NAVIDAD EN PICO FRENTES. Diciembre, 2018

 

 

No podíamos faltar a la cita. Algunos de nuestros hábitos grupales se convierten en costumbres sagradas que, año tras año, ejercitamos con renovado entusiasmo y la certeza de sentir la pasión por el senderismo no solo en el hecho de dejar huella de nuestro paso por la tierra que nos acoge o conocer la belleza escondida en cada rincón de esta sorprendente provincia, sino por otros motivos que acompañan nuestras inquietudes y revivimos en momentos puntuales. Uno de estos motivos simbólicos es la Navidad. No somos los únicos, y por eso nos unimos a la pléyade de deportistas de montaña o de actividades acuáticas que rinden testimonio a la Navidad, depositando en las alturas de los picos montañosos o en los rincones accesibles de los ríos el secular Belén, como homenaje a estas fechas tan entrañables.

Sábado, 22 de Diciembre. Un poco más tarde de la hora habitual, hemos emprendido ruta hacia Fuentetoba, para dirigirnos al Pico Frentes, nuestra cumbre elegida en años anteriores donde colocaremos nuestro modesto Belén. En esta localidad nos espera José Antonio, que será el guía de la expedición por su buen conocimiento del terreno. La mañana presenta una temperatura algo gélida, que va mejorando a medida que avanza el día y el sol se va desperezando, sin atisbo alguno de lluvias o nieves en lo alto de la montaña.

La concurrencia de participantes es numerosa y en las inmediaciones del polideportivo del municipio nos hemos dado cita para iniciar la marcha. Y puesto que el acontecimiento que nos reúne es especial, no podemos por menos que acompañar nuestro atuendo con los complementos navideños propios de la celebración. De ello se encarga Reme, como ha hecho en anteriores ocasiones: a todos nos proporciona un distintivo navideño: el gorro de papá Noel para algunos, los representativos cuernos de reno rematados en forma de estrella para otros, y hasta alguna corbata florida y colorida con ambientación navideña para distinción de su portador. En definitiva, todos nos adornamos con algún complemento decorativo que impregna el espíritu navideño.

Iniciamos la marcha por una cómoda senda de uso agropecuario, para ir ascendiendo por una suave pendiente a media ladera que facilita la subida a lo alto del Pico. Esta vez, contrariamente a lo que es la práctica habitual en los recorridos que hacemos, nos dirigimos en sentido opuesto a nuestro destino: en lugar de tomar la dirección noroeste que señala la ubicación del Pico Frentes, hemos tomado la dirección noreste, con el fin de hacer la ruta un poco más larga y recorrer una distancia que llene nuestro tiempo de caminata contemplando la relevancia paisajística que nos ofrece el paraje por donde transitamos, conocido como Sierra Llana. Y en este ambiente festivo y alegre vamos consumiendo kilómetros, a la vez que admiramos las paredes rocosas de la cara este que sustentan la parte inferior del Pico Frentes, donde podemos observar que estas formaciones pétreas, por su orientación y excelente disposición han servido para usos ganaderos, a juzgar por los restos que quedan todavía de antiguas majadas donde se guardaba el ganado.

El sol ha mostrado su generosidad y lo tenemos de cara a medida que subimos, a veces campo a través entre robles y encinas, a golpe de Wikiloc que manejan con exquisita maestría tanto José Antonio, como Angel. Y continuando nuestro ascenso, nos situamos ya sobre el collado que conduce por camino pedregoso, pero asequible, hasta el punto geodésico que marca la máxima altitud del Pico Frentes. Pero no somos los primeros en coronar hoy la montaña que vigila la capital: un grupo de jóvenes de Fuentetoba se han adelantado a nuestra llegada y sobre la corta columna cilíndrica de la marca geodésica, han colocado una bandera española, primorosamente guardada, a juzgar por las impecables dobleces que todavía se observan cuando el viento la ondea. Intercambiamos algunas impresiones con ellos y nos dirigimos a nuestro rincón escogido para el objetivo que nos trae hasta aquí.

Y además del grupo de jóvenes nativos que hemos encontrado, comprobamos otra presencia anterior a la nuestra: llegados a las proximidades del punto de elección para depositar nuestro Belén, otro similar en tamaño y configuración ha sido cuidosamente colocado bajo la protección de una pequeña roca enclavada al abrigo de algunas encinas que por allí abundan. Y cerca de este rendimos nuestro tributo navideño al Pico Frentes: en el mismo lugar del año pasado, y al resguardo de los rigores meteorológicos propios de estas alturas, dejamos constancia de nuestra particular contribución a la celebración de la Navidad, encomendando a nuestra montaña la custodia de las emblemáticas figuras representativas de tan singular acontecimiento universal y haciendo más real la plegaria que proclama la “Gloria a Dios en las alturas”.

Elisabel reparte unas hojas con las letras de los más conocidos villancicos. Y una vez que disponemos de las improvisadas “partituras”, se forma una espontánea coral de voces graves y agudas, donde cada uno ofrece lo mejor de sus cualidades para el canto, bajo la divertida dirección de nuestra sherpa Angel que, con un diminuto y extraño instrumento percusivo y monotonal, dirige (no con la maestría que maneja los itinerarios senderistas, pero sí con la voluntad y el empeño de sacar de cada uno lo mejor posible) la entusiasta agrupación musical que interpreta casi todo el repertorio de villancicos que se nos ha presentado.

Cumplido el trámite del canto coral navideño, llega la hora de aligerar las mochilas y celebrar, como se merece, este homenaje a la Navidad. Y si en la actuación musical cada uno ha manifestado sus innegables cualidades artísticas para la música, no es menos cierto que a la hora de compartir viandas se hace visible la variedad y exquisitez de lo que allí se va mostrando: productos navideños de lo más selecto, se intercambian con los clásicos de todas las rutas. Y, por supuesto, no falta el champan que recorre los corrillos y la gama de turrones que endulzan el momento más distendido y divertido de nuestras convivencias en el campo (en este caso, en la montaña).

Hemos cantado a la Navidad, hemos recuperado energías con todo tipo de delicatesen navideños y ahora llega el momento de regresar al punto de partida. Volvemos por otra ruta distinta a la que hemos traído, sabiamente planificada por nuestro sherpa, que por momentos nos introduce en la espesura de monte bajo que se extiende a la falda del Pico Frentes. No es un camino difícil. Todo lo contrario, vamos disfrutando de la frondosidad que nos ofrece la masa arbórea y de algunas características que presenta el terreno, en forma de erosiones que han producido cambios en la configuración del paisaje o hundimientos del suelo por efecto de las lluvias u otros fenómenos climáticos.

Según nos acercamos a Fuentetoba, el camino se hace más “amable”, transitando por la senda que se extiende sobre la llanura de lo que parece una pradera, regada por el curso de un arroyo que discurre a lo largo de nuestra aproximación al pueblo.

Y, cómo no, falta el último momento de distensión y tertulia. Y este no es otro que la consabida reunión tras la ruta en el bar de la localidad que da descanso a nuestros pasos. El bar del polideportivo de Fuentetoba, en este caso, nos permite disfrutar de la refrescante cerveza o el estimulante vino que nos congrega para cambiar impresiones y mostrar, una vez más, las satisfacciones compartidas durante nuestro paseo sabático. Volveremos a revivir esta situación. El Pico Frentes nos espera para recoger lo que hoy le hemos dejado baja su guarda y custodia. Solo le reconocemos la condición de depositario temporal, pero la propiedad   y el emblema del espíritu navideño que acoge durante estos días, pertenece a un entusiasta grupo senderista, que cada año traslada hasta las alturas su tributo a la Navidad.

 

AGNELO

 

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Posted by: soriapasoapaso on