Subida al Muñalba. 4 junio 2022
Nos encaminamos hacia un conocido y muy visitado paraje de la tierra de pinares, donde los multiformes roquedos, las vistas que ofrece desde sus miradores y una trepidante vía ferrata son los principales atractivos. Es Castroviejo en Duruelo de la Sierra. Desde el parking de este lugar nos reorganizamos en coches para subir al raso de la Cespedilla por una pista de montaña destartalada. Nuestro objetivo hoy es hacer un 2.000, exactamente un 2.079 que es la altura del Pico Muñalba. Esta cima en los confines de Soria es la segunda altura de la provincia de Burgos, es el punto en el que las Sierras de Urbión y Neila se juntan y también límite entre Burgos y La Rioja.
Es fácil adivinar que nuestro entorno es boscoso porque estamos en el territorio donde el pino albar tiene las condiciones óptimas para su desarrollo. Por lo tanto, mientras caminamos, nos vemos rodeados de impresionantes árboles, altos, rectos y vigorosos, con troncos de buen diámetro con corteza roja y ramas que se abren en abanico creando una umbría que se agradece en una mañana calurosa como esta. Vamos en ascenso suave caminando por sendas difusas y de cuando en cuando aparecen grandes rocas enclavadas en el terreno, unas nos asombran por su tamaño y sus extrañas formas, otras son directamente miradores a los que nos encaramamos para ir teniendo perspectiva sobre la gran extensión de coníferas que va desde Salas de los Infantes a Covaleda.
Avanzando por la ladera siguen apareciendo conjuntos rocosos que son el reducto de diversos arboles un tanto especiales y solitarios como el tejo o el serbal de cazadores, también nacen en las hendiduras de la piedra pequeños pinos, que parecen un bonsái.
Al ras del suelo del bosque destaca el brezo blanco que está empezando a florecer. Pasamos por una roca única por su forma que es la llamada cantharellus que tiene forma de hongo. Los conjuntos de rocas siguen apareciendo en el camino y se van complicando porque llegamos” al berrocal” donde ya las grandes piedras forman conjuntos mas sofisticados entre los que se uno se puede perder un ratito y asomarse por alguno de sus vanos para quedar asombrado por el espectáculo en la lejanía.
El sendero sigue hitos que vamos encontrando y la senda siempre es ascendente de tal forma que pronto alcanzamos la cota en la que los pinos se comienzan a abigarrar por las duras condiciones climáticas. No solo encontramos ejemplares extraños, sino que también vemos tremendos y viejos pinos con gruesas ramas que descansan sobre rocas que nos hacen pensar en los abuelos del bosque de Covaleda. Cambiamos el paisaje cuando llegamos a las praderas montañeras que están frescas y verdes, la última y mas impresionante justo al pie del Muñalba es el paraje del Pino cardenal desde donde identificamos la cumbre que parece estar ya cerca y donde tenemos ganas de llegar para poder almorzar frente a la Rioja.
El suelo se pela y se hace angosto con piedra y vegetación rastrera hasta la cumbre, aunque pequeños pinochos van salpicando la ladera también. La última fase es más dura, el ascenso es más prolongado de lo que nos había parecido en un principio. Cada cual sigue su paso y sube a su ritmo ya que el punto de encuentro es el punto geodésico.
El aire en la cumbre es muy fuerte y hay que abrigarse si queremos permanecer un rato en el top montañero en el que nuestra vista se pierde entre sierras. Si miramos al norte la Sierra de la Demanda, al Oeste la de Neila y hacia el este destaca en último término el gigante de estas cumbres que es Urbión pero también Camperón, Peñas claras y tres provincias. Al giro de 90 º la espesura verde contrasta con el azul del cielo, vemos pueblos intercalados a los que estos pinares han modulado su forma de vida y son su seña de identidad. También distinguimos el pantano de la Cuerda del Pozo donde el Duero se estanca para dar beneficio a la comunidad.
Paseamos por el cresterío al filo de la montaña descubriendo pequeñas lagunas en el collado Riojano. Mientras nos deleitamos en el entorno no perdemos de vista un par de vacadas que están pastando en la pradera próxima, aunque hay algún alambrado, las vacas se encuentran fuera de él ; la mayoría de los animales pasan de nosotros, pero una de ellas con su ternero al lado se pone vigilante ante la llegada repentina de tantos sujetos , además no somos los únicos que hacemos cumbre hoy en el Muñalba, junto a nosotros llegan otro grupo de cuatro jóvenes y en el camino de vuelta encontraremos a mas gente que nos cuentan que quieren llegar a Urbión. La bajada es rápida porque en la cumbre no podemos almorzar con las grandes ráfagas de aire y entre rocas y pinachos nos sentamos y sacamos nuestros bocadillos, siempre con la compañía de la bota de Agnelo que va recorriendo nuestras bocas y nos da el toque de sabor fresco y alegre del morapio.
Nuevamente entre pinos magníficos descendemos por sendas tortuosas en las que los pies se deslizan fácilmente por las piñas y nos seguimos parando y asombrando ante enormes pinos viejos y de formas raras, troncos y ramas rajados y más tarde renacidos, brazos arbóreos embrollados y naturaleza muerta que permanece eterna y cambiante en la tierra, dando al monte un aspecto estremecedor; un pequeño rebaño de cabras aparece también entre el pinar un poco antes de que nos encontremos frente a nuestros coches de nuevo.
El vermut lo tomamos en Castroviejo para disfrutar un poco más del ambiente pinariego, refrescante y relajante antes de enfrentarnos a otro día de calor en la planicie. Cada una de nuestras rutas tiene su atractivo, pero hacer cima es especial porque supone un desafío y hoy el reto ha sido logrado por Soria paso a paso una vez más.
Emi