Covaloria

Sábado 17 de junio, el día se anuncia con una alerta por elevadas temperaturas, a las 8 de la mañana ya hace calor en Abejar donde nos reunimos Ángel, Ana, Julián, Miguel, Alicia, Rosi, Alberto, Gema, Vicente y Ana M. para dar comienzo a una ruta circular que pasará por Covaloira perteneciente al Municipio de Cabrejas del Pinar.

Saliendo por la gasolinera tomamos una pista forestal, todavía cerca del pueblo encontramos un cartel indicando un coto privado de trufas.
La Trufa Negra es un hongo comestible que crece bajo tierra asociado a raíces de varias especies de árboles como el roble y las encinas Quercus Ilex. Conocido desde la antigüedad por su inigualable aroma, está considerado como “El Diamante Negro” de nuestros montes, debido a su alto valor culinario, a su escasez y a los elevados precios que alcanza en el mercado.
Anualmente se celebra en Abejar la Feria de la Trufa Negra de Soria y este 2017 ha sido su decimoquinta edición con la participación de 28 stands llegados de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana y La Rioja.
Caminamos admirando los hermosos robles que dominan el terreno y a medida que nos adentramos en el monte vamos encontrando cada vez más sabinas, muy diferentes a las que hemos hallado en otras ocasiones, son bastante más pequeñas y el motivo de su escasa envergadura no es otro que la altitud que sobrepasa la que sería adecuada para su desarrollo pero aún así poseen la fortaleza propia de su especie y cuentan ya con muchos años en su haber.
Las sierras azuladas al fondo, el pantano también azul y un tanto menguado, grandes manchas verdes de los pinares, Cabrejas y Abejar… es la panorámica que nos acompaña una parte del ascenso, aromatizado y alfombrado por ramitas de tomillo salsero en plena floración, salvia amarilla e infinidad de pequeñas plantas.

Al llegar al vértice geodésico (la última reseña es de este mismo día 17 -06-2017) situado a 1323 m. en la cima del monte conocido como Cabeza Gorda, se agradece un pequeño alto en el camino para contemplar y fotografiar el precioso paisaje que tenemos ante nosotros, un lienzo de espectaculares colores, entre ellos campos dorados que supongo demasiado prematuros.

Pronto admiramos otro panorama, se divisan los sabinares más extensos de Europa y una balsa de aguas turquesa. Por esa zona está el pueblo de La Cuenca, bien conocido por uno de nuestros compañeros, donde la arquitectura popular y una certera conservación han hecho de él punto obligado de visita.

Accedemos a las inmediaciones de la gruta de Covaloira desde la parte superior del roquedal, descubriendo ante nuestros ojos una monumental pared semicircular y unas vistas impresionantes, incluso un corzo en plena huida.

Bajamos a una terraza y salvando rocas, ramas y troncos de fantásticas formas nos dirigimos hacia la cueva pero al no encontrarla retrocedemos y es al alejarnos cuando podemos divisarla, estaba a escasos metros del lugar al habíamos llegado así que volvemos sobre nuestros pasos.

Antes de llegar a nuestro objetivo localizamos otra cueva y nos detenemos junto a su entrada, a estas alturas del camino y con un sol de justicia sólo pensamos en descansar y reponer fuerzas dando buena cuenta del almuerzo y casi de la escasa agua que aún nos quedaba, contamos con encontrar nuevas reservas en la fuente de un refugio próximo.


Al fin Covaloira, una pequeña gruta, hábitat perfecto para una nutrida colonia de murciélagos que alterados por nuestra presencia planean sobre nuestras cabezas. Una señal de madera indica el nombre y su pertenencia a Cabrejas.

Hace ya mucho calor y acortamos distancias bajando por una corta (unos 200 m.) pero pronunciada pendiente, pronto estamos en una cómoda pista forestal y a ambos lados, durante un trecho, hay preciosos matorrales de jara florecida.
Llegamos al refugio sedientos y cansados, es acogedor y limpio, equipado con mesas, bancos, chimenea, parrillas… y un garrafa de agua que agradecemos infinitamente ya que la fuente de exterior está seca.

Continuamos por la pista pero llega un momento en que nos desviamos hacia el monte para acometer otra subida, que quizá no sea muy dura pero en plena ascensión el calor pasa factura y a algunos miembros del grupo nos resulta difícil seguir al resto de los senderistas y aún queda más de una hora de marcha. Nuestro compañero Ángel se presta muy generosamente a volver con el coche a recoger a los que decidan no seguir la ruta.

El grupo sigue su camino, exceptuando a los tres que nos hemos cobijado a la sombra de una sabina, tras un largo y reparador descanso descendemos hasta la pista a la que llegará Ángel con una botella de agua fresquísima que le agradecemos enormemente, así como el esfuerzo realizado para regresar a por nosotros.
Nos unimos con nuestros compañeros en la cafetería de la gasolinera de Abejar, dando por concluida una ruta, aunque más complicada de lo que esperaba, realmente bonita.

Ana María

7 Comments so far:

  1. Siempre me pierdo las rutas con cuevas. Que rabia. Gracias Ana por relatarnos la ruta, lo que visteis, sentiste is, e incluso olisteis. He disfrutado de veras leyéndolo. .

  2. Aunque realicé la ruta con Ángel y Julián el día que fuimos a explorar la ruta, al leer el relato echo de menos el haberla realizado con el grupo.

  3. Te has dejado el ” esbaron”…. Menuda leche me metí y asi lo acredita el cardenal que me ocupa medioa pierna Jajajaja
    Y también la merendola con cánticos y de todo en honor al cumpleaños de Gema.
    Precioso relato Ana María, y muchas gracias por todo lo que aportas

  4. “Caminar en un métod tranquilo de reencantamiento del tiempo y el espacio”….”Y¿que importa el resultado?. No se hac un viaje.El viaje nos hace y nos deshace, nos inventa”….
    David Le Bretón.
    Ana María …., felicitaciones, con tu relato , me siento genial.

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Posted by: soriapasoapaso on