CAÑÓN DEL RIO TALEGONES.14/4/2018

En el club de senderismo Soria paso a paso andamos últimamente “encañonaos”.

Si la semana pasada transitábamos por el gran cañón que el Ebro orada al entrar en Burgos, hoy vamos a visitar el mismo accidente geográfico pero en pequeño, con la diferencia de que en el Ebro vimos la intrincada y enrevesada naturaleza que caracteriza estos lugares desde un cómodo y apañado camino y hoy hemos tenido que luchar a brazo partido con ella.

Nos dirigimos a primera hora de la mañana hacia la Comarca de Berlanga dónde vamos a encontrarnos con el Río Talegones y con el sugestivo cañón que éste forma entre Torrevicente y Lumías.

Lumías es un pueblecito situado en las estribaciones de la Sierra de la Pela y Bulejo, que está escondido entre angostos espacios de origen Kárstico y que parece estar adaptado a la fisonomía del cañón. El color de sus construcciones es similar al del paisaje que le rodea, adobe mezclado con piedra e incluso las tejas de sus tejados tienen un rojo deslucido para no destacar en el ambiente. Las repisas de los cortados rocosos estan utilizadas y aprovechadas para palomares o tainas y alguna de estas tainas hoy están reconstruidas y son confortables casas incluso con placas solares.

Además de su arquitectura peculiar y adaptada al medio, el pueblo nos ofrece el sonido del agua que nos atrae en cuanto llegamos y al seguirlo descubrimos una cascada que forma el río en el centro del pueblo y que antiguamente movió varios molinos. Ya tenemos la primera foto de nuestra ruta.

 

Al salir del pueblo, pasamos por una zona de huertos, el suelo está compuesto por barro pisado por ganado y hay emanaciones de agua que salen directamente de la tierra dirigiéndose al río. Pronto tenemos a la vista unos escarpados riscos rojizos con abundancia de aves y un grupo de buitres se lanza a volar desde ellos para darnos los buenos días. Escuchamos los trinos y cantos de muchas aves y nuestros pasos procuran no alterar esta aleación perfecta entre silencio y cantos de la naturaleza. Ya en nuestros primeros pasos del camino empezamos a ver los narcisos silvestres de vez en cuando, porque su color amarillo destaca de lejos en el verde de los prados.

Entramos en la grieta natural del Talegones y los campos de narcisos junto al río hacen la delicia de todo el mundo, el agua discurre rápida en pequeños torrentes, es cristalina y refleja toda la vegetación de alrededor, en la orilla hay grandes chopos algunos con un radio impresionante , arces, fresnos, mimbreras ….todo con brotes diminutos, no tardarán mucho en aflorar .Hoy el color y la viveza se concentran en el suelo, en las campaniformes flores amarillas que han sido las primeras en brotar y que durarán pocos días.

Como Reme ha hecho unas fotos cercanas y superbonitas de estas flores os puedo contar que se trata de “Narcissus pseudonarcissus”. La etimología de la palabra es griega basada en Narkissos, hijo del Dios Río (Cephissus) y de la ninfa Leriope, que se distinguía por su belleza y por otro lado otro de la palabra narkao, (narcótico) refiriéndose al olor embriagador de algunas de sus especies.

Los senderistas disfrutamos mucho de este primer florido tramo, pero pronto tenemos que empezar a pasar el río: Un primer paso sobre rocas grandes puestas en el agua para tal fin, nos lleva a una pradera inundada y dónde los pobres narcisos están ahogados.

El siguiente paso es sobre un fino palo que tampoco nos supone mucho problema pero ya tenemos que caminar mas arrimados a la ladera de la montaña dónde los matorrales y árboles crecen de forma salvaje. Nos encontramos muchas ramas en el suelo, no sabemos si esta poda es humana o natural provocada por la climatología, pero son un verdadero incordio para caminar. Andamos paralelos al río en su margen izquierda, entre un paisaje mágico y húmedo, por un bosque de carrascas y quejigos que parecen añejos cubiertos de musgo y con ramas llenas de agua y podridas, con un suelo muy blando y mojado. Escuchamos en este tramo “ladridos” pero nuestra experta Feli nos cuenta que se trata de algún corzo y alguno hemos visto también en la lejanía.

En la ladera de la montaña encontramos rocas desprendidas y de vez en cuando canchales, que bajan cual torrente pétreo

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Pronto llegamos a un paso insalvable, el río es profundo y la corriente fuerte. Pensamos en descalzarnos y pasar andando, pero nuestro Angel encuentra un camino que sube hacia una gran roca y hacia allí vamos todos. La subida mereció la pena porque en su top encontramos un monumento megalítico digno de ver y un declive hacia el cañón impresionante y vertiginoso.

Desde aquí seguimos por la falda del macizo, cada vez mas denso en arbolado y arbustos, tenemos que llevar mucho cuidado en dónde ponemos el pié porque nuestras botas se deslizan por la ladera pedregosa y húmeda y en atrapar y controlar las ramas para no darnos latigazos unos a otros según vamos avanzando. La humedad lo impregna todo y los líquenes que cubren una vegetación negruzca están más desarrollados y hermosos.

Volvemos al cauce del río y andamos cerca de él nuevamente mientras no se vuelva a interponer en nuestro camino. Y se nos vuelve a atravesar. Esta vez se intenta poner unos troncos sobre el abundante caudal pero tampoco es efectivo por lo que volvemos a subir por el risco en busca de un camino para salvar este nuevo obstáculo. La espesura en este tramo es mas compacta y la salida del cañón hacia arriba tampoco es posible según informa nuestro Sherpa que sube a comprobarlo.

Almorzamos en un canchal después de que nuestros expertos tomaran la decisión de que es mejor volvernos sobre nuestros pasos porque es imposible llegar hasta Torrevicente.

Que bueno sabe el bocata sobre un peñascal, con el estruendo del río en la parte de abajo y con unos rayitos de sol que en ese momento decidieron aparecer para alegrarnos y darnos ánimo.

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Renovados, nos volvemos por las mismas intrincadas laderas y vamos pensando en que tenemos que volver a pasar por los obstáculos del camino que ya creíamos salvados. Subimos y bajamos la pendiente constantemente para encontrar el camino mas despejado posible. Un silbato suena y todos esperamos, dos de nuestras compañeras después de parar a quitarse alguna ropa no nos ven, no saben por dónde hemos desaparecido entre la maleza. Volvemos a su encuentro y todos reunidos de nuevo continuamos el camino a lo largo de la ribera Talegonera. Este suceso sin importancia nos sirve para reflexionar sobre la trascendencia en cumplir las normas durante los senderismos y llevar el silbato a mano.

El único escollo en la vuelta fue bajar el peñasco que se precipita hacia el río, lo que nos pareció fantástico al subir, ahora lo tenemos que bajar justo por el borde del precipicio hacia el río. Jesús se quedó de centinela al filo de la roca y así no veíamos el abismo, lo que nos facilitó mucho el descenso.

La vuelta se nos hizo mas corta y volvimos a recrearnos nuevamente en la biodiversidad del cañón y en el trabajo constante de la naturaleza.

En la entrada del pueblo nos encontramos con tres personas, una de ellas un famoso geólogo que nos cuenta que el río Talegones desaparece mas adelante.

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Antes de abandonar el pueblo, Angel nos dirige hacia una zona ganadera en la que vemos una curiosa taina con el tejado vegetal que a todos nos recuerdan las casas celtíberas de Numancia y ciertamente estamos en tierras de Arévacos, a poca distancia tenemos a Tiermes, ciudad celtíbera primero y posteriormente Romana. De hecho el nombre de Lumías tiene origen en la magia celtíbera .Las lumías eran unos seres míticos de la celtiberia, tipo ninfas de las aguas dulces ,cuya apariencia física aúna caracteres humanos y animales, una preciosa joven con cola de serpiente por ejemplo que vive entre las fuentes que alimentan el río.

Corta pero intensa ruta en la que como dice el artículo de senderismo que hemos leído, hemos puesto en marcha músculos que habitualmente no utilizamos y que al fortalecerlos con esta marcha irregular vamos a mejorar nuestro equilibrio.

Ruta fuerte y de alta resolución para nuestros conductores a los que damos las gracias por su acertado trabajo.

Foto final grupal en el puente sobre este mágico y hoy bullicioso río y guardamos la ruta en nuestras retinas y en nuestro cajón de “repetir”por tercera vez con mas éxito, la primera estaba el río seco y esta vez supercaudaloso, a ver si lo pillamos en su término medio para poder vadearlo sin problema y a la vez disfrutar del paisaje hasta Torrevicente.

Y la semana que viene seguiremos disfrutando paisajes pujantes de agua pero pasamos del sur al norte de la provincia, salimos de las brechas de la tierra para subirnos a la serranía. ¿Os apetece?

 

Emi

 

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Posted by: soriapasoapaso on