otros y decimos adiós también a la temporada senderista sin que se nos pueda olvidar mostrar nuestra admiración y gratitud hacia la junta directiva y sherpas que hacen posible que cada sábado salgamos a conocer nuevos territorios o a recorrer los ya conocidos de una forma nueva, bajo otra perspectiva o en otra estación.

Desde la recogida del Belén hemos disfrutado de 22 rutas por montañas, valles, ríos, pueblos, museos, cañones, castillos, minas… pero si no estamos contentos siempre podemos pedir “PRESIDENTE DIMISION”.

Feliz verano.

 

Emi

 

 

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Posted by: soriapasoapaso on