RETIRANDO EL BELEN

 

 

Soria, 7 Enero 2023

 

Se acabó la Navidad. Y con ella lo símbolos que le acompañan. Y  el más representativo es el Belén que inunda rincones en ambientes que rememoran este histórico acontecimiento de la cristiandad. Uno ellos   es en lo alto de las montañas, donde se deja testimonio de esta centenaria tradición. Lo instalamos en  vísperas de las fiestas navideñas en el Pico Frentes y hoy, un día después de la festividad del día de Reyes, hemos vuelto a este emblemático pico a recoger lo que allí depositamos, para poner punto final a esta secular costumbre popular, de amplio arraigo religioso.

A las 8,30 nos hemos dado cita en el lugar de costumbre una veintena  de compañeros/as del grupo para poner rumbo a la vecina Fuentetoba y desde allí iniciar el ascenso hacia lo alto de la familiar cumbre soriana. Y en poco más de 15 minutos  aparcamos los coches en las inmediaciones de la cascada de esta localidad que, sin presentar la exuberancia de nuestra última visita, aún conserva el generoso caudal de agua  vertido desde los 20 metros de altura que la separan del suelo  receptor de  este tesoro acuífero.

El trayecto nos resulta conocido y hasta familiar, tanto por la frecuencia con que  lo hemos realizado, como por la cercanía de la última escapada hacia esta cumbre. Poco podemos decir sobre el paisaje y características naturales que no hayamos descrito ya en anteriores relatos. Aunque siempre hay algún elemento nuevo y muy recurrente, como es el caso de la temperatura que nos depara   esta fría  mañana de Enero. No hay previsiones inmediatas de lluvia, pero sí una notoria sensación de ambiente invernal, como son los -2º C que marca el termómetro. Claro que el frío  no es el peor enemigo del caminante y un buen equipamiento nos ayuda a emprender  la marcha con el ánimo que afrontamos cada caminata.

Dejamos atrás la urbanización y, una vez hemos cruzado las tierras de labranza que asoman por esta superficie, nos adentramos en el camino ya conocido, a través de las profusas y abundantes encinas que lo flanquean. Y, cómo no, el agua que derrama la proximidad de la fuente La Romana, en este tramo  donde  el cauce ha perdido fuerza formando  una pequeña balsa prolongada en el suelo, se transforma en una fina capa de hielo, que deja a las claras los rigores invernales. No ocurrirá lo mismo unos metros más arriba, donde el arroyo  fluye   muy vivo, lo que evita la congelación, a la vez que nos obliga a desplazarnos en zigzag por sus inmediaciones  para proseguir nuestro camino.

Rebasamos la mencionada fuente, mientras proseguimos el moderado ascenso que nos va elevando por los primeros rasos camino  de la máxima cota de altura. Atrás atrás hemos dejado también unas marcadas roderas que parecen trazar un camino alternativo al que nosotros llevamos. Pregunto a José Antonio por este pronunciado itinerario y su punto de destino. Me dice que conduce a unas colmenas no muy lejos de donde nos encontramos, pero no es una ruta alternativa a la que seguimos.

Por el camino tengo ocasión de charlar con Rosi. Hablamos de  asuntos variados, entre otros, de los orígenes del grupo, del cual ella es una de las primeras componentes, junto con Luis, que hoy nos acompaña, primer presidente y fundador del mismo. Y entre otros temas comentamos anécdotas personales de nuestra época juvenil, que nos hacen revivir por momentos etapas de una vida pasada y añorada, donde se mezclan recuerdos y nostalgias de otro tiempo que fue. Y mientras vamos enfrascados en nuestras conversaciones, observamos que se acercan hacia nosotros dos elegantes y soberbios perros mastines, uno blanco, otro negro, en actitud amistosa y con innegables ganas de encontrar alguien  por estas latitudes que les haga alguna caricia y se acuerde que ellos también están cumpliendo una misión, en este caso de pastoreo de un rebaño ovino próximo a nuestra posición. Por cierto, el de pelaje blanco, también nos dio la bienvenida en el mismo tono amistoso cuando subimos a colocar el Belén.

Y el camino da para muchas conversaciones con quienes compartimos ruta, afición y entusiasmo. En esta ocasión, me encuentro con la compañía de Nacho, consorte de Mª Angeles, con quien coincidí en mi  época de actividad laboral en la misma empresa pública y en la que él todavía continúa. Le pregunto por algunos compañeros de entonces de su propio grupo profesional. Y como el tiempo pasa para todos con la misma cadencia, me va informando, uno por uno, de su situación laboral, que es coincidente en todos ellos de su más que próximo pase a la condición de jubilados. “Tempus fugit”, reza un clásico latino.

Atrás queda el paso de La Celada y  enfilamos Sierra Llana, camino erizado de piedras que prolonga la cresta del majestuoso Pico Frentes. A lo lejos divisamos una espesa niebla que impide ver con nitidez la silueta del punto geodésico que marca la  altura más elevada. Por poco tiempo, ya que enseguida desaparece, mientras nos acercamos a esta primera parada obligada, antes de dirigirnos a la pared meridional que alberga nuestro Belén. Y en la cercanía del poste geodésico, mientras posamos para la foto grupal de rigor, observamos una llamativa tira de espumillón de tono anaranjado a los pies de una encina, que adorna otro Belén allí instalado, y que, curiosamente, es el mismo lugar donde, añas atrás, colocábamos  el nuestro.

Y en el paisaje contemplado desde nuestra posición, una ausencia: no vemos las nutridas colonias de buitres que campan en lo alto de las elevaciones rocosas de estas estribaciones. Parece que prefieren los días soleados, donde pueden exhibir su majestuosa y desafiante figura desde su privilegiado hábitat.

Descendemos hacia la roca que constituye nuestro objetivo principal. Y mientras nos vamos asentando para descargar las mochilas y quitar el envoltorio del bocadillo, ya tenemos a Gema retirando las figuras del Belén, primorosamente protegidas y conservadas en la pequeña cavidad que se ha formado en esta gruta. En este caso, las bromas y el buen humor se dirigen a ella, para interpelarle si ha traído la bolsa de Correos donde guardar las figuras para su transporte.

Como en todo momento de descanso de nuestras rutas, no falta el buen humor reinante y la facilidad con que se comparten viandas y caprichos gastronómicos. Pero, además, la jornada es especialmente alegre y animada, aunque la despedida de la Navidad pudiera parecer que tiene algo de nostálgico. Nada más lejos de la realidad. Apenas hemos dado cuenta del bocadillo, surgen las canciones y los bailes espontáneos que ponen calor y color a esta mañana postnavideña. Pronto aparece la turuta de Ángel, instrumento versátil donde los haya, por su reducido tamaño, minúsculo peso y facilidad para transportarlo en un bolsillo de la ropa. Y como instrumento de viento que es, enseguida  su experimentado tañedor desgrana las inconfundibles notas del ya popular villancico  “Burrito Sabanero”. En este caso, además de cantarlo coralmente, se acompaña con una improvisada y más que sincronizada coreografía de los asistentes, que produce admiración entre quienes tenemos dos pies izquierdos para el baile. Por otra parte, sabíamos  que Ángel, de vez en cuando, se arranca con alguna jota de su tierra aragonesa. Lo que desconocíamos es que también muestra excelentes aptitudes para interpretar musicalmente un romance, con tintes heavy, donde se expresan los improperios que una mujer despechada le dedica a su amado, que ha decidido dejarla por otra mujer (residente en Santander).

Me he referido antes al villancico andino de quien lleva su burrito a Belén, pero no es el único que suena en esta animada fiesta. Por algún sitio de la coral que forman los asistentes, se oyen las notas de un  villancico menos conocido, pero más popular en ciertos ambientes de etnia gitana, y que Alicia, además de interpretarlo magistralmente, lo acompaña con una personalísima coreografía al más puro estilo calé.

Pero las sorpresas todavía no han acabado: Ricardo, en un alarde de espontaneidad, comienza a distribuir bombones a voleo, como se reparten caramelos desde una carroza de la cabalgata de Reyes. ¿Motivo? ¡Es el cumpleaños de  Chus, su esposa! ¡Felicidades, Chus! Le deseamos y cantamos de corazón. Y cuando se acaban los bombones, de nuevo Ricardo se muestra presto y diligente para completar la invitación descorchando una excelente botella de cava, que hace las delicias de nuestras más que agradecidas gargantas.

¿Quién dijo que las despedidas eran tristes? Nos estamos despidiendo de la Navidad de la mejor forma que podíamos hacerlo: con alegría, buen humor y generosidad, mientras comentamos que todavía tenemos pendiente la comida grupal de Navidad en el vecino Toledillo, que no hemos celebrado  estos últimos años por las restricciones sanitarias de todos conocidas.

Hemos terminado la ruta con suficiente antelación. Algunos, no se resisten a girar de nuevo visita a la siempre atractiva cascada. Otros, hemos decidido  acudir directamente al lugar de concentración previo a  nuestra posterior reunión en Toledillo, que, en este caso, es el bar del polideportivo de  Fuentetoba. De nuevo tenemos ocasión de intercambiar impresiones, sensaciones y expectativas, mientras disfrutamos de una cerveza o una copa de vino,  de lo que ha sido, y, en general, es nuestra actividad senderista, que nos acerca a la naturaleza y nos ofrece  la oportunidad de conocer, sentir y admirar rincones de la desconocida geografía soriana.

Nos hemos reagrupado todos los participantes de la ruta   en el citado bar de la localidad y emprendemos un corto trayecto hasta Toledillo, donde nos esperan otros compañeros/as del grupo que se suman a esta celebración colectiva.

Salimos una veintena de Soria, ahora somos veintisiete en el restaurante que nos hemos citado. Nos alegra ver de nuevo a algunas compañeras que se recuperan felizmente de distintos procesos posoperatorios y, más pronto o más tarde, tienen previsto incorporarse de nuevo a nuestra pasión común: caminar por el campo, conocer nuevos destinos y disfrutar de la compañía de amigos/as que persiguen los mismos objetivos.

El almuerzo colectivo, que recupera una vieja y añorada costumbre, ha puesto punto final a una ruta no menos deseada y vivida con indisimulado entusiasmo, pero sólo será un punto y seguido para continuar la próxima semana con nuevas rutas, nuevos itinerarios, y, sobre todo, con el compromiso de mantener la fortaleza y dinamismo del grupo, que manifestaremos en la asamblea de socios a celebrar el próximo 14 de Enero.

¡Feliz comienzo de año, extensible al resto  de este 2023!

 

Agnelo Yubero

 

 

One Comment so far:

  1. Genial como siempre Agnelo, me encanta saber lo bien que lo habéis pasado, el video ha sido también muy revelador, hay que aprender nuevas canciones está claro. Un gusto caminar, cantar y leer con vosotros.

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Posted by: soriapasoapaso on