Viernes 16 de Octubre de 2015
Carmen había recibido una llamada desde la Casa Museo de la laguna Negra invitándonos a realizar una ruta por las lagunas del Urbión a la que nos apuntamos Carmen, Maribel, Julia, Rosi y yo mismo.
Lamentablemente, Rosi finalmente no pudo realizarla debido a un dolor de espalda imprevisto. Lástima porque nuestra Rosi siempre nos alegra con su particular gracejo y su sensibilidad ante el paisaje.
Llegamos, pues, hasta el aparcamiento previo a la senda que conduce hasta la Laguna Negra, admirando desde el coche los colores otoñales del hayedo que circunda la carretera, donde nos esperaba una jovencísima guía, Claudia, que a lo largo de la ruta nos correspondió con su simpatía e inagotable paciencia.
Allí nos llevamos la sorpresa de que la ruta no se limitaba a visitar las lagunas NEGRA, LARDA y HELADA, sino que el objetivo era ascender hasta el pico Urbión.
Juia se planteó el no subir por miedo a no aguantar, pero entre los ánimos de los demás y su espíritu de superación se lanzó a la aventura.
Ascendimos la comentada senda que nos conduciría hasta el paraje incomparable, orgullo de todos los sorianos, de la Laguna Negra, a 1753 metros de altitud . Laguna de origen glacial que junto a los Circos Glaciares del Urbión fue declarado parque natural en 2010, con una profundidad de entre 8 y 10 metros, según temporadas.
Entre hayas, pinos albar, robles, abedules, álamos y serbales; retamas y brezos conforman postales preciosas por su forma y colorido.
En este paraje es donde Antonio Machado ubicó la leyenda de
Los hijos de Alvargonzález. Así describe Machado la laguna
Llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas.
Tras unos minutos para admirar el inigualable paisaje, iniciamos nuestro ascenso por “el Portillo” camino señalado para ascender, no sin cierto esfuerzo especialmente para Julia, al circo de la laguna.
Habían anunciado bajas temperaturas y, por ello, íbamos bien preparados para el frío.
Pero quiso el astro Sol ser nuestro cómplice en nuestra macha y nos hizo un día idílico para caminar.
Lo hicimos por el collado de Majada Rubia y los llanos de la sierra llegando hasta el poste indicador que nos dirigía hacia la laguna Larga o la Helada.
Optó Claudia, nuestra guía por visitar primero la laguna Larga y dejar para después de ascender a Urbión la Helada.
El paisaje que se presentaba a nuestra vista era impresionante cuando llegamos a coronar la parte alta de los llanos y ver a nuestra divisando a nuestra derecha el risco Zurraquín con 2105 metros de altitud y una pequeña laguna a nuestros pies.
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Tuvimos un pequeño debate sobre la localización de el punto de las 3 Cruces que habíamos visitado el día que fuimos con el pueblo de Vinuesa y Peñas Albas. Entre Claudia, Carmen y yo llegamos a un acuerdo para señalar dichos puntos en la lejanía.
Avanzamos hacia nuestro primer destino, entre asombro y asombro por las espectaculares vistas a nuestro alcance.
Por fin la Laguna Helada a nuestros pies
Y camino hacia el Urbión.
Alcanzamos la muela del Urbión, donde para los que suben por primera vez parece que ya se ha culminado, pero que exige un último esfuerzo para llegar a la cima. Julia no se podía creer que estuviese realizando aquella hazaña, pero coronó y llegó a la cruz, punto más alto de la Sierra de Urbión (2.228 m)
Tras hacernos la foto que atestiguase que lo habíamos conseguido, adornados por la satisfacción individual de Julia y la del resto de nosotros por haber vuelto al punto más alto de nuestros montes en tan poco espacio de tiempo, descendimos hasta la base del risco para tomar nuestro bocadillo y reponer las fuerzas gastadas en el esfuerzo al abrigo de la roca frente al altar construido.
Volvimos tras nuestros pasos, en una primera parte hasta llegar cerca de la la Laguna Larga para girar a nuestra derecha buscando el camino que nos llevaría hasta la laguna Helada.
Maravilloso paisaje de nuevo el que se presentaba a nuestra vista.
La laguna es casi tan extensa como la Laguna negra, solo que situada en un llano, sin el circo que afama a su hermana la Negra, pero digna de traérnosla en nuestro móvil.
Carmen comentaba lo bien que con una hamaca y una cervecita era un sitio ideal para pasar un día disfrutando de la maravilla que teníamos delante.
Desde ahí, realizamos la última etapa de la ruta para regresar a la Laguna Negra, nuestro punto de partida.
Día precioso en todos los sentidos.
Por Luis