Hayedo del Moncayo 27-10-2018

27 de octubre, Soria paso a paso regresa al hayedo del Moncayo, este año la ruta sale desde Vozmediano, antes de llegar ya se divisa su castillo, del que se tiene noticia documentada desde el siglo XII y que fue noticia sonada el 28 de junio de este año 2018 por el derrumbe de parte de su muralla, sus piedras rodaron por la colina hacia el pueblo, llegando hasta una de sus zonas más despobladas y lo que podría haber sido un desastre mucho mayor se saldó con una calle tapada y algunos impactos en una casa deshabitada.

A nuestra llegada ya ha comenzado la restauración, los andamios están en el lienzo siniestrado, la magnífica torre del homenaje, de origen árabe, ya estaba anteriormente rehabilitada. Esperemos que la fortaleza de Vozmediano que ha estado desde hace cinco años en la lista roja de Hispania Nostra, pronto pueda salir de este listado que incluye a tantos monumentos sorianos.

No voy a referir la dilatada historia esta fortaleza, tan solo decir que en 1429 llegó el marqués de Santillana como capitán de las tropas castellanas con la misión defender la frontera amenazada por Aragón y Navarra y fue en este castillo donde se inspiró para escribir algunas de sus famosas serranillas.

A 200 m. del pueblo visitamos otro importante hito de Vozmediano, el segundo nacimiento fluvial más importante de Europa con una media de 1500 litros de agua por segundo. Es el nacedero del río Queiles, el agua brota de una sima del Moncayo con una fuerza y un caudal inusuales. Aunque ahora no está en su mejor momento puede alcanzar los 2.300 L/seg. De las muchas propiedades de sus aguas ya hablo el historiador romano Plinio y los celtiberos que las conocían bien forjaban sus famosas espadas con agua de este río, motivo por el cual, le denominaron Calib o Chalibs, cuyo significado es “acero”.

Actualmente se aprovecha la fuerza y la pureza de las aguas del Queiles en importantes obras hidráulicas, entre ellas una piscifactoría que dejamos atrás antes de internarnos en el macizo del Moncayo, cuyo pico principal, que también lleva dicho nombre, con sus 2.314,30 msnm, es la máxima cumbre del Sistema Ibérico y uno de los picos más relevantes de la península ibérica, las otras dos cumbres se conocen como Peña negra y Lobera. Tiene también tres circos glaciales, las hoyas de San Miguel, San Gaudioso y Morca.

Comenzamos camino los nueve senderistas que vamos a realizar la ruta por los hayedos del Moncayo siguiendo el curso del Queiles, por una bonita senda de chopos ya amarillos pero conservando algunas hojas verdes recordando aún el verano que se fue, vamos en dirección a Aldehuela de Ágreda, encontrando un paisaje dominado por el pino, especie no autóctona. También hay majuelos, brezo, alguna tardía flor de madreselva… y en cierto punto un riachuelo que hay que atravesar, por suerte hay piedras dispuestas para ello.

Vamos por pista cómodamente hasta que en un cruce de caminos tomamos el más intricado, pero ya se sabe que todos los caminos van a Roma.

Comenzamos nuestra pequeña aventura bajando por una escarpada ladera en lucha con las zarzas, inmersos en un Moncayo que parecía hollado sólo por corzos (uno se dejó ver) y jabalíes. Algunos concluyeron la bajada y otros volvimos sobre nuestros pasos y continuamos travesía por otros agrestes caminos hasta encontrarnos con el resto del grupo e incorporándonos de nuevo a la pista. Volvíamos a la seguridad y a la comodidad pero agradeciendo en nuestra corta aventura esta ligerísima visión del verdadero Moncayo.

Es el monte más mágico de Soria y de Zaragoza, el que recrea las leyendas de Hércules, una tiene como protagonistas a este héroe, a Pierres (fundador de Tarazona) y el ladrón mitológico Caco en buena armonía, haciendo los tres titanes prodigios de fuerza en una cacería por el Moncayo.

Recuperamos energía almorzando junto a una fuente a la salida de Aldehuela de Ágreda. Hubo otros altos en el camino: en otra fuente que disponía de un cazo para beber, para catar alguna mora, ya pasadas, de los muchos zarzales que hay a la vera del camino, también encontramos varios acebos de rojos y verdes intensos y brillantes, o para admirar la maravilla del paisaje divisando los pueblos del entorno o las cumbres del Moncayo coronadas por la niebla, y que en unos días y hasta la primavera estarán coronadas por un manto de nieve, de ahí su nombre que significaba monte cano para los romanos.

Aunque otra leyenda hercúlea dice que es debido al ladrón mitológico Caco que aquí perdió la vida cuando Hércules, furioso por el robo de ganado, echó sobre él enormes rocas formando la mole del Moncayo. Recrea así esta leyenda el decimo trabajo de Hércules y el robo del ganado de Gerión en el monte Aventino de Roma.

Pero dejamos a un lado las leyendas y sumerjámonos en un verdadero espectáculo cromático, en el fantástico hayedo de hojas verdes, doradas y rojizas, caminando a veces sobre mullidas alfombras ocres, a veces flanqueados por hayas con todos sus matices de color a ambos lados del camino, otras con el verde intenso del musgo de un en primer término o salpicando el bosque.

La tierra es prodiga, a nosotros nos toca respetarla, apreciar la belleza que nos rodea, respirar profundo y ser conscientes de que, aunque lo hayamos olvidado, también nosotros formamos parte de esa naturaleza.

Poco a poco los robles se van haciendo notar, con algunas encinas, hasta llegar el momento en que han desaparecido las hayas y es la hoja aún verde o ya amarilla del roble la que acompaña nuestro caminar.

Estos cambios de vegetación en altura se notan perfectamente en las cumbres que hemos ido admirando, abajo el dorado de los chopos marcando los cursos de agua, después una franja verde, más arriba otra rojiza que va retirándose al llegar a la cumbre, casi pelada y coronada por la niebla.

Con estas vistas llegamos de nuevo a Vozmediano, y a su bar, donde recuperamos fuerza después de caminar más de 14 km. por el Moncayo, por pista y por monte, disfrutando de distintos arbolados, de claros con matorrales rastreros y plantas aromáticas como el tomillo, de frutos del bosque echando en falta las setas, de morrenas de piedras grises y peladas y de piedras y troncos envueltos en musgo, elaborando figuras de un mundo fantástico.

Una de ellas, con forma antropomorfa, fotografiada en la primera ruta de Soria paso a paso por el hayedo y la fecha en que tuvo lugar, me sugirieron una pequeña historia, a modo de leyenda, que transcribo a continuación, porque esto también forma parte del ambiente que reina en el Moncayo, y del poso de nuestras rutas que va más allá del momento y del ejercicio físico, como ya saben todos los que siguen en nuestra web el video y el relato semanales.

Samhain en el Moncayo
“Los ocres y dorados que cubrían el Moncayo se fueron desvanecieron mientras la oscuridad ganaba terreno a la luz, y el velo se abrió. Era la noche oscura de Samhain, cuando se hace posible el contacto con los difuntos y con los dioses.

Los pobladores de aquellas tierras eran celtiberos y siguiendo sus costumbres ancestrales comieron carne de ciervo, bebieron caelia, danzaron en honor a la Madre Tierra cuyos frutos ya habían recolectado y honraron a sus antepasados

 

Pero, muy especialmente, rindieron culto al dios que, en el ocaso de su poder, esa misma noche descendería al inframundo y meses después renacería, comenzando un nuevo ciclo de la naturaleza. 


Estaban por llegar terribles acontecimientos y pronto dejaría de celebrarse el ritual de Samhain, de manera que los dioses quisieron dejar un recordatorio que perdurara más allá del tiempo.

 

Desde entonces, por estas fechas, se puede ver en algún lugar del Moncayo una figura colosal, como el esbozo de un titán o un antiguo dios, que se funde con la Madre Tierra, ella misma lo va plasmando cubriendo con un verde manto de musgo los viejos troncos de árbol y la inerte roca, como una eterna promesa de vida”

 

Ana María Abajo

4 Comments so far:

  1. Maravilloso Ana, eres especial al escribir los relatos,lo haces de forma sencilla y muy interesante,siempre se aprende contigo.Gracias.

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Posted by: soriapasoapaso on