LA AVENTURA ENTRAMBASCUERDAS

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Había muchas ganas en el grupo de conocer este lugar escondido en las faldas de Urbión

El Sábado 13 de Octubre comienza el día con intensa niebla que nos dificulta el camino hacia la capital de los pinares:

Covaleda que “la encontrarás arrezagada en un inmenso pinar verde que le sale a las laderas de Urbión, por donde la brisa canta quedo, para acallar el lloro del Duero recién nacido”(autor desconocido).

Atravesamos el pueblo pinariego temprano y tomamos la carretera que lleva a Urbión. Ya desde los coches podemos predecir la fantástica mañana de senderismo que nos aguarda en esta tierra al noroeste de nuestra provincia dónde el pino silvestre muestra una indiscutible soberanía.

Comenzamos a caminar desde un cruce de senderos, tomando el que nos lleva a “Paules Altas”.

El primer tramo del camino es una pista que abandonamos pronto para zambullirnos en el mar de pinos a través de un camino de tierra socavado en la montaña.

El camino es empinado y “entrepinado”,aunque en este primer tramo podemos ver robles y hayas conviviendo con las coníferas.

Hay gran cantidad de robles jóvenes que parecen vegetación arbustiva junto con el brezo y los helechos que ya amarillean. En esta parte oculta del bosque la otoñada ya se puede apreciar, no así en la parte aérea donde las hojas caducas todavía permanecen verdes o amarillas.

Hay humedad en el suelo cubierto por agujas de pino y por hojas y musgo fresco y verde; tenemos que ir con cuidado para no resbalar. Podemos comprobar que aunque hay circunstancias propicias en la tierra, los hongos y amízqueles no han aparecido, encontramos alguno lleno de gusanos.

 

Este primer tramo concluye llegando a otra zona de la pista y tras atravesarla seguimos nuestro camino por el bosque también. Tras esta subida el paisaje va cambiando un poco y continuamos ascendiendo por la ladera de la montaña dónde los pinos ya se quedan solos y son de mayor calibre.

Transitamos por un extenso coto pinariego, perfectamente cuidado y administrado; limpio de malezas, con claridad suficiente entre los árboles, gracias probablemente, a las entresacas que se hacen para dejar espacio a los mejores árboles y permitirles mayores diámetros para así aumentar la producción.

A medida que los pedruscos empiezan a emerger en el territorio agreste que pisamos, la imaginación de los caminantes comienza a surgir también.

Al punto de coronar este segundo tramo nos abrazamos a troncos de grandes dimensiones cuyas cortezas están húmedas y forradas por líquenes.

Los helechos que habían desaparecido en el tramo anterior, reaparecen formando grandes mantos verdes.

Salimos del bosque en el final de la pista, dónde se puede llegar con coche, y seguimos las indicaciones de puntos rojos en los árboles que nos dirigen hacia ambascuerdas o entranbascuerdas.

Este tramo de ruta es mas duro, la subida es mas pronunciada y el territorio que pisamos empeora, es muy irregular y frondoso. Pero pronto nuestras cabezas comienzan a alzarse entre los pinos y vemos que estamos en un lugar en el que ya podemos hacer un recorrido visual alucinante.

Almorzamos en el primer peñascal que encontramos buscando el sol porque sentimos una brisa fresca y deliciosa que nos hace ponernos las sudaderas o cortavientos que nos hemos quitado mientras subíamos.

Frente a nosotros los pueblos serranos, menos Covaleda que está sumergida en una neblina todavía

Nuestro reconfortante almuerzo nos sirve para reponer fuerzas y hacer otro pequeño esfuerzo de subida por la colina para que nuestras retinas se vean recompensadas con el panorama esperado:

Un paisaje rocoso encantado, laberinto de rocas y pasadizos tallados por la erosión de los milenios.

Pinarros centenarios de gran porte y muy viejos. Esqueletos de muchos de ellos.

Enormes gigantes de piedra entre los que se forman faraónicas avenidas.

Terribles piedras que coronan las alturas y que parecen que van a caer sobre nuestras cabezas.

Vemos elefantes, un sapo, una dama dormida……no paramos de hacer fotos aquí a allá. Entramos por los pasajes que forman las rocas para asomarnos a ventanas al horizonte que nos dejan boquiabiertos.

Paseamos entre las anchas calles entre los roquedos y nos saludamos desde los extremos.

Por estos riscos se guarecía y desaparecía un famoso guerrillero del S XIX, llamado Jerónimo Merino y conocido como “El cura Merino” en las guerras Carlistas.

 

Un cartel nos anuncia que de aquí a Urbión hay 1 hora y otro nos informa de que aún quedan 15 minutos de andadura hasta Ambascuerdas. Nos da mucha pena no seguir adelante pero la decisión que se toma es que emprendemos la vuelta.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo a la pista, comentando las maravillas que hemos visto.

Seguimos hacia la izquierda, monte a través, siguiendo las indicaciones de un cartel que nos marca Covaleda a 5.4 km.

– “ No hay camino por aquí está mas arriba”

– “Vamos a ver si bajando por aquí llegamos a los coches”

-“No podemos hay mucha vegetación, vamos a subir a ver si encontramos la pista “

– “ Puf! No nos apetece subir mas……”

– “Ahora ya no podemos ni subir, ni bajar tenemos un gran canchal escondido entre pinos y arbustos que nos lo impide”

 

Nuestra peripecia comienza aquí. Envueltos por rocas y vegetación leñosa, sin ver donde pisamos o ponemos los bastones tenemos que salir del aprieto e intentar volver hacia atrás. Lo conseguimos de forma exitosa, poco a poco, los primeros van abriendo camino y los demás seguimos por el mismo sitio, nos avisamos de los escollos y agujeros del piso y de las ramas que nos pueden hacer daño.

Regresamos por donde hemos venido y reaparecemos en la pista. Seguimos un buen tramo de bajada por ella porque no nos apetecen mas obstáculos, preferimos caminar mas pero en llano. Pero la pista se nos hace muy muy larga y el último tramo de bajada lo hacemos por el sendero marcado en el monte de nuevo.

Las dos de la tarde cuando montamos de nuevo en los coches para volver a nuestra ciudad y antes de abandonar la pista forestal vemos otra de las riquezas de la zona, el ganado vacuno que campa libremente por el lugar.

Ruta para repetir y llegar al final de las dos cuerdas de rocas que se extienden hasta cerca de Duruelo. Ruta para rehacer porque hay muchos compañeros que no han podido venir y les hubiera gustado y los que la hemos disfrutado estaremos encantados de volver.

 

El poeta Pedro Sanz Lallana nos ha dejado una poesía inspirada por este lugar :

 

 

El horizonte se quiebra

una y otra vez

sobre oleadas de pinos y piedras

Y el cielo,

deslomado en valles y barrancos

acuna al niño Duero

que baja despeñado desde su nevero

 

A vuelo de águila

se pierde la vista con asombro

de rincones recién paridos.

Las rocas lunares marcan huellas

de tiempos idos

que gozaron momentos de tierra virgen.

 

Ambascuerdas les dicen

Y son en una

dos espinazos de Cíclope

dos sueños petrificados

dos peldaños a la luna

 

Volveremos a perdernos por esos dos espinazos de rocas con Soria Paso a Paso.

 

Emi.

 

Soria, 13 de octubre de 2018

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Posted by: soriapasoapaso on