Laguna Verde – 19-10-19

 

Mañana de sábado en Vinuesa

Otro sábado que la ruta nos conduce a Pinares, nuestra zona favorita y más si es Santa Inés y más si es la Laguna Verde.
Llegamos al aparcamiento de la zona deportiva y ya hay movimiento, coches, autocaravanas y más tarde un autobús. Los madrugadores sacan sus cestas, es tiempo de setas. Nosotros nuestros palos y nuestras mochilas y por la pista forestal nos adentramos en el pinar, con un precioso ambiente otoñal, vistas espectaculares según vamos subiendo y subiendo la montaña.
Y mira, al ladito de la senda aparece un hongo, Boletus Edulis, así sin más sin buscar ni nada, la serie de gritos y exclamaciones del grupo anunciaban la fiesta.
Siguiendo nuestro camino episodios de nubes y nieblas que se quedan a ras del suelo a lo lejos, a ratos lluvia, pero la mañana es buena.
El bosque nos muestra todo su esplendor: pinos perfectamente alineados, líquenes, helechos que van cambiando a tonos otoñales, enebros tapizantes y montones de setas de distintas formas, tamaños y colores. Y así, Níscalos, Amanitas Muscarias, setas de Pié Azúl, Rússulas, Boletus y otras que no conozco asoman entre piedras, brezales o bajo las espículas de los espinos y se repiten para aumentar su efecto hipnotizante.
Al terminar la pista forestal el camino se estrecha y hay que estar atentos: bastones, piedras, raíces, bastones, seguimos los hitos del camino pero sin un GPS la cosa se complica.
Después de pasar un cortafuegos llega un bosque de cuento, niebla al fondo, sin vegetación en el suelo, pinos rectos y altos, niebla al fondo. Uno de ellos nos llama la atención es grandísimo, es un abuelo del bosque, parece el jefe, lleno de barbas y numerosos y largos brazos, gruesa corteza y verrugas que parecen ojos, narices, tiene de todo. Lo abrazamos.
La llegada a la laguna verde se anuncia por pequeñas praderas y rocas llenas de musgo y allí está la escondida y misteriosa Laguna Verde, sigue intacta, da la sensación de que aquí el tiempo se detiene.
Pero hay que continuar, nos espera otra subida importante, así que lenta y tranquilamente llegamos a la zona alta de la montaña para nuestro almuerzo, hoy con cumpleaños feliz, tirón de orejas y dulces para celebrarlo.
La mañana se torna fría y la niebla no deja ver las cimas y valles que tenemos cerca.
Seguimos caminando sin dificultad por el cordel cimero hasta alcanzar el vértice geodésico Pico de Buey (2.035 m) y terminamos de llenar nuestras mochilas de estupendos boletus que nos han ido saliendo al paso (a unos más que a otros).
Solo queda bajar la pista de esquí hasta el puerto de Santa Inés.
Y así hemos pasado esta mañana compartiendo risas, charlas, café y dulces, recargando pilas para la semana.
Reme Martínez

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Posted by: soriapasoapaso on