AL URBIÓN POR LA LAGUNA NEGRA
Llegamos, pues, hasta el aparcamiento previo a la senda que conduce hasta la Laguna Negra, admirando desde el coche los colores otoñales del hayedo que circunda la carretera, donde nos esperaba una jovencísima guía, Claudia, que a lo largo de la ruta nos correspondió con su simpatía e inagotable paciencia.
Ascendimos la comentada senda que nos conduciría hasta el paraje incomparable, orgullo de todos los sorianos, de la Laguna Negra, a 1753 metros de altitud . Laguna de origen glacial que junto a los Circos Glaciares del Urbión fue declarado parque natural en 2010, con una profundidad de entre 8 y 10 metros, según temporadas.
En este paraje es donde Antonio Machado ubicó la leyenda de Los hijos de Alvargonzález. Así describe Machado la laguna
hasta la Laguna Negra,agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
Tras unos minutos para admirar el inigualable paisaje, iniciamos nuestro ascenso por «el Portillo» camino señalado para ascender, no sin cierto esfuerzo especialmente para Julia, al circo de la laguna.Lo hicimos por el collado de Majada Rubia y los llanos de la sierra llegando hasta el poste indicador que nos dirigía hacia la laguna Larga o la Helada.
Avanzamos hacia nuestro primer destino, entre asombro y asombro por las espectaculares vistas a nuestro alcance.
Alcanzamos la muela del Urbión, donde para los que suben por primera vez parece que ya se ha culminado, pero que exige un último esfuerzo para llegar a la cima. Julia no se podía creer que estuviese realizando aquella hazaña, pero coronó y llegó a la cruz, punto más alto de la Sierra de Urbión (2.228 m)
Volvimos tras nuestros pasos, en una primera parte hasta llegar cerca de la la Laguna Larga para girar a nuestra derecha buscando el camino que nos llevaría hasta la laguna Helada.
Maravilloso paisaje de nuevo el que se presentaba a nuestra vista.
La laguna es casi tan extensa como la Laguna negra, solo que situada en un llano, sin el circo que afama a su hermana la Negra, pero digna de traérnosla en nuestro móvil.
Carmen comentaba lo bien que con una hamaca y una cervecita era un sitio ideal para pasar un día disfrutando de la maravilla que teníamos delante.
Desde ahí, realizamos la última etapa de la ruta para regresar a la Laguna Negra, nuestro punto de partida.
Día precioso en todos los sentidos.
Por Luis














