Villaciervitos- Villabuena. (5-Mayo-2018)

Hoy los sentidos de Angel, Gema,Jose Antonio y Julián se tienen que conformar con el humilde y austero territorio Soriano, después de contemplar una gran belleza natural en los Picos de Europa. Pero como expertos senderistas que son , saben que en cada ruta que han caminado o caminarán la sensación y percepción va a ser estupenda y hoy van a disfrutar también de este itinerario cercano a nuestra ciudad, porque esta mañana de sábado es luminosa, los cielos están azules y ya podemos gozar la campiña con sus colores primaverales.

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Tomamos la N-122 para llegar a Villaciervitos dónde comenzamos nuestra andadura de hoy. Estamos en los campos de Soria, es una localidad de unos 40 habitantes y cuyo ayuntamiento pertenece a Villaciervos. Un pueblo con casas bajas y extensas plantas, algunas de ellas en reconstrucción; en sus tejados podemos ver chimeneas cónicas que parecen de barro. El primer lugar que nos paramos a contemplar es la pequeña Iglesia de San. Blas, con una sola nave y cabecera semicircular y cuya portada, saliente del muro, tiene tres arquivoltas y está debajo de un tejadillo con canecillos. Una cruz de madera es el exterior envuelta en líquenes nos sirve de escenario para retratarnos.


Iniciamos nuestro camino entre campos de cultivo, con su túnica verde recién estrenada y una pequeña laguna natural a la derecha del camino con algún chopo a su alrededor como reminiscencia del invierno lleno de precipitaciones que hemos tenido.
El terreno verde está cubierto por una aguada y un pilón típico de los pueblos ganaderos aparece en mitad del campo. En los sembrados podemos distinguir varias tonalidades de verdes y también a lo lejos podemos distinguir un corzo que huye cuando se percata de nuestra presencia. La fauna de esta zona tiene representación tanto en caza mayor con el jabalí y el corzo como en caza menor con la liebre, el conejo y la perdiz.


Pronto el río se presenta en el camino, las encinas y alguna sabina también se unen al paisaje que poco a poco se va volviendo calizo y empinado porque comenzamos a caminar por un pequeño cañón en el que el río se ha escondido, pero cuyo cauce se distingue perfectamente. Superada la pared rocosa nos encontramos con una zona en la que las zarzas están todas florecidas y la admiración de todo el grupo se hace patente. Entramos en un humedal, encontramos el río perdido y tenemos que pasarlo, pero antes nos recreamos un poco en este precioso rincón con plantas acuáticas y lleno de fresca vegetación. Los palos de nuestros compañeros ayudan a subir un pequeño terraplén al lado del cauce que se nos hace demasiado cuesta arriba.


Seguimos junto al río Izana, sobre un puente de piedra y ya estamos cerca de Villabuena que es nuestro siguiente objetivo. Volvemos a caminar entre campos unos con cultivos ya germinados y otros en barbecho y ya con el pueblo a la vista nos desviamos hacia la derecha para visitar las ruinas de la Ermita de San Bartolomé, antigua Iglesia del despoblado con este mismo nombre, solo se conserva su portada con arcada semicircular y su cabecera con algún canecillo en lo alto. En este pequeño alto sobre los campos podemos recibir el anhelado sol en nuestras caras y la ropa ya nos estorba.


Entramos en Villabuena subiendo una gran cuesta que tiene el pueblo en esta parte y nos vamos a la zona que tenemos reservada para almorzar junto a la Iglesia Parroquial de San. Miguel (románica) que tiene el cementerio adosado a ella. Algún senderista ya busca la sombra pero la mayoría nos sentamos al sol en la escalinata del camposanto para pasar nuestro momento de descanso. Nuestra Rosi aprovecha para secarse al sol el pié que ha metido al río y un perro decide acompañarnos por lo que compartimos nuestro almuerzo con él.
Este pueblo que pertenece a Golmayo tiene unas magníficas dehesas ganaderas con vacadas que contemplamos desde lo alto de la iglesia.


Tenemos que atravesar sus calles para seguir nuestro rumbo y saludamos al panadero que llega con su furgoneta y a algún vecino que nos pregunta qué tierra llevamos.
El siguiente tramo trascurre por caminos de tierra que vamos a ir dejando para que nuestras botas pisen un páramo pedregoso calizo. El sol primaveral sigue calentando nuestros cuerpos y nuestras almas pero hay una suave brisa que nos trae olores a espliego, tomillo y retama y que ayuda a refrigerarnos. Vamos ascendiendo suavemente y si volvemos la vista atrás contemplamos una gran amplitud de territorio cultivable con las montañas al fondo y la ermita de la Virgen de Inodejo a nuestra derecha.


Decidimos acometer la cima del alto del Pico por su ladera derecha, en lugar de utilizar un camino; esta subida es mas corta y mas pronunciada pero así según vamos subiendo al filo de la ladera de la montaña, va apareciendo ante nuestros ojos el paisaje del norte de nuestra provincia, todavía hay algún resquicio de nieve en las cumbres.
Ubicado en su área cimera hay un hito geodésico. (1287m), molinos eólicos y una caseta de vigilancia de incendios.


Paseamos un rato por esta cima divisando la fabulosa panorámica que siempre nos ofrecen las cumbres y encontramos el cadáver de un buitre debajo de uno de los molinos. Quedamos impresionados por el tamaño de sus garras y por su volumen. Llegamos a la conclusión que hacía poco que un aspa había golpeado al pobre animal.
Empezamos a descender por un cómodo camino de tierra bajo la sombra y el zumbido de las aspas de los molinos hasta llegar a un cortado en el terreno por el que tenemos que descender con mucho cuidado según nos avisa Angel.


Efectivamente los bastones se hacen imprescindibles y el descenso se hace con mucho cuidado, los pies se deslizan sobre las piedras con facilidad y en algún momento que levantamos la vista del suelo para mirar de frente, ya podemos ver los tejados rojos de Villaciervitos abrazados por el esplendoroso verde de los campos.


Ya poco nos resta de camino, regresamos al pueblo y los que tienen que trabajar, al tajo, y los que no, se van a tomar un vermouth a la casa-museo de nuestro querido compañero Vicente en La Cuenca.
Fin de ruta.¡ Bienvenida Primavera !

La primavera ha venido
Nadie sabe como ha sido.
Ha despertado la rama,
el almendro ha florecido.
En el campo se escuchaba
el gri- gri del grillo.
La primavera ha venido,
Nadie sabe como ha sido. (A.Machado)

 

 

 

Emi

5 Comments so far:

  1. Como es habitual en ti,un relato pormenorizado y lleno de detalles que hacen ,que el lector,se sumerja tambien en el camino.
    Gracias Emi.

  2. Qué maravilla Emi…Tienes un don: una bendita memoria, unida a una capacidad para documentarte y el resultado es un texto cuidadoso y hermoso. Gracias por resguardar con tus palabras nuestros entrañables recuerdos

  3. Magnífica mañana, reparadora, una ruta por cercana inesperada, variada y muy bien diseñada, compartiendo amigable charla y almuerzo, como guinda la visita a Vicente que mejora en salud y generosidad, un lujo. Tu relato nuevamente me lo recrea, gracias.

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Posted by: soriapasoapaso on