SENDA MALA Y ZURRAQUIN. 17 de junio de 2023
Seguimos pendientes del curso de las tormentas primaverales para arriesgarnos o no a subir a la montaña por lo que una vez comprobada la meteorología ha habido suerte y la previsión de tormenta eléctrica es para las 14h, asique nuestro sherpa considera que, si apresuramos el paso, a esta hora estaremos de vuelta, aunque hoy tenemos un duro e intrincado camino por recorrer y bastantes km por hacer.
Empezamos la andadura desde la barrera que cierra el acceso a la laguna más visitada de nuestra provincia, subiendo el sendero paralelo al “arroyo de la laguna negra” a cuya vera encontramos hayas a las que les gusta la humedad ,los pinos que no pueden faltar en este territorio algunos de ellos viejos y enormes, servales y mucho musgo tapizando troncos y pedruscos, haciendo que esta senda tenga un extraordinario ambiente fresco al que se añade el canto de los pájaros y el sonido del correr del agua; pero lo que más nos atrae de este paseo son los tres ejemplares de tejo que encontramos, uno especialmente viejo con su tronco todo hueco.” El camino del bosque” que es el nombre que recibe, tiene escalones y puentes que facilitan el tránsito y la accesibilidad y se acaba uniendo al sendero común que lleva a la laguna negra. Paramos un ratito en el balcón de madera sobre el agua de la laguna negra que ya es verde desde hace unos años y hoy tiene un mantillo amarillento que procede de los pinos que espolvorean su polen primaveral; el croar de las ranas es muy llamativo y potente mientras atravesamos la pasarela y llegamos al escarpado y empinado portillo, viendo la cascada que mana entre los riscos de la montaña a mano derecha. Subimos la senda del portillo con mucho ánimo y al culminarla, algunos no podemos evitar que nuestras mentes evoquen el recuerdo de nuestro querido y añorado Julián para ya llevarlo toda la ruta con nosotros, en nuestros corazones: al pasar por la laguna sin nombre a la que él le puso un nombre…, aquí nos contó un chiste o allá nos hicimos una foto.
La senda mala, como su propio nombre indica es un estrecho y complicado camino sobre un acantilado que nos va alzando hacia el alto de la montaña, de forma que al poco de tomarla llegamos a una zona de pradera con pequeñas lagunas que rellenan concavidades del terreno y que van desapareciendo a medida que avanza la primavera dando paso a mullidos prados que ya sentimos en este momento bajo nuestros pies; el contraste de este remanso montañés es un canchal que desciende desde la cumbre y cae sobre el prado verde, tenemos que saltar por sus piedras para retomar la senda mala por la que caminaremos durante un buen rato sorteando muchos obstáculos como troncos, raíces, rocas y ramas, aunque en ocasiones estas ramas y brezos son nuestros agarres naturales, indudablemente hay que caminar con cuidado mirando dónde pisamos asique no se nos escapa la presencia de un pequeño tritón escondido entre las ramas. Unas veces vamos envueltos por una densa vegetación viendo grandes pinaster que guardan la
senda al filo del precipicio, otras, cuando se nos abre un claro nos asomamos al acantilado. Dejamos la senda y atravesamos el alto del hornillo para llegar al chozo del tío periquillo que es un antiguo refugio de pastores y esta flanqueado por otros dos colosales pinaster a uno de los cuales el grupo se abraza intentando cubrir su circunferencia. Este pinar que pertenece a Covaleda es un lugar especialmente inaccesible en el que todo es gigante desde los hormigueros a los pinos como se acaba de describir, también nos asombran gigantescos troncos grises, cadáveres retorcidos, gruesas ramas que desde la base del árbol, se incrustan en la tierra, parece que estuviéramos en un gran museo de naturaleza muerta, pero esta podredumbre es a su vez el origen de nuevos retoños que repueblan las laderas montañeras, de hecho podemos observar según caminamos que hay cantidad de pinos jóvenes que están floridos, con sus conos femeninos que darán lugar a la piñas y con sus conos masculinos que son desde los que se levanta una nube de polvo si los rozamos al pasar y que harán que las ramas vayan creciendo.
Abandonamos este bosque subiendo y subiendo hasta que La laguna negra/verde vuelve a aparecer cada vez más pequeña ante nuestras miradas hasta alcanzar el tamaño de charco desde la cuota del mirador. En frente tenemos el risco Zurraquin, que es como el hermano mayor del Urbión como Agnelo describe en su crónica del 8 de junio del 2019, a nuestra izquierda los dos picos de Urbión se distinguen claramente, un verdor suave se esparce en las áridas laderas en las cuotas más altas y el ecosistema forestal montañés con lagunas, lagunillas, arroyos y pastizales aparece en cuotas medias donde vemos ganado que suponemos está disfrutando.
Tomamos nuestro tentempié con esta panorámica, son las once de la mañana y la crema de protección y los gorros han salido ya de nuestras mochilas hace un rato y aunque nos falta la bota para dar ese toquecillo de sabor y frescura a nuestras gargantas tenemos todos los componentes para vivir un momento de los que quedan gravados en nuestras mentes de por vida.
Por una senda debajo del mojón alto llegamos enseguida a la laguna helada que la encontramos espectacular con pequeñas florecillas blancas flotando en su superficie y rodeada de recientes y jugosos pastos en los que otro grupo de vacas disfruta también, solo los cencerros y las ranas alteran la paz de este lugar. Se nos comunica que desde aquí se puede bajar de forma sencilla a la laguna negra, pero todos decidimos que somos montañeros plus y que queremos conseguir el IBP 88 por lo que rodeamos a la helada por su flanco derecho para pisar un terreno blando y agujereado como queso de gruyere por el que discurren corrientes de agua que nos lleva a un collado desde el que respiramos profundamente para ensanchar bien los pulmones y enfrentarnos a la granítica pendiente del Zurraquín.
Hay que confesar que se nos hace duro el ascenso, tenemos que descansar de vez en cuando, pero tenemos una excusa perfecta para hacerlo que es el espectáculo paisajístico que supone Urbión y su parte norte o si preferimos mirar hacia abajo vemos el valle del río Revinuesa que acaba de nacer debajo de la laguna larga y trascurre como un hilo en la amplia vaguada al pie del Urbión; es más se podría decir que es una tontería subir esta ladera de un tirón sin pararse a admirar el paisaje. Descansamos cada uno lo que necesitamos y cuando lo precisamos y también nos damos cuenta de que nuestro compañero que habitualmente “aparece y desaparece” y que nos parece que siempre va a su bola, va pendiente de cada uno de nosotros detectando necesidades particulares y dando asistencia y compresión a quien lo precisa
El top del Zurraquin se caracteriza por hospedar dos grandes zonas de rocas resquebrajadas en forma de lajas y es costumbre que quien sube levanta una laja, por lo que el aspecto es de un gran camposanto, también hay pequeñas construcciones e incluso encontramos algún monolito con una pequeña placa atornillada. Levantada la piedra, esta vez a nivel particular, nos dirigimos a otro de los sitios favoritos de esta montaña que es el gran pedrusco que superando el borde del risco queda suspendido sobre el valle del Revinuesa y a cuyo extremo nos encanta subir, a la vez que nos da miedo hacerlo por la vertiginosa altura que tiene; en esta ocasión todos nos hemos asomado al vacío descubriendo otras rocas interesantes y el horizonte norte a partir de los Picos e Urbión en el que hay muchas montañas como el Pico Las Vacas, el Cabeza Herrera y más allá ya en la Demanda el pico San Lorenzo y el Pico San Millán.
Hemos dado la vuelta a todo el territorio Laguna Negra y hemos seguido bien a nuestro raudo conductor cumpliendo los tiempos previstos y también se va cumpliendo la previsión meteorológica con el cielo ennegrecido en la lejanía y retumbando , ya solo nos resta bajar en vertical desde el mismo pico Zurraquin de forma cuidadosa , el descenso es superbonito, con verdaderos jardines verticales, como observa Reme, brezos rosas y blancos, espinos, gayubas y otras rastreras tapizan toda la ladera, pequeños arbustos y árboles que alguien comenta que parecen bonsáis y alguna seta incluida, nunca habíamos visto tanta variedad de verdes. Nos resulta asombroso también el gran farallón que sustenta el circo de la laguna y que vemos por su parte posterior. La última parte del descenso
es boscoso nuevamente entre pinos rectos y alineados con troncos grisáceos por líquenes en su parte inferior, es un territorio muy empinado con gran riesgo de deslizamiento y aunque tenemos varios resbalones, nuestros bastones nos salvan de la caída. El autobús llega a su parada a la vez que nosotros saltamos a pista desde el monte, un par de compañeros aprovechan la ocasión y se bajan en él, los demás decidimos bajar andando por la pista hasta la barrera nuevamente donde nos espera la recompensa diaria post ruta que es tomar nuestro vino o cerveza o refresco antes de volver a casa y hoy estrenamos el nuevo establecimiento del” Paso de la Serrá “ que lo encontramos muy acogedor y armonizando estupendamente en el entorno, además nos quedamos con el mensaje que leemos en este lugar : Aquí no hay cobertura de móvil, no hay wifi, no se puede pagar con tarjeta… ¡disfruta de la desconexión!
Emi