RODEANDO EL CASTILLO DE BERLANGA DE DUERO. 25/09/2021
Aparcamos junto a un Royo o Picota Gótico que data de finales del S. XV y que se encuentra a la entrada del pueblo; esbelto y construido en piedra caliza, en otra época era el elemento que indicaba que esta Villa tenía su propia jurisdicción y servía a su vez de castigo para reos. Su emperifollado pico recuerda a los pináculos góticos que culminan las catedrales..
Junto a esta picota tan especial se emplaza la Ermita de la Soledad que es de tipo humilladero y que también tuvo en otros tiempos una importante función ya que estas ermitas pequeñas se encontraban en las entradas de los pueblos o cruces de caminos y querían decir que se llegaba a un lugar de piedad y la gente, antes de entrar en la población, oraba en ellas.
Tras equiparnos correctamente y darnos los buenos días, comenzamos nuestra ruta por calles estrechas y portaladas, con edificios de adobe y entramados de madera sostenidos por rectos postes; también hay casas blasonadas y señoriales, no cabe duda de que la Villa de Berlanga de Duero guarda reminiscencias de un pasado interesante y esplendoroso.
Salimos del pueblo para adentrarnos en la hoz que forma el río Escalote y en lo alto de la gran pared, tremendos buitres están tomando el sol matutino. La vegetación es abundante y el otoño ya va dando sus frutos: las moras están muy secas apenas podemos picar alguna, pero llaman la atención escarambujos, revientatripas y lúpulo; vemos chopos, abedules y algún nogal que crecen junto al agua que hoy está turbia y embarrada, seguramente por las tormentas de estos días. Un poco más adelante se encuentra una zona hortícola con fértiles tierras, donde hay verduras, frutales y logrados espantapájaros cuya función esta mañana es primordial porque escuchamos continuamente a las alborotadas aves.
Pasamos por instalaciones ganaderas y por malolientes corrales que están vacíos de ganado, para empezar a subir la montaña donde el olor cambia, mejorando sustancialmente, a aromas de tomillo en flor y de espliego. La quitameriendas salpica toda la montaña augurando el frío.
Caminamos un buen rato por una gran altiplanicie y nuestro guía nos va conduciendo hacia el borde de un gran precipicio donde encontramos una fantástica vista de Berlanga, como fondo el cañón por el que acabamos de pasar y frente a nosotros la parte de atrás del castillo que hoy se encuentra en restauración con una gran grúa en su recinto. Recogemos te de roca y disfrutamos del momento, nos vamos acercando todos al precipicio para no perdernos detalle del castillo y sus alrededores. Estamos en la montaña llamada” el Cobarrón” siendo éste lugar el punto crucial de nuestra ruta hoy, porque nos ofrece una visión diferente de la fortaleza, se merece la foto de grupo.
Un rato de paseo tranquilo por el altozano sintiendo el sol y el aire en la cara y admirando un gran horizonte en el que distinguimos a lo lejos el “convento de Paredes Albas”( que fue un antiguo monasterio Franciscano, hoy en ruinas) nos lleva a una zona agrícola donde el girasol ya está a punto para ser cosechado; seguimos encontrando restos de un pasado ganadero como cercados de piedra caliza derruidos y abrevaderos; pero ya rondan las 11h y es hora de almorzar y lo hacemos junto a dos solitarias carrascas en medio de la campiña. Este momento del almuerzo es corto pero necesario y al incorporarnos al camino nos metemos entre dos grandes ejércitos de girasoles todos firmes, cara al sol y ya muy bien tostados.
Solo queda un corto camino por una vereda en la que encontramos y admiramos una gran víbora, para llegar a la parte baja y trasera del castillo de nuevo y tras pasar un puentecillo romano reconstruido, nos acercamos a ver el parque de “La arboleda” con los restos del antiguo lavadero.
Admiramos la muralla y el gran castillo desde el camino mientras volvemos a Berlanga. Este fortín formaba parte con los de Gormaz, Osma, S. Esteban y Atienza de una línea conflictiva que fue conquistada y reconquistada una y otra vez por moros y cristianos, de hecho, su origen primero es musulmán, pero fue definitivamente construido en el S. XII. Quedan de él gruesos muros y su torre del homenaje, así como restos de dos cercas que tenía: una a sus faldas que arropaba la vieja villa y una segunda cuyos restos se encuentran dentro del pueblo actual, siendo el más famoso la Puerta de Aguilera. Más tarde castellanos y aragoneses se disputarían también estas tierras cercanas al Duero y el fortín siguió cambiando de dueño hasta que la villa pasó a ser un señorío vinculado a familias ricas y nobles como los Povar que hicieron una gran inversión y renovación urbanística. Así se encuentran otros edificios históricos como la fachada principal de lo que fue el suntuoso “palacio de los Marqueses de Berlanga” que tuvo uno de los jardines más admirados de Europa (subía haciendo terrazas por la ladera de la montaña con parterres y miradores). Fue quemado por los franceses en 1811 y sus restos declarados bien de interés cultural en la categoría de “monumento” en 1980.
En esta misma plaza llamada del mercado hay una estatua del mas insigne vecino de la localidad, el fraile dominico Fray Luis de Berlanga (1487-1551) que fue el tercer obispo de Panamá, consejero de Carlos V, descubridor de las islas Galápagos e ideólogo del Canal de Panamá. Fray Tomás donó un cocodrilo, caimán, gardacho, lagarto o “regalto” (por todos estos nombres se le conoce) que permanece expuesto en la colegiata y que se ha hecho famoso y “dulce”
Los mecenas Tovar y Frías mandaron construir otros edificios destacados y majestuosos como la Colegiata de Ntra. Sra. del Mercado, que es renaciente en su exterior y gótica en el interior, ésta es bien de interés cultural en la categoría de Monumento desde 1931. El arquitecto fue Juan de Rasines y como curiosidad estaba proyectado que fuera a ser más grande, se dejó de construir una torre más y el claustro. Junto a la Colegiata disfrutamos tomándonos una cañita en una plaza soleada, amplia y alegre a la que no le falta su fuente.
Como no es muy tarde hoy aún se puede recorrer un poco más este fantástico pueblo y descubrir conventos, la antigua chimenea del Hospital de San Antonio y la ermita de la Virgen de las Torres, la plaza Mayor con aspecto y sabor castellano y medieval, incluso tiene el pueblo una judería.
Hoy nuestra ruta senderista ha tenido un suplemento, un plus ya que hemos recorrido un gran conjunto histórico- artístico cuyo primer alcalde, además, fue El CID. Asombrosa la Villa de Berlanga de Duero.
Emi
Magnífica descripción de la ruta. Y magnífica documentación histórica de la tierra que visitamos. Bien, Emi