LAGUNAS DE RABANERA. 6 DE FEBRERO DE 2016

6 DE FEBRERO DE 2016
Mañana despejada y 3 grados bajo cero. Los coches que han pasado la noche en la calle cubiertos por un disfraz blanco acorde a días de carnaval.
Doce componentes de nuestro grupo (Ana Bernal, Ana Mª, Ana de la Hoz, Asun, Feli, Gema, Leli, Maribel y Rosi del bando femenino, y Angel, Agnelo y yo por el masculino) acompañados de dos amigas, Juncal y Rosa. Julia,, aunque pensaba venir, se ha quedado en casa porque se le han “pegado las sábanas”
Partíamos hacia Rabanera del Campo, en tres coches (los de Gema, Asun y el mío) a 19 km de nuestro origen. 
Lugar que durante la Edad Media perteneció a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Soria formando parte del Sexmo de Lubia. A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja que en el censo de 1842 contaba con 28 hogares y 114 vecinos, para posteriormente integrarse en Cubo de la Solana.
Nuestro objetivo eran las lunas de la dehesa, un humedal que no sabemos si su origen está en aguas subterráneas o superficiales.
Hemos cogido un camino agrícola de tierra hacia el Oeste con estupendo Sol a nuestras espaldas, pero que  no era suficiente para compensar el frío matinal. Un paisaje sin nada importante que reseñar nos llevaba a un pequeño y joven robledal salteado de algún que otro pino.

El camino pasaba de duro a mullido debido por la hierba que lo cubría al haber dejado el anterior y las hojas caducas caídas de los robles.
Muy pronto, como a 4 km del pueblo llegábamos a la primera laguna con agua -habíamos pasado por otra que, para la mayoría de nosotros pasaba desapercibida- debido a su sequedad.

Hemos continuado camino en animada charla buscando una nueva laguna por camino de hierba y agua propio del paraje y parar para tomar el pequeño almuerzo que llevábamos en nuestras mochilas.
La verdad es que, si alguno de  nosotros sale con intención de rebajar cintura u otros elementos del cuerpo, tiene difícil conseguir tal objetivo. Compartir tortilla de patata con dulces variados o frutos secos todo ello regado con vino y finalizar con un calentito café no ayuda a lograrlo.

Hemos pasado por otra zona del humedal cuya escasez de agua pregona la temporada de sequía que estamos pasando. En su contorno es donde hemos parado para almorzar, que no para descansar, y satisfacer lo que costumbre hacemos en cada salida: complacernos en un momento de relax alrededor de las viandas que aportamos para compartir en un momento que, no sé si mucho o poco, pero algo tiene de gula.

 
Hemos reiniciado nuestro camino encontrando una nueva laguna, esta sí con abundante agua.
Habiendo dejado atrás el humedal, nos dirigimos  hacia Rabanera por un camino de piedra y arena prensada de servicio agrícola.

En nuestro caminar hemos pasado por un arroyo, ¿El arroyo de Huerto Gil? que junto al puente que lo cruza se mantienen unos enormes chopos que pedían fotografía para el recuerdo.

En el camino alpacas de paja amontonada testimonio de tierra de cereal.

Ya en el pueblo, tras charlar con una amiga de Ángel que nos ha obsequiado con unos roscos que ella misma había cocinado con motivo de la fiesta de San Blas que celebraban en el pueblo, nos hemos acercado a la iglesia con la esperanza de ver su interior -que no ha podido ser por ser demasiado pronto para la  misa que se iba a celebrar- y el lavadero situado a pocos metros.

 

Cuando nos dirigíamos a nuestros coches, hemos podido charlar con algunos vecinos del pueblo que conocíamos y que se preparaban para comer en hermandad, tras la misa de San Blas.
Ya en la ciudad hemos terminado con la cervecita de costumbre en el bar del que partimos y al que regresamos: El Lago.
Luis

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Posted by: soriapasoapaso on