24 DE OCTUBRE DE 2015
Antonio Machado en su poema a José MaríaPalacio
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa
allá, en el cielo de Aragón, tan bella.
Hacia allí es nuestra ruta en la vertiente soriana, y en otoño a diferencia del poema que habla de la llegada de la primavera.
Eran las 9 de la mañana cuando nos reuníamos en el lugar de costumbre Maribel, Feli, Anamari, Carmen, Agnelo y yo. Lamentablemente no han podido concurrir Rosi y Ana por diferentes motivos.
Nos hemos desplazado hasta Aldehuela de Ágreda, una pequeña localidad a 7 km de de Ágreda. en dos coches, el de Agnelo y en el mío.
Es otoño y todos llevamos en nuestra mente el encontrar los colores propios de esta estación del año en las hojas de las hayas.
Nuestra ruta andariega la hemos iniciado hacia las 9:25 de la mañana dejando los coches en un chiquito espacio al abrigo de un precioso nogal con los efectos propios de la caída sus hojas; desde se inicia la senda que tomamos.
Desde aquí, iniciamos la ruta, caminamos por amplio camino, cruzamos el barranco de los Prados, por una pequeña pasarela, y comenzamos a ganar desnivel de forma suave, con vistas a la población de Vozmediano.
Unos metros más adelante, el camino se convierte en sendero, por el que nos adentramos en un pinar de repoblación. Transcurridos dos kilómetros, llegamos a una intersección de pistas, donde comienza y finaliza la circular al hayedo.
Entre arroyos, y al borde del camino majuelos, escaramujos, y acebos llegamos a una fuente donde probamos su fresquísima agua.
Agnelo, cuya mochila parece un colmado, sacó de la misma unos vasos que utilizamos para beber el agua de la fuente.
El camino se bifurca y optamos por ir a la derecha. Precioso el paisaje y agradable paseo bajo el túnel que formaban las ramas de las hayas con su colorido de otoño.
Almorzamos a pocos metros de donde la senda cambia de sentido para iniciar el descenso. Nos encontrábamos en el barranco de Agramonte que separa Castilla y Aragón.
Comimos nuestros bocadillos aumentados con los pinchos de tortilla de patata que prepara Agnelo entre trago y trago del vino que también aporta en su bota.
Un poquito más abajo nos encontramos un cartel informativo sobre la vegetación del paraje, entre la que se encuentran especies de origen eurosiberiano solo localizables en estas latitudes.
Cerquita de este panel encontramos un punto de captación de agua potable junto a un barranco cuyo arroyo forma pequeñas cascadas.
A lo largo de estos metros de descenso oíamos el rumor del agua al caer, pero no localizábamos el acceso al mismo por la espesura del hayedo hasta que llegamos a este lugar.
Seguíamos descendiendo dejando al pasar las morrenas de origen glaciar que también habíamos visto en nuestro ascenso.
Caminamos por una amplia pista, llegando a un a refugio, que se encuentra cerrado, y exteriormente no tiene muy buen aspecto, junto a él, está la Fuente de la Canaleta, por la que baja un hilillo de agua.
Estábamos en el camino que lleva al Acromonte.
Al final, un recorrido de 11´6 km.
En el regreso todos comentábamos la estupenda mañana que habíamos pasado.
Por Luis