Orbaneja del Castillo. (7/4/2018)
Soria paso a paso abandona hoy su provincia y a su querido Río Duero para irse a caminar junto al Río Ebro.
Dejamos atrás una lluviosa mañana Soriana mientras nos vamos alejando con el autobús hacia Burgos, porque la ruta de hoy está proyectada en la Comarca de los Páramos, al filo de la frontera entre Burgos y Santander. Nos dirigimos a Orbaneja del Castillo, pueblo muy famoso por su acuático paisaje y abarrotado por turistas en esta borrascosa primavera recién comenzada
Al grupo habitual de senderistas hoy se unen familiares e invitados haciendo que esta ruta especial sea más entrañable.
Por fortuna la lluvia se va quedando en Soria y al bajarnos del autobús ya empezamos a disfrutar del paisaje Kárstico modelado por el agua que hay encima del pueblo: El beso de dos camellos rocosos que a la vez llegan a convertirse en el continente Africano. Aprovechando estas paredes naturales antiguamente hubo un castillo de fortificación Medieval y de ahí la segunda parte del nombre del pueblo.
Alcanzamos Orbaneja por la parte de abajo de forma que lo primero que vemos es la fantástica cascada que baja entre las casas que están colgadas en una serie de terrazas. Teníamos muchas ganas de disfrutar de este paisaje en directo por lo que el grupo se empapó del sonido tronante del agua durante un buen rato. Subiendo las escaleras paralelas a la cascada, llegamos a la parte central de la Villa, cuyo título fue concedido por los Reyes Católicos y que es considerada como Conjunto Histórico desde 1993.
Este dato seguro que no extraña a nadie, porque creo que la primera impresión que todos tuvimos pisando sus calles empedradas, entre sus casas montañesas reconstruidas y sus estanques de agua cristalina fue sencillamente de serena belleza, además tenemos la impresión de que somos los primeros turistas del día por lo que el sonido del agua lo apreciamos nítido. Un café calentito y nos ponemos en ruta. Atravesamos el pueblo e iniciamos una enérgica subida por un camino que nos lleva a un terreno llano y escampado, en el ascenso vamos disfrutando de las vistas del pueblo con sus tejados rojos inmersos en la hondonada.
Llegamos al páramo de Bricia y en él a los chozos de Estilla, construidos en la piedra típica del lugar sin ningún tipo de argamasa y con unas curiosas cubiertas voladas hechas por aproximación de piedras laminadas. Unos son de planta cuadrada y otros de planta circular y servían como refugio ganadero y para guardar aperos de labranza porque esta paramera fue zona de cultivo, ya que era el único espacio llano extenso susceptible de ser labrado, a pesar de las limitaciones climáticas de la zona.
Pronto la planicie se llena de bosque compuesto por encinas y quejigos envueltos en líquenes, nos tenemos que agachar en ocasiones para pasar debajo de sus ramas y traspasamos un alambrado que es la frontera. Entramos en Cantabria.
Una curiosa construcción del mismo tipo de piedra que los chozos, de planta rectangular escondida entre la foresta se convierte en el lugar escogido para descansar y recobrar fuerzas así que tomamos nuestro tentempié alrededor de esta construcción con la novedad de que la tortilla de hoy la ha preparado Feli. Estamos en un antiguo fortín militar utilizado por la milicia republicana en la guerra civil, con agujeros estratégicamente colocados en una de sus paredes por dónde se podrían asomar las armas (echando a volar la imaginación, se podría pensar que era un nido de ametralladoras)
Proseguimos el camino por un sendero que comienza a bajar y en el que vemos letreros que nos marcan la dirección hacia unas trincheras que imaginamos relacionadas con el fortín militar. Salimos de la zona arbolada para llegar a un lozano prado en el que las florecillas son todavía diminutos puntos y en el que solo se echa de menos alguna vaca pastando. Estamos en un valle rodeado de macizos y alguno nos recuerda a nuestro Pico Frentes. La mañana continúa nublada, la temperatura es muy agradable y nuestro Ángel de la guarda va consiguiendo que no llueva.
Dejamos atrás el prado Cántabro y el camino de descenso se hace mas pronunciado, quizá estamos bajando por una torrentera dónde las raíces de los árboles están a la vista por la erosión del agua y a la vista tenemos también un pueblo en el valle. Alguien llama nuestra atención para que miremos a la izquierda y en la lejanía vemos una gran boca abierta en el paredón rocoso por donde desciende un torrente de agua .El camino acaba en una carretera que cruzamos para llegar al puente sobre el Río en Villaescusa del Ebro. Este es el último pueblo de Valderredible en Cantabria que atraviesa el río antes de entrar en Castilla y León. Sin entrar al pueblo seguimos por la margen derecha del río, pasamos por una zona de recreo a la vera del agua y por una zona ganadera, vamos camino del “Tobazo”.
La vegetación ribereña escolta nuestro camino y en las márgenes de nuestro sendero empezamos a ver indicios de la primavera, flores abiertas, campanillas amarillas, violetas y otros tonos morados destacan entre la hierba.
En un Km. desde el pueblo llegamos a la cascada del Tobazo cuyo nombre deriva de la palabra toba, roca caliza y ligera formada por la cal que lleva en disolución las aguas de este manantial que sale de las entrañas de la comarca de la Lora. Obviamente unos senderistas Sorianos pensamos que este tipo de roca nos suena de algo. Disfrutamos nuevamente del sonido de una exuberante cascada en su parte inferior ya que esta emanación tiene otras salidas y se pude subir por un camino a un nivel superior e incluso a un tercer nivel para poder apreciar las diferentes emanaciones del agua que aparece y desaparece entre los peñascos. Varios senderistas suben hasta el segundo y el tercer nivel.
Dejamos esta explanada de paz y amor como nos marca una roca para acercarnos nuevamente a la vera del río y tras pasar un pequeño puente de cemento transitamos delante de la “Electra del Tobazo”,antigua Central eléctrica que abastecía a varios pueblos aprovechando el salto de agua que acabamos de ver. Hoy, el edificio debe ser una vivienda particular.
Entramos en un sendero estrecho en el que tenemos que circular en fila, a nuestra derecha la ladera de una montaña rocosa y a nuestra izda. El Ebro. Las señales nos muestran que estamos en el GR 99. Camino natural del Ebro que va recorriendo el curso del río de principio a fin, es decir, empieza en Cantabria y acaba en Tarragona.
Nos restan unos 5 km hasta el final de nuestra ruta en los que vamos gozar rodeados por una naturaleza anárquica pero que aún no ha eclosionado con el influjo primaveral.
El sendero que pisamos aún está esponjoso por la hojarasca invernal, en la falda de la montaña abundan rocas y piedras forradas de verde y mullido musgo.
Los chopos, alisos y sauces todavía desnudos, se visten con forraje, enredaderas y musgo. A lo largo del camino encontramos cercados de piedras con viejas puertas desvencijadas que forman parte ya del paisaje porque la fronda los ha recubierto después de mucho tiempo de abandono.
Cerca del río el bosque es una maraña de broza y matorrales, lianas cuyos tallos sarmentosos van ascendiendo por los árboles y van abrazando a todo lo que hay a su alrededor, hiedras que se extienden y progresan a nivel del suelo pero en cuanto tienen ocasión comienza a trepar también por árboles, rocas y construcciones.
Grandes hayas con insólitas formas y llamativas oquedades semicubiertas también de hiedra y musgo o que desafían a al gravedad naciendo entre las rocas.
Pequeños detalles que encontramos en el sendero y sus aledaños como brotes jóvenes y diminutos entre las diferentes plantas, las primeras flores que empiezan a desperezar en el campo, de repente una parte descendente del camino tunelizada por la maleza y los arbustos que nos parece bella y sorprendente y en la que nos queremos hacer una foto, pequeños asientos en la vereda del camino, un diminuto y escondido buzón de recetas que encuentra uno de nuestros compañeros ….el sueño de cualquier senderista.
Atravesamos otro puente sobre el Ebro y subimos al pueblo dónde nos aguarda una estupenda comida y la fama, porque nos está esperando el equipo de” Comando actualidad” en el restaurante.
La lluvia ha comenzado a caer con fuerza pero la observamos desde la ventana mientras degustamos una sabrosa comida.
Repuestos y descansados nos disponemos a descubrir los pormenores de Orbaneja que ahora ya está saturada de gente. Subimos a la cornisa natural que nos ofrece la montaña que preside el pueblo para observarlo desde otra perspectiva y nos sigue fascinando el relieve ruiniforme que corona el valle, recorremos sus estrechas calles disfrutando de su arquitectura popular bien conservada , con casas apiñadas que no son de mucha altura y que se estilizan con elegantes solanas de madera, la mampostería caliza está en la parte inferior de las edificaciones y sirve como aislante para la humedad, canecillos labrados en los aleros, mampostería rodeando puertas y ventanas talladas con símbolos y dibujos, aperos de labranza y ganaderos colgando de las paredes de las casas en forma de museo.
Queremos ver el detalle de la surgencia de este caudal permanente y nos acercamos a la “Cueva del agua “que es una caverna que se abre en el cantil rocoso central del pueblo y por donde salen de forma natural las aguas subterráneas de un acuífero situado en el subsuelo del páramo de Bricia. Descendemos por el pueblo que está en permanente cuesta y vemos antiguos molinos harineros (hubo cinco) que eran movidos por estas aguas. Visitamos también algunas tiendas y compramos queso de Ruerrero que es un pueblo situado a unos 10 km. de Orbaneja del Castillo
Un último vistazo a la cascada que nace en la cueva del agua y que vierte sus aguas en el viejo Ebro, para recrearnos nuevamente con su fluido bajando entre tobas forradas de musgo y su estanque de agua turquesa y transparente; comienza a atardecer y alguna luz ya se va encendiendo en el pueblo.
Nuestro autobús no toma camino de Soria si no que se dirige hacia el norte, dónde nos han preparado una última sorpresa. Tras ascender por una tortuosa carretera
(BU-V-5143) por cuyas curvas cerradas y estrechas nos parecía imposible que pudiera pasar nuestro autobús, llegamos a un cañón de más de 200m de profundidad que el río ha abierto en el páramo de Lora y desde su balcón sacamos unas fotos vertiginosas. Al fondo a mano izquierda divisamos Pesquera de Ebro. Un cartel explicativo nos dice que estamos en el parque Natural”Hoces del Alto Ebro y Rudrón” que está declarado como Zona Especial de protección para aves, martín pescador, garza real, mirlo acuático, halcón peregrino, vencejo real… son algunas de las aves que habitan estos acantilados y precipicios que encañonan a un todavía joven Ebro.
Volvemos a Soria cansados físicamente pero felices por este día tan estupendo en el que hemos visto lugares únicos y con gran belleza.
Y si queréis seguir caminando por lugares fascinantes y descubriendo rincones asombrosos y maravillosos, no os perdáis la siguiente ruta de Soria Paso a Paso.
Emi
Magnífica jornada y magníficamente relatada, gracias Emi.
Precioso relato Emi,he disfrutado leyéndolo
Gracias
No pude ir a la ruta, pero ahora es cuando no quiero perderme,visitar este lugar
Ha sido un lujo leer tu relato, y más en el sitio donde lo he hecho yo esta mañana, a los pies donde brota el agua que va a la cascada de la toba
Emi, precioso, es volver a revivir la preciosa ruta
Siiii precioso!!!!!Otra vez bravo EMI!!!!
Que bonito EMI¡¡¡UN regalo para el grupo¡¡¡ Gracias
Día “celebre” ….#el relato y la compañía lo mejor….
Gracias Emi.
Me ha encantado el relato y la ruta!!. Lástima que no pude ir!
Gracias a todos, como siempre un gusto escribir para vosotros y un gusto que disfrutéis lo que escribo
Fue una ruta especialmente bonita con un paisaje único. Mi agradecimiento siempre es para los que organizan tan bien las rutas.
Mi primera experiencia con todos vosotros. Un lujo de compañía, de organización y de ruta…. Gracias Emi por rememorarnos ese día.